Jorge y Carlos de Habsburgo y Francesca Thyssen, un trío en la vida de la Infanta Elena

Hace años uno de los apellidos que siempre barajaba la prensa como «futuribles» del príncipe Felipe y de la Infanta Elena era el deHasburgo-Lorena. Los hijos del archiduque Otto, heredero de la dinastía austrohúngara, formaban parte de lo que se denominaban «primos reales» aunque la relación familiar fuera como parientes lejanos.

Para el heredero de la corona se eligió a Walburga. En la actualidad es diputada en el Parlamento de Estocolmo y está casada con el conde sueco Archibaldo Douglas, con el que tiene un hijo. Como otras princesas europeas, también pasó tiempo en Madrid, donde trabajó en una empresa multinacional y tuvo nulo contacto con Felipe VI.

A sus hermanos Carlos y Jorge también se les consideraba buenos perfiles para la primogénita Borbón. A diferencia de la archiduquesa, Jorge sí tuvo mucha relación con la Infanta en la época en la que esta se trasladó a París. Acababa de finalizar su noviazgo con Luis Astolfi y el segundo hijo de Otto fue un buen bálsamo para ella. En la actualidad siguen manteniendo una buena amistad y en varias ocasiones Jorge ha participado en monterías organizadas en España, a las que también ha acudido la duquesa de Lugo. La última vez que se vio a los miembros de esta dinastía fue en el funeral de la Infanta Pilar.

Pero de la familia Hasburgo-Lorena el miembro que ha vuelto a la actualidad social ha sido Carlos, que se casó con Francesca Thyssen en 1993 en una boda gráficamente muy comentada por la vestimenta del padrino de la novia. El barón iba vestido como un extra de la película «Sissi Emperatriz», con una casaca llamativa y unas botas altas de color rojo con arabescos dorados. Carmen Cervera lució ese día su famoso collar de perlas y en una de las fiestas previas sacó a pasear el diamante Estrella de La Paz, de 179 kilates, valorado en tres millones de euros.

La boda no sirvió para estrechar lazos entre la baronesa Tita y la hija de su marido, que nunca han llegado a entenderse. En la actualidad, se ven cuando hay una reunión importante del patronato del museo y en alguna ocasión se iban después a comer al restaurante La Trainera. Como comentaba Carmen Cervera con humor hace unos años, después de solucionar el enésimo conflicto al permitir que su hijastra presentara una exposición en las instalaciones del Thyssen, «nos soportamos cordialmente». Francesa y Carlos han estado casados hasta 2017. En determinados círculos se sabía desde hace años que la pareja hacía vidas independientes, pero no existía confirmación pública de la separación legal. Ahora ha sido el propio archiduque el que ha comunicado el divorcio a un medio de comunicación austriaco. El actual jefe de la Casa Imperial austriaca lo ha confirmado porque quiere contraer matrimonio con Cristine de Reid. Francesca ha sido siempre una mujer muy libre y poco dada a los convencionalismos sociales. El divorcio le llegó con una vida más o menos estable. Por ahora no tiene pareja y sí muchas amistades con las que comparte su activismo medio ambiental.