Homenaje
Michael J. Fox, la gran ovación: de chico enclenque a titán en Hollywood
El actor se llevó el aplauso más fuerte de los Premios Bafta. Llegar hasta aquí no ha sido nada fácil
Nadie habría apostado un dólar por este actor nacido en Canadá hace 62 años. Sin embargo, los Premios Bafta, celebrados en Londres el domingo, la ovación más larga y sonora fue para él. Michael J. Fox estaba nominado por el documental sobre su vida y además fue el encargado de entregar el premio a la mejor película, "Oppenheimer", la gran triunfadora de la noche en cuanto a nominaciones. El Parkinson le obligó a subir al escenario en silla de ruedas y fue en ese momento cuando el público del Royal Albert Hall se puso en pie para rendirle un homenaje con un aplauso por su fortalece. El actor también incorporó y sujetándose al atril, pronunció un breve discurso: "Hay una razón por la que dicen que las películas son mágicas: porque las películas pueden cambiar tu día. Pueden cambiar tu aspecto, a veces pueden cambiar tu vida", dijo.
Detrás, emocionada, estaba su mujer Tracy Pollan, con la que lleva 35 años casado. El actor no ganó el premio, pero saberse nominado fue ya su mejor regalo. "La vida de Michael J. Fox" cuenta la realidad a la que se enfrenta con esta dolencia que padece desde 1991. El diagnóstico le llegó en pleno rodaje de Regreso al futuro, la exitosa saga de ciencia ficción con la que se dio a conocer. Han pasado 33 años y el intérprete es un referente en la búsqueda de una cura para esta enfermedad neurodegenerativa. En 2000, Michael J. Fox lanzó una organización a su nombre para financiar programas de investigación, que ha reacudado más de mil millones de dólares. Un compromiso por el que recibió un Oscar honorífico a su trayectoria en noviembre de 2022, pese a su retirada del cine anunciada dos años antes.
El actor ha superado todos los pronósticos de sus médicos. En el momento del diagnóstico le advirtieron que en diez años ya no podría trabajar. No había cumplido aún los 30, tenía un hijo pequeño y estaba en la cima de su popularidad. Sin embargo, a principios de 2016, el actor se despidía de su papel de Louis Canning en la serie "The Good Wife", que llevaba interpretando desde 2010.
"Me diagnosticaron Parkinson hace 25 años, y se suponía que solo iba a poder trabajar otros diez años. A estas alturas ya debería ser prácticamente discapacitado, pero la realidad no podría ser más distinta. La situación no podría ponerse peor, y aun así todavía puedo ir al supermercado", explicó entonces.
Se esforzó por mantener el equilibrio más allá de sus fuerzas y encontró en la meditación una forma de mitigar algunos de los síntomas, como los temblores. También ha enseñado a sus cuatro hijos a convivir con la enfermedad. "Han crecido con esto. Es lo único que conocen, y creo que si les pidieras que me describieran, el hecho de que padezco párkinson seria la novena cosa que nombrarían".
"No hay mejor momento que el futuro"
Nadie habría vaticinado que este hombre, que llegó a la industria del cine con aspecto más bien canijo, algo enclenque, alcanzaría el estrellato del modo como lo hace, compitiendo con el indómito Mickey Rourke, por nombrar uno de solo de los actores que arrasaban en la época. Su primer éxito le llegó con Enredos de familia, una serie sobre un matrimonio de hippies de los sesenta cuyos hijos resultan ser mucho más conservadores y tradicionales que ellos. Su carisma provocó que a mitad de la primera temporada su personaje, Alex P. Keaton, pasase al centro de la narración, convirtiéndose en la comedia más popular. Ronald Reagan decía que su favorita.
Un temblor incontrolado en el dedo índice, que él achacó a una mala resaca, levantó la primera sospecha. “Mi mano no sostenía nada en absoluto. El temblor era el mensaje”, escribió en sus memorias. Un año después tuvo la respuesta: Parkinson. Una enfermedad neurodegenerativa que solo en su país sufre un millón de estadounidenses. El dolor le sumió en una espiral de autodestrucción que consiguió superar gracias a su familia.
Durante años trabajó como activista infatigable a través de la Fundación para la Investigación que lleva su nombre. No ha sido fácil llegar hasta aquí, como detalla en el documental. Los síntomas son cada vez mayores y la evolución del Parkinson le han hecho pensar en la muerte. Sin embargo, su ejemplo es una elección de supervivencia en el competitivo Hollywood y, como dice en sus memorias, "no hay mejor momento que el futuro". Por eso su ovación en los Premios Bafta resultó más conmovedora
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