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LGTBI

¿Cervantes y Azaña eran gays?, la historia sale del armario

Un libro estudia la posible homosexualidad de personajes españoles, desde la Edad Media al siglo XX, y enciende una polémica: ¿se silenciaron en su día o se airean con poco fundamento ahora?

Personajes historicos que podrian salir del armario La RazónLa Razón

En julio de 1991, Daniel Eisenberg publicaba un artículo llamado a ser polémico. Este hispanista, especialista en Cervantes y Lorca, profesor en la Florida State University, se atrevía a romper un tabú en los estudios sobre la cultura española. En «Research Topics in Hispanic Gay and Lesbian Studies», Eisenberg planteaba una serie de nombres del mundo de las letras, las artes, la religión y la política, desde la Edad Media hasta el siglo XX, de los que no se había analizado su probable homosexualidad. El propio autor reconocía que en algunos casos existían dudas por falta de documentación, pero en otros casos los historiadores, especialmente los españoles, habían decidido mirar hacia otro lado y citaba casos como los de Tirso de Molina, El Greco o el conde de Villamediana.

El activista y escritor LGTBI Ramón Martínez sigue esa senda, aunque con un importante volumen de documentación histórica y se adentra en un recorrido por la historia de España, de Juan II de Castilla a Goya pasando por Cervantes en su libro «Maricones de antaño. Historias LGTB de la Historia», publicado por Egales. El autor, en declaraciones a LA RAZÓN, reconoce que «la idea de este libro es que hemos investigado mal o ni siquiera hemos investigado porque era un tabú. Pasa mucho y es una constante que cuando mencionamos a personajes menores de la historia sí que es posible la duda. En otros está más claro, como Andrés Siciliano, un joven al que quemaron en la hoguera en el siglo XVI, pero no así en Goya o en Cervantes a quienes se consideran patrimonio cultural de nuestro país. Dudar de la sexualidad de estos personajes parece que cuestiona toda la cultura en general. Poner en cuestión lo que sabemos de Cervantes pone en duda lo que sabemos de mucha otra gente porque los tenemos como modelos para muchas cosas».

Tanto en el artículo de Eisenberg como en el libro de Martínez se tiene la certeza de que muchas fuentes han ido desapareciendo, en ocasiones de manera interesada, con el paso del tiempo. «Uno de los grandes problemas es la conservación de documentación. Hay muchas cosas que no se han conservado porque se ha evitado que así sea y que nadie la recuerde», dice el especialista. Hay muchos casos en ese terreno y uno de los más simbólicos sigue siendo un misterio. Se trata del conjunto de documentos que Rafael Martínez Nadal, el amigo y confidente de Federico García Lorca, llegó a reunir y guardar y que todavía no han visto la luz, pese a que ya hace mucho tiempo del fallecimiento del guardián de los secretos guardianos. «Hay mucha información que no se ha registrado. Una de las labores de quien hace historia o analiza el devenir de la cultura es plantear las dudas y saber estudiar los documentos que hay como aquellos que pueden faltar. Es saber leer en los huecos esta historia», afirma Martínez.

«Autorretrato», de Francisco de Goyalarazon

Precisamente eso es lo que ha hecho, para este especialista, que «damos por hecho que un personaje histórico es heterosexual, aunque no haya pruebas». A este respecto, un buen ejemplo es el de Francisco de Goya. Ramón Martínez cree, a este respecto, que la correspondencia entre el pintor y su amigo Martín Zapater es muy explícita. «Siempre se ha dibujado una imagen de Goya como un mujeriego, con sus historias con la duquesa de Alba, aunque no hay documentos que así lo prueben. Tenemos esos rumores de mujeriego, pero estas cartas a Zapater nos plantean una duda razonable, con esta conversación guarra entre dos señores. Son el el sexting de la Ilustración».

En el caso de Eisenberg, el estadounidense cree que se debería estudiar con más detalle a una serie de nombres de los que hay indicios para sospechar de que eran homosexuales. Entre ellos apunta a Luis de Góngora: «Una lectura homosexual de la poesía de Góngora, y la furiosa polémica que provocó, es muy necesaria. Su ostentosamente complejo “Soledades”, donde se compara al joven protagonista alienado con Ganímedes, fueron sin duda leído por su contenido homosexual codificado».

De un contemporáneo del poeta cordobés, Eisenberg nos asegura que «la homosexualidad del famoso pintor El Greco aún no se ha estudiado en forma impresa. Griego de nacimiento, como su apodo implica, llegó a España a trabajar en el monasterio-palacio de Felipe II, el Escorial, pero el rey lo rechazó. Escritores sobre El Greco, como Cossío y Gómez de la Serna, a menudo eran homosexuales o simpatizantes de los homosexuales».

Manuel Azaña (1880-1940), además de a la política, dedicó buena parte de su vida a escribirEFEAgencia EFE

Más cercano en el tiempo es quien fuera presidente de la Segunda República, Manuel Azaña. Eisenberg aborda el caso en su artículo para «Encyclopedia of Homosexuality», publicada por la neoyorquina editorial Garland en 1990. En aquella entrada, el profesor especulaba con la posibilidad de que Azaña hubiera mantenido una relación con Cipriano Rivas Cherif, quien fue su biógrafo y cuñado. Ramón Martínez apunta que si bien existe la posibilidad de que Azaña fuera homosexual, él se ha centrado en Emilio Castelar, quien fuera presidente de la Primera República. «Sus enemigos lo llamaban la doña Inés del Tenorio y se ha especulado con la posibilidad de que mantuviera una relación con Lázaro Galdiano. El problema con nombres como Azaña es que nos cuesta analizar todo esto con ojos limpios porque está la complicación teórica e ideológica», subraya el autor de «Maricones de antaño» quien recuerda cómo se sigue silenciando la homosexualidad de todo un Premio Nobel como Jacinto Benavente.