La influencer y empresaria italiana, Chiara Ferragni, tiene claro cuáles son sus prioridades: "Defender a mi familia. Tuve un éxito mayor que lo que podía haber soñado. Ahora me siento frágil, pero me cuesta hablar de ello". Además, ha hecho hincapié en que su objetivo es "mantener los problemas dentro de los muros familiares".

El pasado 20 de febrero se conoció que la pareja formada por Chiara y Fedez se había roto. Incluso, se aseguró que el rapero había abandonado el domicilio familiar y había puesto rumbo a Miami. "Lucho, porque si te dijera lo frágil que me siento, me percibiría aún más débil, aún más atacable", explica al citado medio.

Los problemas comenzaron para la empresaria cuando, el 15 de diciembre, la Agencia Antimonopolio sancionó a dos empresas propiedad de Ferragni por "práctica comercial desleal", al publicitar el pandoro (dulce típico italiano) diseñado por Ferragni y haber dado a entender a los consumidores que al comprarlo contribuían con un fin benéfico. "Me quedé completamente en shock", añadía, antes de asegurar que "me enteré de las noticias por las agencias, al mismo tiempo que todos los italianos. Era viernes, y pasé el fin de semana encerrada en casa, con el mismo chándal, leyendo terribles tuits sobre mí y preguntándome: '¿Qué está pasando?'".

Ferragni se disculpó públicamente asegurando que no volvería a hacer "operaciones que mezclaran publicidad y caridad" y que donaría un millón de euros al hospital Regina Margherita de Turín y recurriría la sanción. Ferragni siente haber sufrido el acoso de los medios: "Durante dos meses hablaron de mí como si fuera una criminal y encarnara todos los males de este país. Estoy acostumbrada a ser un personaje divisivo, a tener gente que me apoya pero también enemigos. Es parte del juego, pero buscar noticias negativas, incluso noticias falsas, cada día desear mi derrota, era demasiado para mí".