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Sí, porfa, menos gritos y más susurros
“Los que llegan al poder son los peores”, afirma el economista Juan Ramón Ballo
Juan Ramón Rallo, economista, autor del libro «Anti-Marx» (me imagino que no será anti Groucho), sentencia en una entrevista: «En la política hay una selección adversa muy clara: los que llegan al poder son los peores». ¿Se podría añadir los más guapos? ¿Y los que mejor modulan la voz a la hora de engañar? Digo lo de la voz porque Jorge Bustos nos ha ofrecido en «El Mundo» una clave sobre cómo Él aflauta el tono en su discurso: «Modula la voz hasta licuarla en un hilillo de dulzor fónico sólo al alcance de una teleoperadora erótica. El amor que ofrece la teleoperadora es mentira y las promesas de Pedro también».
Lo de la teleoperadora de línea erótica me parece un hallazgo. Santiago González también incide en la voz presidencial: «Todo ello modulado con ese tono engolado y lamerón que ha convertido en marca de la casa y con el que desliza las mentiras más gordas de su repertorio». El adjetivo «lamerón» refuerza la metáfora teleoperadora. Dudas: ¿Se impondrá entre los políticos el asesor/logopeda que les ayude a conseguir ese tono de voz embaucador y cachonduelo? Cara a las elecciones, ¿abrirá la Moncloa una línea erótica para atención y consuelo de onanistas solitarios que dudan entre la abstención del Club de los Desencantados (Sabina, Víctor Manuel, Miguel Bosé…) y la tentación perversa de votar al PP?
¿Modificará Feijóo su voz para alcanzar tonillos susurrantes, cálidos y excitantes? ¿Alcanzará Cuca Gamarra la voz caliente y seductora de Marilyn entonando el «happy birthday» a Kennedy? Pero no nos pongamos sublimes: quizá lo que el español/española entiende por erotismo ha decaído. Ahí está la frase de una concursante de “«First Dates» a su cita: «Aprovéchame, que llevo las bragas limpias». Ojo.
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