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ETA

Reciben con cohetes a un etarra que asesinó a cuatro guardias civiles, rematados en el suelo

El Gobierno vasco no ve enaltecimiento del terrorismo

José Javier Zabaleta Elosegi, "Baldo", a su llegada al aeropuerto de Brajas procedente de Burdeos tras ser extraditado por Francia / Foto: Efe larazon

Uno de los máximos cabecillas de ETA, en la época más sanguinaria de la banda, José Javier Zabaleta Elosegi, "Baldo", salió esta mañana de la cárcel de Zuera

Uno de los máximos cabecillas de ETA, en la época más sanguinaria de la banda, José Javier Zabaleta Elosegi, "Baldo", salió esta mañana de la cárcel de Zuera, en Zaragoza, y, al llegar a su pueblo, Hernani, en Guipúzcoa, ha sido objeto de un homenaje con ikurriñas y pancartas. Su excarcelación por cumplimiento ha sido celebrada con cohetes y bengalas.

Zabaleta pasaba por ser, en el momento de su detención, el 23 de septiembre de 1990, responsable de los “comandos legales” (no fichados) y de Logística, a las órdenes de Francisco Javier Múgica, “Pakito” y José Arregui, "Fiti".

La Ertzaintza no ha abierto ningún atestado por el recibimiento a “Baldo” al no apreciar enaltecimiento del terrorismo en el recibimiento al miembro de ETA, según el Gobierno vasco.

Zabaleta fue condenado varias veces por su participación en numerosos atentados, entre ellos el cometido en 1980 en un bar de Zarautz (Gipúzcoa) en el que murieron 5 personas -cuatro guardias civiles y un vecino-, crimen por el que se le impuso una pena de 100 años de cárcel.

Además, en 2005 volvió a ser condenado a 49 años de cárcel por un atentado con coche-bomba perpetrado el 24 de mayo de 1984 en Pamplona, en el que murió el capitán de la Guardia Civil Luis Ollo.

Ese mismo año la Audiencia Nacional lo sentenció a otros 33 años de prisión por el lanzamiento de granadas contra un cuartel del Cuerpo Nacional de Policía en San Sebastián, que se saldó con daños materiales.

Además, cumplió una pena de 8 años de prisión en Francia, tras ser arrestado en el país galo, por asociación de malhechores.

En el atentado de Zarautz, formaba parte de un comando de liberados de ETA (a sueldo de la banda) que actuaba en la zona. El 3 de noviembre de 1980, cinco miembros de este comando, con los que iba Baldo, entraron en el bar Haizea y comenzaron a ametrallar a los guardias civiles que se encontraban allí. Según la sentencia, algunos cayeron al suelo y uno de los pistoleros se acercó para rematarlos. En el lugar de los hechos se recogieron 57 casquillos de proyectiles.