Funeral
La razón por la que Constantino de Grecia fue enterrado sin su corona de rey
Fue el último monarca heleno, y tras la caída del sistema, se vio obligado a exiliarse
Aunque se trataba de un funeral privado y sin honores de estado, por decisión del Gobierno griego, el último adiós a Constantino de Grecia reunió en la Catedral Metropolitana de Atenas a más de 70 miembros de las principales casas reales europeas, incluyendo, por supuesto, a la española. La familia del Rey Felipe VI se reunió casi al completo para despedirse del hermano de la Reina Sofía, el último monarca heleno que, tras la caída de la Corona, tuvo que marcharse al exilio. De hecho, murió con nacionalidad danesa, adoptada gracias a su mujer, Ana María de Dinamarca.
Constantino de Grecia pudo pasar los últimos años de su vida en su tierra natal por su condición de ciudadano de la Unión Europea, pero lo cierto es que nunca se le devolvió su nacionalidad original.
Este doloroso episodio fue algo que siempre pesó en la vida de Constantino de Grecia, y seguramente sea la razón por la que él mismo pidió ser enterrado sin su corona de rey, tal y como suele ser habitual. En su ataúd se encontraban diferentes emblemas, como la bandera griega, las insignias de la Orden del Redentor, de la Orden de las Santas Olga y Sofía, la medalla del centenario de la Monarquía helena, las insignias de la Orden del Elefante y Dannebrog y el collar de la Orden del Toisón de Oro. Además, también se colocó la medalla de oro olímpica que ganó en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960, pero ni rastro de su corona.
La cuenta de Instagram especializada @spanishroyaljewels asegura que fue el propio Constantino de Grecia quien pidió que la joya se quedara al margen, con todo el significado que ello conlleva. Parece una forma de renunciar a su propio pasado como monarca, quizás un autocastigo por los errores cometidos.
Constantino de Grecia apoyó el golpe de Estado de los Coroneles en Grecia el 21 de abril de 1967, una postura que enfadó al pueblo heleno y que precipitó la caída de la monarquía y el posterior exilio de su familia. Tanto se arrepentía de aquella decisión que, el 23 de febrero de 1981, en el intento de golpe de Estado en España, telefoneó rápidamente a la Reina Sofía para alertar al Rey Juan Carlos de que frenara la sublevación militar si no quería correr su misma suerte...
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