Influencers
¿Por qué la ¿ruptura? de Dulceida y Alba es casi asunto de estado?
Descubre las claves de una historia que no solo revoluciona las redes, sino también «Sálvame»
¿Cómo se habla de una ruptura que no lo es? Con mucho tacto, por supuesto, pero también con mucha incertidumbre, pues la noticia ha llegado en tres actos de surrealismo creciente. El lunes Aida Doménech, más conocida como Dulceida, paralizaba las redes sociales al anunciar que Alba Paul y ella se estaban tomado un tiempo. Por si estás arqueando la ceja: «Tomarse un tiempo» no es sinónimo de separación. «Grabo esto sin muchas ganas de hacerlo, pero llevamos muchos días recibiendo comentarios muy feos y con exigencias. Alba y yo no estamos pasando un buen momento en nuestra relación, por lo que hemos decidido pasar este mes separadas», explicaba la «influencer» en sus redes. Muchos de sus seguidores y detractores parecían no comprender la necesidad de hacer un comunicado sin tan siquiera haber roto de forma definitiva. «Si estuviéramos hablando de personajes no públicos, podríamos llegar a verlo con extrañeza o como algo frívolo, ya que estaríamos valorando la situación desde un rol personal en el que entendemos que es una noticia de carácter muy íntimo y reservado para el entorno privado, y que se merece una cuidada comunicación. Al ser personajes públicos, sin embargo, muestran su rol profesional, no personal», explica Aída Rubio, directora del Servicio de Psicología y Psicóloga Sanitaria en TherapyChat.
Veinticuatro horas después de la primera sacudida, llegaba la segunda noticia bomba. Tal y como la propia Dulceida confirmaba, Alba Paul y ella jamás llegaron a formalizar su unión en el Registro Civil. El tercer acto se divide en dos escenarios diferentes. Dulceida está en Ibiza, donde su agencia de representación, Inmanagment, ha alquilado una villa para que los representados disfruten del verano y generen contenido. Allí le acompañan también su íntima amiga Madame de Rosa (representada por su agencia), su inseparable hermano, Àlex Domenech (ídem), y su madre, Anna Pascual (gerente de la agencia). Mientras tanto, Alba (sí: Inmanagment también la representa), tras pasar unos días en Barcelona, se ha trasladado a la Costa Brava, donde su familia tiene una casa. «Hemos decidido tomarnos ese tiempo para ver si se puede arreglar. Yo confío en que sí», comenta esperanzada. Por su parte Dulceida se encargaba de explicar por qué en sus perfiles no encontraremos ni lágrimas ni caras largas. «No sabemos qué va a pasar. Es algo muy nuestro y por eso os pido que nos respetéis. No somos de poner nuestras penas por aquí, por lo que compartiremos lo que hagamos y los momentos buenos». Para comprender esta singular forma de vivir un distanciamiento, volvemos a recurrir a Aída Rubio. «En el caso de los influencers, debemos entender que su producto es un modo y un estilo de vida, por lo que deben manejar muy bien cómo muestran su vida personal para seguir progresando profesionalmente, pero sin salir demasiado dañados en el intento. Entiendo que comunicarlo por stories ha sido el punto en el que han encontrado este balance, dando por supuesto que su vida personal acabará trascendiendo y que el daño personal sería mayor si no fueran ellas quienes controlan esta comunicación», asegura. No se equivoca: el poder de las expertas en el manejo de redes radica en conducir su propia narrativa para que ni los rumores ni los medios de comunicación marquen el devenir de la historia. Tal y como Alba y Dulceida aseguran llevaban tiempo recibiendo mensajes que en momentos tan difíciles como estos resultan dañinos, sino que estaban destinados a privarles del control de su historia.
Boda-no-boda
Hay quienes se sienten estafados por la boda-no-boda de la pareja, quienes aseguran que si rompen, dejarán de creer en el amor e incluso quienes son incapaces de comprender que tras dar la noticia, continúen mostrando momentos de felicidad en las redes. «Los personajes públicos tienen la desventaja de vivir mostrando en sus redes de una manera constante su vida, y no pueden dejar de hacerlo aunque se encuentren pasando por un bache personal», comenta Aída Rubio, directora del Servicio de Psicología y Psicóloga Sanitaria en TherapyChat, que incide en que si algo bueno tienen las personalidades públicas es que poseen una mayor objetividad ante las imágenes que pueda mostrar su pareja en redes. No sabemos si la pareja se recuperará o si romperá definitivamente, pero son dos cosas las que nos quedan clarísimas: la primera, que no es el momento del adiós y, la segunda, que no se van a divorciar…
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