Aniversario
La boda a tiros y el amor tóxico de Madona y Sean Penn
Se conocieron en el set de “Material Girl” y se casaron a los seis meses
El 13 de febrero de 1985 quedará marcado en la vida de Madonna y Sean Penn para siempre. La pareja se conoció en el set de rodaje de “Material Girl”. Ella, emulando a Marilyn Monroe en “Los caballeros las prefieren rubias”, lucía un vestido fucsia; y él era ya entonces el actor de moda, el nuevo “rebelde sin causa” según la revista “Rolling Stone”.
Para impresionarla, la saludó con un insulto; ella diría después que se sintió “ultrajada por sus malos modales”, también que para los dos fue amor a primera vista. La táctica funcionó y desde entonces se conocieron en la pareja más tóxica de Hollywood.
El hermano de Madonna, Christopher Ciccone, relata en sus memorias que, después de la grabación del videoclip, Penn fue a la casa de un amigo. Estaban leyendo un libro de citas, y eligió una frase al azar: “Tenía la inocencia de una niña y el ingenio de un hombre”. Pensó en ella. El amigo le animó a que fuera a buscarla.
Su primera cita, el 13 de febrero de 1985, fue en Private Eyes, un club neoyorquino tapizado de televisores y cintas de VHS que reunía a lo más cool de la época. Ella misma llamó a los paparazzi esa noche. Un error ya que Penn odiaba ser objetivo de la prensa, como él mismo reconoció años después a Larry King. De hecho, en alguna ocasión el actor acabó a golpes con los fotógrafos, a tirarles piedras y hasta a colgar a alguno de ellos de los pies desde la ventana de un hotel. En su boda con Madonna, no dudó en dispararles a los helicópteros que informaban del enlace.
“Bienvenidos a la remake de Apocalipsis Now”, fue la frase con la que Penn recibió a los invitados a la boda, seis meses después de la primera cita. El 16 de agosto de 1985 Madonna también celebraba sus 27 años y el actor, 25 al día siguiente. Dos Leo, el signo de los egos.
La pareja se habían comprometido tres meses antes en Nashville, donde él rodaba “At close range” (1986). Madonna cantó para esa película la exitosa “Live to tell”, que incluiría en “True Blue”, el álbum que le dedicó a su marido, “el hombre más cool del Universo”.
Para evitar el acoso de la prensa, la boda se celebró en Malibú, en la mansión de un amigo del actor y los invitados fueron invitados tan solo 24 horas antes. Pero alguien filtró la ubicación. La ceremonia duró cinco minutos. Hubo intercambio de anillos, un beso y un intento inútil del actor por hacerse oír cuando intentaba un brindis por la cantante. Fue entonces cuando armado con un 45 disparó contra los helicópteros mientras Madonna le rogaba que parara.
No tardaron en ser apodados “Poison Penns” (los venenosos Penn) por los continuos altercados contra la prensa. Los medios habían comenzado a llamar a Sean “Mr. Madonna”, un golpe bajo a la autoestima del actor que él respondía dándole lecciones de teatro a su mujer y golpes a los fotógrafos.
“Sean es salvaje, probablemente muera joven”, decía por aquel entonces la “Ambición rubia”. En abril de 1986, la revista “People” reveló que el actor atacó con una silla al productor y compositor David Wolinski en un local nocturno de Los Ángeles porque se había acercado demasiado a su esposa al saludarla. Wolinski, que era amigo de Madonna, presentó cargos, y Penn tuvo que pagar una multa.
En junio de ese año, visiblemente alcoholizado, la empujó contra una pared del club The Pyramid en medio de una fuerte discusión; a los gritos, la acusaba de serle infiel y seguirse viendo con sus antiguos amantes, según relata Christopher Andersenen la biografía no autorizada de la cantante. Los episodios de violencia en público y los tremendos arranques de celos de Sean, se sucedieron.
Según varios de sus biógrafos, a fines de 1987, tras cuatro días sin dar señales de vida, Penn se apareció en el departamento que compartían cerca de Central Park exigiéndole a Madonna que cocinase un pavo por Acción de Gracias. Ella le respondió conlos papeles de divorcio. Doce días después, cancelaron los trámites. Trataron de resucitar la pareja, y hasta hicieron planes para tener un hijo, pero la tensión era insostenible: Penn no toleraba la amistad de la cantante con la actriz bisexual Sandra Bernhard. “Madonna era más famosa que él, ganaba muchísimo más que él y ahora le refregaba en la cara un affaire lésbico –dice un amigo en su biografía no autorizada–. Su frágil ego masculino simplemente no lo pudo soportar”.
Para la Navidad de 1988 ya no vivían juntos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar