Bigote

Teresa Campos no comparte su inmenso dolor con nadie

Digan lo que digan sus hijas y sus amigas, la Campos no pasa olímpicamente de su expareja. La herida, en cierto modo, sigue abierta

María Teresa Campos
María Teresa CamposDavid FernándezAgencia EFE

El fantasma del pasado está afectando a María Teresa Campos más de lo que ella esperaba. Edmundo Arrocet sabe tocar las teclas precisas para hacer daño a su ex Teresita. Y llamarle mentirosa delante de toda España es una ofensa difícil de ignorar. La veterana periodista ha recibido una estratosférica oferta para sentarse en un plató de televisión y contestar a Bigote. Pero no quiere excesivos conflictos que afecten aún más si cabe a su estado de salud.

Porque, digan lo que digan sus hijas y sus amigas, la Campos no pasa olímpicamente de su expareja. La herida, en cierto modo, sigue abierta, es imposible olvidar tanto agravio, aquel adiós sin excusas ni explicaciones. Pasa el tiempo pero el dolor permanece.

Y Maritere lleva la procesión por dentro, es como un estigma que azota su cerebro y su corazón. Los cinco años que compartió con Edmundo le traen, también, muy buenos recuerdos. No es que fuera el hombre de su vida, pero casi.

María Teresa Campos y Edmundo Arrocet
María Teresa Campos y Edmundo ArrocetKMJ/KMAGTRES

Ahora regresa con aires de revancha, con ganas de hablar y desvelar lo que no reveló desde que se fue, ¿huyendo?, del casoplón de su “morita”, como él la llamaba con un cariño que se fue difuminando con los años.

Teresa y sus dos hijas tiemblan al pensar todo lo que puede salir de la boca de Arrocet desde la casa de ‘Secret Story’, el reallity en el que el humorista es el participante más polémico. La audiencia tiene ganas de carnaza, y Bigote parece dispuesto a darla.

De momento, el contraataque vino de la mano de la emisaria especial de Teresa, su hija Carmen Borrego, que ahora pretende ir de loba en su redesembarco en ‘Sálvame’. Allí puso el audio que Edmundo le envió a su madre, despidiéndose de ella por WhatsApp. Empieza una guerra sin treguas. El morbo está servido.