Valencia
Sin «espíritu de Ermua»
La negativa de Carmena a desplegar una pancarta en homenaje a Miguel Ángel Blanco desencadena una oleada de críticas y rompe el sentimiento de unidad política que generó la muerte del edil del PP 20 años atrás.
La negativa de Carmena a desplegar una pancarta en homenaje a Miguel Ángel Blanco ha desencadenado una oleada de críticas que ha llevado a la alcaldesa a rectificar.
Hace 20 años, España quedaba conmocionada por el secuestro de un desconocido concejal del PP. Los terroristas habían puesto fecha a su muerte si no se cumplían sus exigencias y la sociedad no entendía semejante atrocidad. Ese día y los siguientes, millones de ciudadanos dijeron basta y salieron a las calles por todo el país, incluso en el País Vasco, donde el miedo al miedo era todavía más fuerte.
Pero la indignación pudo con ese silencio y nació lo que se conoce como el «espíritu de Ermua», que no es más que la demostración ciudadana de que no les iban a callar. Fue una «explosión de rabia» que «despertó muchas conciencias que estaban dormidas», como señalaron a LA RAZÓN, entre otros, el director de cine Iñaki Arteta y el ex lendakari Patxi López con motivo del XX aniversario de la muerte del edil.
Este espíritu de unidad que se fraguó hace dos décadas ha sido imposible de reeditar ahora, cuando el memorial por el asesinato de Blanco ha sido motivo de división entre partidos políticos que en otro tiempo alzaron las manos blancas al cielo pidiendo libertad.
La decisión de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, de no desplegar una pancarta en recuerdo a Miguel Ángel Blanco despertó la crítica unánime de PP, PSOE y Ciudadanos, hasta el punto de que hoy mismo la regidora se ha visto obligada a rectificar a anunciar que desplegara dicha pancarta en homenaje a Blanco y a todas las víctimas.
La decisión inicial de Carmena ni siquiera generó consenso en su formación, pues el alcalde de Valencia, Joan Ribó, se desmarcó ayer de Madrid y sí colgará una pancarta el próximo 13 de julio para rendir homenaje a Blanco.
Carmena justificó su decisión inciail en que «no haya una individualización de unos nombres frente a otros» y señaló que su Ejecutivo estará «encantado de hacer cualquier declaración en el sentido de sumarse a la repulsa y a la vez valorar lo que significó en la reacción ciudadana». La alcaldesa consideró que «lo que no tenía mucho sentido era la pancarta en la fachada en la medida en la que eso tiene mucho que ver con lo que puedan acordar las asociaciones de víctimas», ya que lo que se persigue –en su opinión– es «no hacer una situación de menosprecio de unas víctimas en relación a otras». Y fue más allá mediante un comunicado en el que anunció la convocatoria de una concentración en homenaje de todas las víctimas el próximo miércoles, manteniéndose en su postura de ningunear al concejal asesinado.
El argumento del «agravio comparativo» es el mismo que esgrimió el PSOE en ayuntamientos como el de Bilbao o algunos pueblos de Cádiz –San Fernando, Puerto de Santamaría o Jerez– para vetar semanas atrás en sus plenos el impulso a diversos homenajes a Blanco. Este posicionamiento generó graves discrepancias en el seno del propio socialismo, pues mientras algunos cargos como el presidente de la FEMP, Abel Caballero, lo encontraban «absolutamente rechazable y detestable», la dirección de Pedro Sánchez primero censuró y después dejó libertad a los municipios para establecer su postura al respecto. Ayer, esta falta de criterio unificado se volvió a reproducir. La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, se dirigió a Manuela Carmena para explicitarle que Miguel Ángel Blanco «merece un reconocimiento» porque su muerte provocó en su día «un movimiento imparable por parte de la sociedad vasca y española». Cuestionada, entonces, por la actitud de los ayuntamientos socialistas de Bilbao y Cádiz, Narbona evitó censurarla. La presidenta del PSOE estará hoy junto con el ex lendakari Patxi López en el homenaje que se realizará en Ermua al edil asesinado hace 20 años. Quien más explícita se mostró en su crítica a la actitud de Carmena fue la hermana del fallecido, Mari Mar Blanco, que acusó a la alcaldesa de sumarse al «silencio cómplice» frente a ETA. Tras el homenaje que el PP celebró ayer a las puertas de Génova, Blanco reivindicó que recordar a su hermano es recordar a todas las víctimas del terrorismo y lo que «supuso el espíritu de Ermua». La diputada del PP considera que este «gesto» acompaña a las palabras de Unidos Podemos que, aunque ayer reconoció que la muerte del edil fue «un puñetazo en el estómago de todo un país» y que cualquier homenaje «está siempre justificado», no promoverá ningún acto en su recuerdo. También Mariano Rajoy reivindicó el «espíritu de Ermua» como «un cambio muy importante en la visión de muchas cosas» en la lucha contra ETA. Consideró que el homenaje a Blanco supone un recuerdo a todas las víctimas, que son «uno de los argumentos más importantes para luchar contra el terrorismo aquí y fuera de aquí». El PP dedicará toda la semana a recordar a Miguel Ángel Blanco, con actos en Bilbao –al que asistirá el jefe del Ejecutivo– y en Ermua. Movimiento contra la Intolerancia se concentrará el próximo viernes en Sol. Desde el País Vasco, el lendakari, Iñigo Urkullu, recordó a Blanco y expresó su reconocimiento a todas las personas que «sufrieron la sinrazón del terrorismo».
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