Madres e hijas
Katie Holmes y Suri Cruise, su mini yo. ¿Es saludable tanto parecido?
La genética ha puesto mucho de su parte, pero ¿es natural que ambas vivan al unísono?
A Suri Cruise, hija de Tom Cruise y Katie Holmes, la hemos visto crecer. Casi diríamos que hemos participado en su crianza porque viendo a su madre imaginábamos cómo vestiría la pequeña o qué haría.Y la intuición no fallaba. No por sabia, sino por resultar algo obvio.
En su álbum fotográfico se repite una imagen tan cargante como su titular: "Madre e hija: como dos gotas de agua en las calles de Nueva York". La frase es verídica. Suri es su viva imagen. Misma forma de vestir, idénticos gustos en sus postres, una sola forma de caminar y de mostrarse cómplices y entusiastas. Visten informal, aman las gorras, escogen prendas vaqueras y calzan botas y deportivas. ¿Es saludable? ¿Dónde queda la rebeldía adolescente? ¿Para cuándo nos sorprenderá con su propia identidad?
La hija del actor Tom Cruise, que estuvo casado con Katie Holmes desde 2006 a 2012, está a punto de cumplir 18 años. Será en abril. La niña que hemos conocido desde su nacimiento ha crecido rápidamente y ahora ha elevado el tono de su maquillaje y acentúa sus labios con un lápiz labial. Como Katie. Se comportan como un par de amigas tomando un café o de compras por la Gran Manzana. La joven estudia en un colegio privado y asiste a clases de canto. Si opta por estudios universitarios, puede que sea el momento en el que madre e hija rompan su cordón umbilical.
La genética ha puesto mucho de su parte. Eso es evidente, pero ¿tanto parecido es solo una cuestión de herencia o algo estudiado por parte de la madre? ¿Se esfuerza Katie por ver en Suri el eco de su propia biografía? ¿Cuánto hay de vanidad en aparentar ser dos gotas de agua cuando una aún es una niña y otra va por los 45 años? Un psicoanalista se entretendría con el asunto varias horas y podría vaticinar ese primer choque si la hija escoge un camino diferente al que hasta ahora le ha ido marcando su madre o cuando la edad haga que esa ligera diferencia se transforme en un abismo.
Hay mucha literatura en torno a ese vínculo materno filial, casi siempre complejo. Cualquier niña encuentra en su madre punto de referencia sobre el que construir su propia identidad, pero antes suele pasar por diferentes etapas, incluidas algunas de contradicción y distancia, sin que esto debilite la conexión.
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