Educación
¿Por qué mi hijo se come los mocos? Álvaro Bilbao, responde
Este fenómeno ha desconcertado tanto a científicos como a padres durante siglos y estas son las razones que hay detrás de él según el neuropsicólogo
Es un comportamiento que intriga a muchos padres: mientras que muchos niños rechazan las verduras con asco, no tienen problema en meter el dedo en la nariz y comer sus mocos. Este fenómeno ha desconcertado tanto a científicos como a padres durante siglos. Pero, ¿por qué ocurre esto? Gracias al neuropsicólogo Álvaro Bilbao, exploraremos qué razones hay detrás de esta conducta y por qué, a pesar de que los niños son reacios a comer alimentos como el brócoli o las espinacas, no dudan en comer lo que está en su nariz.
Aunque pueda parecer una explicación sencilla, el tamaño de los mocos es uno de los factores que explica por qué los niños se los comen. Debido a su pequeño tamaño, resulta más fácil para el cerebro infantil aceptar este "alimento", especialmente si se compara con alimentos más grandes o desconocidos. Este comportamiento responde a un mecanismo de protección cerebral conocido como "neofobia ingestiva", que hace que el cerebro de los niños prefiera probar pequeñas cantidades de alimentos antes de ingerir algo potencialmente peligroso. Por lo tanto, si deseas que tu hijo coma verduras, la mejor estrategia es ofrecerles pequeñas porciones, en lugar de forzarlos con platos llenos.
Entre los 6 meses y los 2 años, los niños están en una fase crucial de su desarrollo en la que exploran el mundo a través de la boca. Durante este periodo, también prueban diferentes alimentos, como frutas y verduras, a través del proceso conocido como "Baby Led Weaning" (alimentación complementaria autorregulada). Si bien no se debe eliminar completamente el uso de purés, es importante que los niños tengan oportunidades para experimentar con diferentes texturas y sabores de manera autónoma. Este es el momento en el que muchos niños también descubren la "tentación" de comerse los mocos.
Los niños no suelen empezar a comerse los mocos de la nada. Antes de que lo hagan, es probable que hayan visto, tocado o estado cerca de los mocos muchas veces, lo que los hace más familiares. De manera similar, si quieres que tu hijo acepte las verduras, es fundamental que las vean con frecuencia. En casa, es recomendable tener un plato de verduras en la mesa, ya sea como plato principal o como guarnición, para que los niños se acostumbren a su presencia. Cuanto más las vean, menos probable será que las rechacen.
El placer de comer con las manos
Otra razón detrás de este comportamiento es la tendencia natural de los niños a disfrutar de los alimentos que pueden comer con las manos. A todos los niños les encanta comer alimentos como pizza, hamburguesas, croquetas y frutos secos, y las verduras no son una excepción. Permitirles comer trozos pequeños de verduras con las manos puede hacer que la experiencia sea más atractiva y divertida, aumentando las posibilidades de que las prueben y disfruten.
Una de las razones psicológicas que explican por qué los niños no quieren comer verduras es el efecto contrario que causa la imposición. Diversos estudios sugieren que cuando se les da una orden directa, como "cómelo todo", el cerebro del niño tiende a resistir. Este tipo de imposición provoca un rechazo natural, ya que el niño siente que se le está controlando. En lugar de obligarles, lo mejor es permitirles comer lo que deseen en la cantidad que ellos decidan. Así se sienten más en control de lo que comen, lo que puede llevarlos a probar nuevos alimentos sin presiones.
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