Acorralado
Sumar dejó a Errejón dos días para que dimitiera a pesar de que éste confirmara la veracidad de las acusaciones por acoso machista
El ya exportavoz reconoció a los de Díaz que tuvo "comportamientos intolerables". El partido había sido consciente hace un año de testimonios que revelaban también conductas machistas por su parte
No ha sido una noticia inesperada dentro de la izquierda alternativa, pero el revuelo generado ayer y la perplejidad recorrió a toda la política ante la cascada de testimonios que hacían referencia a posibles casos de agresiones machistas.
Íñigo Errejón presentó ayer su dimisión como portavoz del grupo parlamentario, miembro de la Ejecutiva de Movimiento Sumar, dejó su escaño en el Congreso de los Diputados y abandona la política institucional. Lo hace después de que la periodista Cristina Fallarás hiciera público un mensaje anónimo en el que una mujer relataba haber sido víctima de «maltrato psicológico» y donde aseguraba que el dirigente «monta números» cuando las mujeres con las que tiene relaciones sexuales se niegan a realizar «prácticas humillantes». «Es un verdadero psicópata», denuncian.
El propio Errejón reconoce, en parte, este tipo de conductas machistas en el comunicado en el que anuncia su dimisión al admitir comportamientos «tóxicos». «Llevo tiempo trabajando en un proceso personal y de acompañamiento psicológico, pero lo cierto es que para avanzar en él y para cuidarme, necesito abandonar la política institucional, sus exigencias y sus ritmos», asegura en su carta de dimisión en la que también admite «errores» que espera «contribuir a reparar con esta decisión».
Sumar ya era conocedor de las denuncias anónimas que circulaban en las redes sociales desde este martes, día que abrió una investigación para conocer la veracidad de las informaciones. Tardó dos días en reaccionar. Es más, la formación ya era consciente desde hace un año de otro testimonio en plena campaña electoral para las elecciones generales que revelaban conductas machistas por parte del entonces candidatro. Una joven denunció en redes «tocamientos», aunque finalmente no acudió a la Justicia para denunciar los hechos.
Durante esta semana, fueron varias las personas de Movimiento Sumar quienes hicieron ver al ya ex portavoz de que debía dimitir. La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, llamó a Íñigo Errejón el martes por la noche haciéndole saber cuál era el camino a tomar y este reconoció ante ella la veracidad de las denuncias anónimas. Desde entonces no ha habido comunicación entre ambos, puesto que la también líder de Movimiento Sumar emprendió ayer un viaje de trabajo a Colombia. Sumar dio de margen a Errejón hasta ayer por la mañana para dimitir. En caso contrario, el partido emitiría tras reunir a la Ejecutiva por la tarde un comunicado sacando a la luz las denuncias y anunciando el cese del portavoz.
La presión era insostenible después de conocer testimonios de las supuestas víctimas que, de momento, no han presentado una denuncia judicial, en las que señalan al exportavoz como un «verdadero monstruo». Más Madrid exigió, tras comprobar la «verosimilitud» de las denuncias, su acta de diputado. Sumar, además, explica que el exportavoz asumió «hechos reprobables» y unos «comportamientos no ejemplares».
Errejón, en su carta de dimisión, no hace referencia a esas denuncias y, de hecho, alude a la salud mental para refugiarse. Sí reconoce una «subjetividad tóxica» relacionada con el «patriarcado», así como una «forma de comportarse que se emancipa a menudo de los cuidados, de la empatía y de las necesidades de los otros».
Dentro de Movimiento Sumar, una vez encajado ya el «golpe», sí reconocen algunas voces que en su entorno siempre se hablaba de «sus noches», pero creían que una vez que llevaba casi un año en tratamiento «estaba funcionando». Otras fuentes explican que «nunca confiaron en la curación de su adicción».
Errejón explica en su comunicado que dimite después de haber «llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona». Trata, además, de argumentar que su dimisión está relacionada a la exigencia de la vida política: «Llevo prácticamente desde que tengo uso de razón comprometido y militando políticamente. Esa es mi forma de estar en el mundo. Pero desde hace diez años ocupo posiciones de representación pública de altísima visibilidad y exposición mediática», explica.
El partido, ahora, busca distanciarse de Errejón y de cualquier acusación por permisividad con conductas machistas. «Desde Sumar aspiramos a construir una sociedad y una política feminista y eso requiere un compromiso firme en todos los ámbitos», sentencian. Díaz desmintió a Errejón. Confirmó que la dimisión se produce por las acusaciones que han surgido contra él. «Nuestro compromiso contra el machismo y por una sociedad feminista es firme y sin excepciones», explicó a través de sus redes sociales.
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