En su tierra natal
Así disfruta Yolanda Díaz de la playa: luce cuerpazo al sol de Vigo
La política ha emplazado sus días de asueto en su tierra, donde ha sido vista presumiendo de silueta en bikini. ¿Qué hacía?
El verano está dando sus últimos coletazos y son muchos los que apuran sus vacaciones, ante la amenaza certera de que en breve deberán regresar a la tediosa y estresante rutina. Este es el caso de miles de españoles, también de Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, aunque ahora esté de días de asueto. Se lo ha ganado, al menos sí en el terreno personal, pues este año ha sido especialmente convulso para ella. Después de poner punto y final a su matrimonio con Andrés Meizoso, quien había sido su marido durante 20 años, además del padre de su hija Carmela, ha querido centrarse en recomponer su vida, entendiendo que el mejor escenario posible es su tierra natal, Vigo, donde ha estado rodeada de su gente de confianza.
Así ha sido vista por los paparazzi disfrutando de su tiempo libre y relajando su mente de los problemas institucionales y lo que sucede en Madrid, donde la esperan muchos quebraderos de cabeza. Ataviada con un bikini en color verde botella, la política de Sumar ha dejado al descubierto su privilegiada anatomía a los 53 años, cosechando piropos por doquier, más allá de las habituales críticas que arrastra por su papel institucional. Parecía estar en la gloria, como así han destacado desde ‘Ok Diario’, desgranando su particular forma de pasar el día en la playa. Lo hace preocupándose por tostar su piel al sol, aunque confiando en todo momento en la crema protectora para eludir las complicaciones. Además, un libro –‘La broma infinita’ de David Foster- que devoró y su teléfono móvil con el que trasteó fueron su principal entretenimiento, mientras buscaba pasar desapercibida y calmar su cuerpo de las tensiones del día a día.
Parece que Yolanda Díaz se siente en territorio seguro en la playa y no le importa que miradas ajenas se posen sobre ella y su privilegiada silueta. Apareció en la arena con un capazo y una silla en la que descansar sin marcharse demasiado. Con una gorra para proteger su cabeza del sol y su rostro de mirones, también cubrió su cuerpo con un pareo rojo. Pero no pudo evitar dejar en todo su esplendor su cuerpo cobrar protagonismo cuando se daba refrescantes chapuzones en aguas del Atlántico. Eso sí, tuvo la precaución las distintas veces que se adentraba en el mar, de que su pelo no se mojase lo más mínimo. No se zambulló del todo y dejó su cabello recogido en un apañado moño por encima del nivel del agua. También se la vio saciando su apetito en un chiringuito cercano, para después esperar a ver el atardecer y regresar conduciendo su propio coche a casa, tras una intensa jornada playera.
Seguramente Yolanda Díaz no imaginaba que este verano del 2024 iba a ser así. La vida le ha cambiado mucho en los últimos meses y no solo porque sus pretensiones políticas se le resisten. También porque en el amor ha sufrido un traspiés, al separarse de su marido tras 20 años formando equipo y una familia. Llevaban mucho tiempo tratando de sofocar una crisis que amenazaba la estabilidad de su unión, pero en febrero decidieron dejar de luchar y tomar caminos por separado. Carmela, su hija en común, se queda con su madre en Madrid, como así adelantó LA RAZÓN, tras consultar fuentes cercanas al matrimonio: “Díaz llevaba alejada de su marido al menos un año y haciendo vida social al margen de Meizoso. Ya se habían repartido previamente las responsabilidades de la crianza de su hija Carmela”, nos aseguraban. Ahora los planes veraniegos de la política de Sumar son menos lujosos, más tranquilos, pero quizá también más agradables, al poder hacer lo que le plazca sin rendir cuentas a nadie.