Alicante
Cuando no querer comer es la norma
Los trastornos alimenticios provocan un fuerte impacto en las familias
No es algo nuevo que existan familias con el drama de tener entre sus miembros a adolescentes con algún trastorno de la conducta alimentaria (TAC). Para muchos padres, descubrir que su hijo o hija padece alguno de ellos supone un impacto muy grande, sobre todo porque todavía y a pesar de lo mucho que se ha hablado, hay bastante desinformación.
No es algo nuevo que existan familias con eld rama de tener entre sus miembros a adolescentes con algún trastorno de la conducta alimentaria (TAC). Para muchos padres, descubrir que su hijo o hija padece alguno de ellos supone un impacto muy grande, sobre todo porque todavía y a pesar de lo mucho que se ha hablado, hay bastante desinformación. La doctora Serralta Gomis, psiquiatra en Alicante, es experta en este tipo de trastornos.
¿Cómo se identifica a una persona que padece algún trastorno de conducta alimentaria (TCA)?
Existen diversos signos alarma para identificar a una persona con TCA:
-Restricción progresiva de alimentos, con alimentación caprichosa, rígida. Rituales.
-Excesivo interés por la cocina y las recetas. Dirigir toda la familia hacia otra forma de comer con la excusa de “comer sano”.
-Aumentar la actividad física y horas de estudio, en detrimento de las horas de sueño.
-Indiferencia ante la pérdida de peso que se vive como un éxito, incluso llegando a la emaciación.
-Preocupación por el exceso de peso incluso estando en desnutrición
-Obsesión por pesarse todos los días, incluso varias veces. O por el contrario, miedo a la báscula.
-Irritabilidad, aislamiento social, discusiones familiares, etc.
¿Qué es lo primero que debe hacer una persona con algún trastorno alimentario?
El primer paso es acudir a un especialista. Se trata de una enfermedad mental, con graves complicaciones físicas y psíquicas. En la primera etapa del trastorno, la persona afectada no suele pedir ayuda, porque lo característico es estar contento con la pérdida de peso ya que existe un gran refuerzo social. Parece que estar muy delgada/o es sinónimo de belleza y de éxito. Esta etapa se la conoce como “luna de miel” con la enfermedad. Por otra parte existe una gran presión social y comercial con productos “milagro” para adelgazar.
Existe una gran presión social y comercial para adelgazar.
Habitualmente son los familiares los que demandan ayuda por el cambio de carácter y/o las complicaciones físicas y psíquicas que comienzan a aparecer. Uno de los signos más llamativos es la desaparición de la menstruación, que conlleva alteraciones en la masa ósea con aparición de osteopenia y de osteoporosis en mujeres jóvenes por la deprivación hormonal. Otro signo precoz es el frío intenso que tienen los pacientes, porque su metabolismo basal está reducido al mínimo para ahorrar calor.
A veces pasan muchos meses hasta diagnosticar la enfermedad. Es doloroso admitir que se padece TCA, puesto que la sociedad estigmatiza a estos pacientes y no es raro escuchar comentarios despectivos como “son pijas tontas que sólo quieren adelgazar”: nada más lejos de la realidad. En general, la valoración de la enfermedad la hace el psiquiatra y el psicólogo/a pero intervienen varios profesionales dependiendo de la gravedad.
¿Qué terapias existen para los trastornos alimentarios?
El tratamiento es muy complejo y largo, dependiendo de la gravedad de la desnutrición se puede llevar a cabo de forma ambulatoria o se puede necesitar en algún momento el ingreso en una unidad de hospitalización.
En cualquier caso, las características principales de las terapias son:
Multidisciplinar siempre: interviene varios profesionales.
Tratamiento con paradigma biopsicosocial: se deben abordar factores biológicos, psicológicos y sociales así como valorar el entorno y la situación en la que se desenvuelve el paciente: medio escolar, laboral, etc.
Terapia cognitivo-conductual y terapia psicodinámica: la TCC es fundamental por la gran distorsión de conocimientos y creencias irracionales. Es fundamental, recuperar la estructura de 5 tomas alimentarias y después añadir el abordaje emocional.
Atención familiar: se debe trabajar siempre la dinámica familiar y desculpabilizar a las familias.
Tratamiento farmacológico: puede ser necesario, debido a la comorbilidad con otras patologías psiquiátricas.
Tratamiento nutricional: restablecer IMC, equilibrio electrolítico, hidratación.
¿Se puede tratar los trastornos de conducta alimentaria sin medicación?
Por supuesto que sí. Una vez terminada la valoración de la persona enferma, se decide qué paso es el siguiente. En general el tratamiento es muy largo, inicialmente hay que contar con dos años de seguimiento. La evolución es variable pero es un proceso largo que se puede cronificar.
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