El espejo del alma
Arancha del Sol: a su vuelta todo está en su sitio
Al contrario que a otros supervivientes, el rigor de la isla ha respetado sus retoques estéticos con mucha dignidad
Arancha del Sol es una mujer de belleza inusual. Vino al mundo en una familia tradicional, en una villa tradicional y en una tierra hondamente tradicional: Cangas de Onís, en Asturias. Estudió Letras en la capital de España, donde fue elegida Miss Madrid. Catapultada al estrellato de las incipientes cadenas privadas, gracias a su belleza fácil, casi familiar, y su carácter afable, se hizo indispensable en todo tipo de programas e icono de Telecinco. Extremadamente discreta con su vida privada (en una época extremadamente indiscreta), sorprendió al mundo con el anuncio público de su compromiso matrimonial con el torero Finito de Córdoba, paradigma del anonimato y de la mesura.
Tras una boda tradicional, clásica y precursora sin saber entonces lo del lujo silencioso y nada ostentoso, Arancha se dedicó en cuerpo y alma y con los cinco sentidos a su familia. La entrega a sus dos hijos y la aparentemente buena relación con su marido acentuaron su discreto misterio. Dejaron Madrid por Córdoba y, cuando estaba a punto de convertirse en mito lejano con un estilo de vida envidiable, apenas ensombrecido por algún revés de su marido, que a punto estuvo de ser entronizado como califa del toreo, Arancha, reaparece inesperada y triunfalmente en el exitoso y loco programa «Supervivientes».
Volvió y, además, más guapa que nunca. Es de las personas que le favorecen los años. No es por quitarle mérito, pero también vivir en el campo, sin madrugones, estrés, horarios y calendarios, ayuda a la belleza sin necesidad de artificios, aunque algo sí se ha tocado. El tiempo, mejor o peor, pasa para todos. Está tocada y retocada, pero con muchísima naturalidad .
Le veo la nariz mas respingona y pequeña, debido a una rinoplastia que se realizó hace un tiempo. También lleva bótox en la frente y en la cola de los ojos, y quizá una blefaroplastia sin cirugía de última generación que, en una sola sesión, sube el párpado de manera sutil. También está más afinado el rostro, pero sin flacidez. Deben de haberle inyectado hidroxipatita cálcica para marcar mandíbula.
Expulsada del concurso, enfadada y reconciliada con su marido, delgadísima, resplandeciente y más guapa que nunca, parece haber alcanzado la inmortalidad en nuestro inconsciente.
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