Móstoles
Policía y héroe los 365 días del año: Un agente evita que un joven se suicide
José Luis, policía nacional, salvó a un joven discapacitado de morir ahogado en el mar y ayudó a nacer a una niña que venía con el cordón umbilical enrollado en el cuello. Hace una semana, evitó que un joven se suicidara en Móstoles
Se llama José Luis y es un héroe dentro y fuera del trabajo. Este policía nacional salvó a un joven discapacitado de morir ahogado en el mar y ayudó a nacer a una niña que venía con el cordón umbilical enrollado en el cuello. Hace una semana, evitó que un joven se suicidara.
Una llamada al 112 dio la voz de alarma el pasado 3 de enero. Un hombre subido a la pantalla de protección de un puente amenazaba con tirarse a las vías del tren en Móstoles. Al llegar los efectivos de la Policía Local y Nacional ven que no está solo, junto a él se encuentra una chica, psicóloga, que no dudó en detener su vehículo para ayudar e intentar tranquilizar a Lucas E. S., un joven argentino de 27 años dispuesto a quitarse la vida.
Los hechos se produjeron en la avenida Alcalde de Móstoles. La pantalla de protección se encuentra sobre el puente de la Renfe de esta localidad madrileña, a una altura de entre 10 y 15 metros sobre las vías del tren. El joven se subió a lo alto de esta protección y resultaba imposible llegar a él de forma normal. Y es aquí donde entra en acción nuestro protagonista. Mientras la chica entretenía a Lucas, un agente se agachó junto a la mampara de protección para que otro policía saltara sobre él, cogiera impulso y consiguiera agarrar por la cintura al joven y tirar de él hacia atrás.
La colaboración entre ambos policías sale bien y consiguen evitar que Lucas se quite la vida. Un indicativo del SUMMA se presenta en el lugar de los hechos y tras una primera valoración ve oportuno su traslado a un centro hospitalario.
En este punto, el joven decide que si es llevado al hospital quiere que le lleve alguno de los agentes que le han salvado la vida. Los servicios de Emergencias no ponen objeción alguna y es trasladado en el coche patrulla del agente de la Policía Nacional de Móstoles que se impulsó para salvarle la vida. Una vez en el Hospital Rey Juan Carlos, quedó bajo la custodia del centro que le realizó una valoración médica.
Sobra decir que en esta historia hay más de un héroe, pero uno de ellos llama en especial la atención. Ese decidido agente que se lanzó a por el joven sin pensárselo dos veces se llama José Luis Fernández y no es la primera vez que protagoniza una acción de esta valentía.
Un héroe, sin capa ni poderes
En agosto de 2015, José salvó la vida a un joven discapacitado que se ahogaba en el mar. Él estaba de vacaciones en la playa de la Malvarrosa, en Valencia, cuando vio un cuerpo inerte, flotando en el mar y sin realizar movimiento alguno ni llamamiento de auxilio.
La marea estaba revuelta y el cuerpo del joven se adentraba hacia mar abierto. Ni lo pensó, se lanzó al agua y acudió en su ayuda. Ya en la orilla, el agente comprobó que el joven estaba inconsciente, que sus constantes vitales eran nulas y que había ingerido gran cantidad de agua, por lo que procedió a realizar las maniobras de reanimación cardiopulmonar. La víctima expulsó todo el agua y recuperó sus constantes.
Y fue entonces, tras ver que la hermana se comunicaba con él en lengua de signos, cuando comprendió que éste era sordo. «No eres consciente en realidad de lo que acaba de pasar. Hasta que levanté la cabeza y vi que estaba rodeado de personas», explicaba por aquel entonces José a sus compañeros.
Trabajo en equipo para salvar a un bebé
Tiempo después, José fue noticia junto a otra compañera de Móstoles, Sonia, porsalvar la vida a una recién nacida. Ocurrió de madrugada, ambos iban en sus respectivos coches patrulla cuando oyeron los gritos de una mujer pidiendo auxilio. Guiados por estos gritos, llegaron hasta una casa y se encontraron a una mujer de pie, en el pasillo y con fuertes contracciones. Embarazada de seis meses y medio, había roto aguas.
La ambulancia del SUMMA estaba de camino, pero había que actuar. Apenas habían pasado veinte minutos desde que llegaron a la vivienda y el bebé ya asomaba la cabeza. La pequeña venía con el cordón umbilical enrollado en el cuello y no respiraba.
Los dos policías procedieron rápidamente a retirar el cordón del cuello y a sacar los restos biológicos de la boca y la nariz. Es entonces cuando comienzan a reanimar a la niña, masajeando la espalda y el pecho. La niña por fin abrió los ojos y respiró. La tensión del momento dio paso a las lágrimas. La madre, agradecida, les dice que ella está bien y que se centren en la niña, que desde ese día se llama Sonia, en honor a la agente que le salvó la vida.
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