Escapada rural

Esta calle en Cáceres es tan estrecha que apenas cabe una persona: solo mide 50 centímetros

Entre calles de piedra y casas de entramado de madera, este lugar alberga una de las juderías mejor preservadas de España

Esta calle en Cáceres es tan estrecha que casi no cabe una persona: solo mide 50 centímetros
Esta calle en Cáceres es tan estrecha que casi no cabe una persona: solo mide 50 centímetrosWikipedia

Al norte de la provincia de Cáceres, en pleno valle del Ambroz, existe un lugar que recuerda, sin duda, a tiempos medievales. Su entorno natural privilegiado, su arquitectura y su legado histórico hacen de este destino en Extremadura valga absolutamente la pena.

Aquí, donde las montañas arropan al visitante y cada rincón guarda un pedazo de historia, se conserva uno de los barrios judíos mejor preservados del país y, además, la calle más estrecha de toda España, con apenas 50 centímetros de ancho. Pasear por sus calles es como abrir un libro antiguo, lleno de secretos, cultura y tradición.

Este encantador pueblo no es otro que Hervás, un pueblo monumental que fue declarado Conjunto Histórico-Artístico y que ha sabido conservar su esencia a lo largo de los siglos. Sus orígenes templarios en el siglo XII marcaron el inicio de una larga historia, pero fue con la llegada de la comunidad judía tres siglos más tarde cuando el municipio desarrolló su carácter más distintivo.

¿Qué ver en Hervás?

Aún hoy, su antigua judería se mantiene viva entre casas de adobe, balcones de madera y calles laberínticas. Allí, entre muros estrechos, se encuentra la famosa calle que apenas deja pasar a una persona, abrazada por las fachadas de las viviendas. Con solo 50 centímetros de ancho, esta angosta vía parece diseñada para que resista frente al paso de los siglos.

Aunque se desconoce con certeza cuál fue su función inicial, los expertos creen que pudo haber sido una vía de escape o una barrera natural ante posibles invasiones. Sea cual sea su propósito original, lo cierto es que se ha convertido en una de las principales atracciones del pueblo, fotografiada por miles de turistas que no pueden evitar detenerse a comprobar si, efectivamente, caben por ese diminuto pasadizo.

El museo de la Casa de los Judíos es una parada obligatoria para quienes deseen entender la influencia de la comunidad sefardí en la historia del municipio. Documentos, objetos cotidianos y paneles explicativos te sumergen en una época en la que la convivencia entre culturas dejó una huella imborrable en la región.

A solo unos pasos, el museo Pérez Comendador-Leroux expone esculturas de Enrique Pérez Comendador y pinturas de su esposa Magdalena Leroux, dos artistas cuya obra está estrechamente ligada al alma del pueblo. La visita a este museo completa un recorrido que mezcla lo etnográfico con lo artístico con lo histórico.

Naturaleza, gastronomía y vistas de postal

El río Ambroz, afluente del Tajo, serpentea por el municipio y añade a la experiencia un componente natural y relajante. A su paso, encontramos un encantador puente de origen incierto, bautizado como “puente romano”, que bien podría ser medieval, pero que igualmente regala una estampa digna de postal. Desde allí, es fácil acceder a rutas de senderismo que conducen a parajes donde reina el silencio y la reflexión

En el centro del pueblo, la plaza de la Corredera y la plaza de Abastos son puntos importantes de la vida local. Allí, entre tapas, productos artesanales y conversaciones pausadas, se puede saborear la esencia de un lugar. Para cerrar la jornada, el mirador de Hervás ofrece una panorámica impresionante del pueblo y del valle. Un banco de madera espera al visitante para invitarle a sentarse, respirar y simplemente contemplar.