Tomás Gómez

A Sánchez le sobra el PSOE

El contenido de las negociaciones se está ocultando deliberadamente a la sociedad

Carles Puigdemont y Pedro Sánchez
Carles Puigdemont y Pedro SánchezGtres

Cada vez hay más voces críticas en el PSOE reclamando que Sánchez renuncie a cualquier acuerdo con los independentistas. No es un pronunciamiento individual de Alfonso Guerra y de Felipe González, sino de la posición de algunos dirigentes actuales y muchos del pasado socialista. Sánchez no está dispuesto a moverse ni un milímetro de su hoja de ruta. Quiere sacar la investidura adelante y, para ello, pagará al independentismo la factura que le pongan.

La primera cesión,la ley de amnistía, liquidará los fundamentos con los que se reconstruyó el país. Es el parte de defunción del sistema que nació de la Constitución del 78. Una decisión de semejante envergadura no ha sido discutida en ningún órgano del PSOE ni en ningún foro público y transparente. Muy al contrario, el contenido de las negociaciones se está ocultando deliberadamente a la sociedad.

El problema de Sánchez es conseguir los votos de Junts ,pero, si los consigue, el problema lo tendrá el Estado, que está siendo esquilmado y debilitado. Si el líder socialista ha decidido finiquitar el llamado régimen del 78, debería saberlo la sociedad española, porque no puede cambiar las reglas de juego por debajo de la mesa. Dirigentes históricos han denunciado el calado de las consecuencias de ceder y Sánchez ha respondido con la expulsión de Nicolás Redondo. Ha mandado un recado a los dirigentes actuales: no acepta críticas internas que puedan poner en peligro su investidura. El que las haga se enfrentaría a la misma sanción.

Sánchez ha decidido quedarse con los que hacen homenajes a los asesinos de ETA y ha expulsado a quien estuvo amenazado por defender la libertad en Euskadi. Ha doblegado el Estado ante un huido de la Justicia. En el PSOE hay una tendencia al cesarismo, que se alimenta del silencio de unos y de los palmeros. También se extienden certificados de pureza ideológica y se mantiene la adhesión interna echando al que discrepa. Con Sánchez ya se han dado de baja 50.000 afiliados, ahora llega el turno de las expulsiones. A Sánchez le sobra el PSOE y al PSOE, Sánchez.