Álvaro Lapuerta
Ruz: una ponencia sobre corrupción en el «día D» de Bárcenas
El ex tesorero del PP ha acaparado esta semana la atención mediática por sus 16 horas de declaración en el juicio de «Gürtel». Pero ¿qué ha hecho Pablo Ruz, el juez que le envió a prisión, en la semana de Bárcenas
El ex tesorero del PP ha acaparado esta semana la atención mediática por sus 16 horas de declaración en el juicio de «Gürtel». Pero ¿qué ha hecho Pablo Ruz, el juez que le envió a prisión, en la semana de Bárcenas?
Dos calles, Límite en San Fernando de Henares y Luis Jiménez de Asúa en Móstoles, separadas por 30 kilómetros y sin aparente relación, pero unidas por un vínculo, «el hombre de los 48 millones de euros», el «estigma» contra el que se revuelve Luis Bárcenas. En la primera calle está la sede de la Audiencia Nacional donde se celebra el juicio del «caso Gürtel», foco de atención mediática esta semana durante las 16 horas de declaración, repartidas en tres jornadas, del ex tesorero del PP. En la segunda trabaja desde mayo de 2015, al frente del Juzgado de Instrucción número 4, el juez que envió a prisión a Bárcenas, el que le sentó en el banquillo dos meses antes de despedirse de la Audiencia Nacional. El magistrado y el que fuera responsable de las finanzas populares se vieron la cara hasta en seis ocasiones y una de ellas, la del 15 de julio de 2013, alumbró una obra de teatro y hasta una largometraje, «B. La película», dirigida por David Ilundáin, que el propio Ruz acudió a ver al cine de incógnito, una tarde entre semana, acompañado de su mujer y unos amigos, en una sala casi vacía con apenas media docena más de espectadores.
Pero, ¿y en esta ocasión? ¿Qué ha sido de Ruz en la semana de Bárcenas? ¿Ha tenido tiempo el magistrado, en una agenda rebosante de declaraciones y juicios rápidos, de seguir la declaración del ex tesorero del PP, retransmitida en directo por varios medios digitales?
Según ha podido saber LA RAZÓN, el instructor del «caso Gürtel» –que en junio de 2010 tomó el relevo de Baltasar Garzón al frente de la investigación– no siguió en directo la declaración de Bárcenas, aunque sí tuvo tiempo de ver algunos vídeos con extractos del interrogatorio. Con esas imágenes y la lectura de algunos periódicos, el ex magistrado de la Audiencia Nacional ha estado informado de las palabras del ex senador del PP.
Bajo la losa de los 42 años de prisión que pide para él la Fiscalía Anticorrupción, Bárcenas debutó ante el tribunal del «caso Gürtel», presidido por el magistrado Ángel Hurtado, el pasado lunes, tres meses después del comienzo de la vista oral. Esa misma mañana, el «día D» de Bárcenas, Ruz impartía en Toledo, en la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Castilla-La Mancha, una ponencia sobre «corrupción y financiación ilegal de partidos políticos» dentro del curso de postgrado «Derecho penal económico y derechos humanos».
Preguntas sobre «GÜrtel»
Así que mientras el ex político admitía la existencia de una «contabilidad extracontable» en el seno del PP, controlada por él mismo y el entonces tesorero Álvaro Lapuerta, el magistrado al que confesó, meses atrás, la existencia de esa misma contabilidad opaca estaba ilustrando a alumnos de postgrado, la mayoría iberoamericanos, sobre los meandros de la corrupción y las «cajas B» en los partidos políticos. Una coincidencia puramente poética, en todo caso, porque el juez Ruz había comunicado semanas atrás su asistencia a esta jornada docente, a la que había sido invitado, tanto al Tribunal Superior de Justicia de Madrid como al Consejo General del Poder Judicial.
De hecho, las fechas de las declaraciones de los acusados en el juicio de «Gürtel» han ido «bailando» semana tras semana y cuando Ruz recibió la invitación para impartir su ponencia aún se barajaba que el ex tesorero declarase antes de Navidad. No fue, por tanto, una casualidad premeditada.
