Rompecorazones

Taylor Swift y su monetización del... ¿desamor?

La cantante, de gira por todo el mundo, presenta nuevo disco en octubre.

US singer-songwriter Taylor Swift performs during the Eras Tour, at MetLife Stadium in New Rutherford, New Jersey,
US singer-songwriter Taylor Swift performs during the Eras Tour, at MetLife Stadium in New Rutherford, New Jersey, SARAH YENESELAgencia EFE

Ya ha anunciado Taylor Swift la fecha de estreno de su próximo disco, «1989 Taylor’s version»: el 27 de octubre. Lo anunciaba proyectando la imagen de la carátula en las pantallas durante su último concierto en EEUU de su gira The Eras Tour. Precisamente con esta gira llegará a España el 30 de mayo del próximo año y la polémica está servida por el precio de las entradas: agotadas como están, ya solo se pueden encontrar en reventa a precios que van de los 600 euros, las más baratas, a más de 6.000. Y es que la Swift despierta pasiones. La que podría haber encarnado a Barbie perfectamente si Margot Robbie no hubiese podido, por lo que fuera, tiene toda una legión de fans que, ahora mismo, lloran por los rincones, como la Zarzamora, porque no han podido hacerse con una de esas entradas. Hacía diez años que no pasaba por aquí y, en apenas una hora desde que salieron a la venta las localidades, ya se había activado la reventa a precios desorbitados. Sus admiradores se tiraban de los pelos porque no iban a poder ser una de las 70.000 almas afortunadas que corearán sus canciones a voz en grito en el nuevo Santiago Bernabéu. Esas canciones que a la Swift le ahorran el psicoanalista. Como si de una Paquita la del Barrio sofisticada y esbelta se tratara, la de Pensilvania les dedica canciones a sus exparejas (Joe Alwyn, Jake Gyllenhaal, Harry Styles o Joe Jonas, John Mayer y Taylor Lautner, entre otros) como el resto de los mortales lanza indirectas en las redes. Es el peligro que tiene salir con la cantante, que, a la que la dejas, te ha dedicado una canción y tienes a un estadio de futbol lleno de criaturas enfervorecidas coreando tu desengaño en estribillos pegadizos y moviendo la cadera. A otras, menos talentosas y menos rubias, nos toca lamernos las heridas sin poder convertirlas en número 1 en las listas de éxitos. Ni en varios ceros a la derecha en nuestra cuenta corriente, todo sea dicho de paso. A eso llamo yo monetizar el desamor. Que a lo mejor, esto es solo especulación, ahí está el secreto y necesita novios guapos, noviazgos exprés y rupturas constantes para inspirarse, y de ahí su agitada vida sentimental. Cada uno tiene sus métodos para crear. No la juzgo, yo solo fabulo.

Eso sí, he cotilleado su instagram, que cuenta con más de 270 millones de seguidores, y ya se encuentra ahí la portada del disco, una foto de la artista y unas gaviotas con el 1989 en blanco, y casi siete millones de usuarios han dado ya su like. En la publicación se anuncia ese 27 de octubre como la fecha en la que saldrá el álbum, y señala que ese disco, 1989, cambió su vida. Así que es este un lanzamiento muy especial para ella. Para ella y para sus fans, que la siguen e idolatran hasta el punto de ser capaces de leer señales que pasarían desapercibidas para el común de los mortales.

Por poner un ejemplo: sus seguidores deducían que iba a hacer el anuncio del lanzamiento de la reedición porque la artista había elegido tres vestidos azules para interpretar algunos de los temas. ¡Tres vestidos azules igual a anuncio de disco! Con ese nivel de minuciosidad en el escrutar, la pobre no se puede permitir ni rascarse la oreja sin que eso parezca indicio de que va a dejar al novio, sacar otro disco o activar Defcon 2. Debe ser agotador ser Taylor Swift, siempre tan rubia, tan sonriente, con novios tan guapos y las entradas agotadas.