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La crónica de Mariñas: Amador Mohedano y la Benito, nuevos personajes
Surgieron de la nada, vienen de extractos muy humildes, pero sorprendentemente ya encabezan rankings, listas, adicciones y críticas
El verano concluyó con dos nuevos protagonistas. No son gente nueva o desconocida pero ya están apuntados a los grandes protagonistas de la temporada. Ellos sí son creíbles, aunque parezca lo contrario, y no ese recién llegado que pretende -por eso que no quede- colocarse socialmente asegurando que le compraba las libretas a Rocío Jurado. Vivir para ver. De algo hay que sobrevivir y ganar posiciones entre los vips. Estoy realmente pasmado ante semejante personaje tan oportunista. Me deslumbra y no le calculo mucha duración. Es la herencia que nos queda de la estación rematada y que no proporcionó grandes momentos como no sea esta locura, ligereza social o casi despropósito.
Madrid vuelve a lo de siempre, al orden con concierto. Gusta lo establecido. Ya saben, discreción, una cierta elegancia exagerada y buenas maneras. Es lo que nunca muere y eso nos permite seguir adelante como también lo hacen los dos nuevos y sorprendentes protas del corazón. Son Amador Mohedano y Rosa Benito. Surgieron de la nada, vienen de extractos muy humildes, pero sorprendentemente ya encabezan rankings, listas, adicciones y críticas. Hay para todos los gustos y yo opto por dejar que el tiempo actúe y resuelva. Es una cómoda forma de no tomar partido, significarme o meter la pata aunque tengo mi propia opinión que me reservo. Soy así de cínico que es la mejor forma de no quedar desfasado. Si los recién llegados cuajan y logran impactar habrá que escribir de “antes y después”.
Surgirán dos Madriles bien distintos y extremos a ver si logran perdurabilidad. Veremos cuál cala más y arrasa con lo ya sabido. No le viene mal a Madrid este refresco rejuvenecedor. A ver cuál cala más y logra más influencia en una sociedad siempre deseando cambiar sin perder estilo ni olvidar sus tradiciones. Eso es Madrid y debemos aplaudirlo, sostenerlo, apoyarlo y mantenerlo. Por eso arriesguémonos por Rosa y Amador -al que la inolvidable Rocío siempre llamó Amadó-, que aportan bastante cinismo, arrogancia, incluso hasta cierta modernidad y frescura. ¡Qué falta nos hacen! No hay que cambiar, pero sí ponerse al día.
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