Según las fuentes consultadas, tras la ponencia en la universidad castellano-manchega se abrió el habitual turno de preguntas entre los asistentes, que no perdieron la oportunidad de poner sobre la mesa el «caso Gürtel», lo que obligó al magistrado a extremar su habitual discreción, consciente de que, con Bárcenas ante el tribunal, cualquier manifestación suya al respecto podía ser malinterpretada como una forma de inmiscuirse en la labor jurisdiccional del tribunal sentenciador.
El martes, Bárcenas afrontaba en la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares su segunda jornada ante el tribunal. En Móstoles, Ruz tenía por delante una mañana repleta de toma de declaraciones.
Por primera vez, el ex senador detallaba, aunque sin papeles, el supuesto origen de un tercio de su fortuna en Suiza, donde llegó a acumular 48 millones de euros a finales de 2007. El que fuera responsable de las finanzas del PP, al más puro estilo de Groucho Marx («estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros»), improvisó sorpresivamente una explicación alternativa sobre el origen de sus millones en cuentas suizas, ante la insistencia de la fiscal Anticorrupción Concepción Sabadell. «La explicación es la que le he dado –aseguró irónico–, pero si no la cree le doy otra para ver si la convence...». El presidente del tribunal, Ángel Hurtado, le llamó al orden. «Hombre, puede usted decir lo que quiera, pero no una cosa y la contraria...». Sólo faltó que sonara la bocina de Harpo.
Mientras Bárcenas ilustraba a la Sala sobre sus negocios de obras de arte con el ex tesorero de AP Rosendo Naseiro, Ruz encadenaba en su juzgado mostoleño interrogatorios sobre estafas de poca monta, impago de pensiones y quebrantamientos de condena. Una mañana más en la oficina.
Cooperación europea
Y al tercer día, Bárcenas pudo respirar tranquilo. Por fin jugaba en casa. Terminado el interrogatorio de la fiscal Anticorrupción, el miércoles era el turno del resto de las acusaciones, a las que se negó a contestar, y de su abogado, Joaquín Ruiz Infante (tras solventar sin apuros las preguntas de los letrados de los demás acusados). El ex senador seguía aplicándose a la tarea de situar al margen de sus negocios a su esposa, Rosalía Iglesias, estatua silente a la que incluso suplantaba la firma con un «churro» en las declaraciones del Impuesto sobre la Renta.
Ruz, mientras tanto, se sumergía en asuntos más prosaicos, contestando por correo electrónico a las dudas planteadas por magistrados de otros países europeos sobre, por ejemplo, las condiciones para acordar las extradiciones en el seno de la Audiencia Nacional. Ruz es, desde el año 2015, uno de los puntos de contacto judiciales de nuestro país –designados por el Consejo General del Poder Judicial– que forman parte de la Red Judicial Europea Penal, un instrumento de cooperación entre magistrados y fiscales de la Unión Europea expertos en la lucha contra la corrupción, el terrorismo, el tráfico de drogas o el crimen organizado.
¿Y el día después? Bárcenas, ya aliviado por haber pasado página a una declaración que ha estado preparado durante meses y que le preocupaba sobremanera, confiaba en que su mujer también superase el trance antes de este fin de semana, algo que finalmente no sucedió, pues el presidente del tribunal decidió in extremis el pasado viernes que Rosalía Iglesias declare finalmente mañana.
Ruz cambiaba ese día las declaraciones por los juicios rápidos, habitual menú de un juzgado de instrucción ordinario. Ni adjudicaciones amañadas ni cuentas opacas. El titular del Juzgado número 4 de Móstoles despachó esa mañana un representativo muestrario de delitos leves (anteriormente considerados como meras faltas a efectos penales).
Denuncias de lesiones, amenazas, conflictos vecinales cocinados a fuego lento en convulsas comunidades de propietarios, estafas de escasa cuantía, maltrato animal y, sobre todo, usurpaciones de viviendas (que se han multiplicado exponencialmente en los últimos años por la precariedad que empuja a algunas familias a instalarse en viviendas desocupadas propiedad de los bancos), acapararon la mañana del juez Ruz el pasado jueves, el día después de que Luis Bárcenas rubricara sus 16 horas de declaración ante el tribunal en el juicio del «caso Gürtel», en el que él le sentó con su auto de apertura de juicio oral el 5 de marzo del año 2015. El ex tesorero seguía siendo ese día objeto preferente de atención informativa, mucho más alejado del anónimo quehacer de Ruz que la distancia que separa San Fernando de Henares de Móstoles.
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