Elecciones 21A
La preocupante amnesia juvenil que ha aupado a Bildu en el País Vasco
Dos generaciones de víctimas de ETA analizan el histórico empate de la izquierda abertzale con el PNV mientras alertan del olvido
Un total de 341.144 personas se decantaron por una papeleta con el logo de EH Bildu en las elecciones vascas del pasado domingo. Los herederos de ETA confirmaron su ascenso electoral desde el fin de la banda terrorista en 2011 y lograron superar su mejor resultado desde 2012, pasando de 21 a 27 escaños y creciendo en casi 100.000 votos. Las víctimas se sienten «desoladas», «desalentadas» y «olvidadas». LA RAZÓN coincide con ellas en la presentación de una aplicación de la fundación NEOS que geolocaliza los crímenes de la banda.
Daniel Portero, presidente de Dignidad y Justicia, es hijo de Luis Portero García, fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, asesinado por ETA el 9 de octubre de 2000. Se muestra especialmente crítico con el resultado en la comunidad vasca porque «tenemos un electorado prácticamente separatista o nacionalista, y los que no, son del Partido Socialista de Euskadi (PSE, primo hermano de EH Bildu». A renglón seguido, insiste en que ha faltado pedagogía y haber recordado a las nuevas generaciones lo que supusieron los «Años del Plomo» en la comunidad. Pero si alguien, en su opinión, es el culpable del blanqueamiento de la izquierda abertzale es el PSOE. «Necesitan sus votos para aprobar los presupuestos. Son capaces de cualquier cosa». La reflexión llega después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la Cámara Baja, se felicitase porque «nueve de cada diez vascos han votado a partidos que apoyan nuestras políticas». Sin careta, el jefe del Ejecutivo hizo suyos los votos EH Bildu.
Ana Velasco tacha de «ignominioso» y «terrible» el resultado electoral. Hija de Jesús Velasco, comandante de Caballería y jefe del Cuerpo de Miñones de Álava, fue asesinado el 10 de enero de 1980 tras dejar a sus hijas en la puerta del colegio. En su opinión, se empezó a legitimar a la formación cuando les legalizaron. «El Tribunal Constitucional, en una decisión absolutamente política, llevó la contraria al Tribunal Supremo y les legalizó. Y, a partir de ahí, era solo cuestión de tiempo que fueran cogiendo fuerza e impulso», explica. Velasco se detiene en la estrategia del partido y su «habilidad» para presentarse ante la sociedad como un partido de gestión. Los de Otegi consiguieron en las últimas elecciones disfrazarse con la bandera del feminismo, el ecologismo y lo social. «Lo que persiguen es la independencia. Esta sociedad sufre el síndrome de Estocolmo», describe con resignación.
Un gran número de menores de 25 años desconocen quién es Miguel Ángel Blanco. Tampoco saben que un coche bomba en la Plaza de la República Dominicana de Madrid explotó al paso de un convoy de la Guardia Civil y murieron 12 agentes en 1986 o que otro artefacto acabó con la vida de 6 niños en una casa-cuartel de Zaragoza. La amnesia de los jóvenes es preocupante y explicaría la penetración de la izquierda abertzale en este segmento de la población. Según el CIS, el 36,7% de los votantes entre 18 y 24 años tenían previsto votar al partido de Arnaldo Otegi el pasado domingo.
Jorge Múgica y Paula Baena son una excepción. Desde que tuvieron uso de razón conocieron de primera mano el dolor y terror de ETA. Jorge es nieto de Fernando Múgica, asesinado de un tiro en la nuca cuando caminaba por una calle de San Sebastián en 1996. Paula es nieta de Jesús Velasco, asesinado en 1980 en Vitoria por ser militar. Son los nietos de las víctimas, la tercera generación que desenmascara a Bildu y trabaja «por la defensa de la memoria».
«Nací en 1992 y hasta 2011, ETA seguía matando. Soy nieta de Ana María Vidal Abarca, fundadora de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), que hasta su muerte en 2015 todos los días de su vida luchó contra ETA». Desde pequeña ha asistido a manifestaciones y ha sido testigo del charco de dolor y sufrimiento que a su paso dejó la organización terrorista. «Entre la juventud, hoy en día, hay muchísimo desconocimiento. Eso es otra batalla que tenemos que dar, que los jóvenes conozcan la historia porque bajo ningún concepto se puede tergiversar», denuncia. Pone como ejemplo, la influencia en la educación de los partidos nacionalistas en el País Vasco, que tienen competencia sobre la materia en la comunidad. «Los colegios no visitan el Memorial de las Víctimas de Vitoria».
Por su parte, Jorge insiste en que «la memoria es uno de los aspectos fundamentales de mi vida y unas de las banderas que llevo». «Es desolador porque los jóvenes no tienen ni idea del número de víctimas, ni de cuándo nació la banda terrorista o sus víctimas más notorias como Miguel Ángel Blanco, que es un héroe», concluye.
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