Patrimonio del Estado
Pedro Sánchez no hace públicos los regalos institucionales que recibe
Un ciudadano presenta un recurso en la Audiencia Nacional por la «opacidad» del presidente, a quien Transparencia afea que no elabore un inventario como el de la Casa Real
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no hace públicos los regalos institucionales que recibe desde su llegada a Moncloa. Se le ha requerido por dos veces ante el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno (CTBG), y en ambas ocasiones no ha habido respuesta concreta al solicitante de la información, el abogado Guillermo Rocafort, que ha presentado un recurso contencioso-administrativo ante la Audiencia Nacional por la «opacidad» del líder del PSOE.
Desde la Secretaría General de la Presidencia del Gobierno contestaron al CTBG que «la elaboración del inventario de los regalos de relevancia institucional recibidos por el presidente del Gobierno, así como ulteriores actos administrativos de traslación de bienes que pudieran llevarse a cabo, se realizarán cuando el jefe del Ejecutivo cese en su cargo» y, «una vez inventariados, se incorporen al Patrimonio del Estado».
El reclamante alegó que el presidente lleva ya tres legislaturas y que «de ser cierto este criterio administrativo ya tendrían que estar inventariados y entregados a Patrimonio del Estado los obsequios recibidos». Según la misma fuente gubernamental, «durante el mandato de cada presidente del Gobierno, los regalos institucionales que reciben se depositan en las dependencias del edificio del Consejo de Ministros y del Palacio de la Moncloa, realizándose una anotación previa y simple con las circunstancias de la recepción».
Transparencia hizo constar que, en su respuesta, la Secretaría General de la Presidencia del Gobierno inadmitía la solicitud alegando la inexistencia de la información en el momento de resolver. Pero no dejó de afear esta negativa, que «no se corresponde con los usos actuales más acordes con las exigencias dimanantes de los principios de transparencia y rendición de cuentas de la actividad pública y, además, contrasta con la seguida por otros órganos e instituciones públicas como la Casa Real», que lo hace cada año. Ante la mención a la «anotación simple» de los presentes recibidos, Rocafort insistió en pedir «copia» de «sus detalles» y los regalos que han llegado a manos de Sánchez «desde que ocupa su cargo en 2018».
La contestación oficial fue reiterativa: «Una vez que la persona que ostenta la Presidencia del Gobierno cesa en este cargo se realizan los trámites para la clasificación, revisión y valoración de los objetos, determinante en la tramitación administrativa de los actos de adquisición o traslación de bienes conforme» a la ley. Pero se trata de una información que no se facilita al considerarla de «carácter auxiliar o de apoyo, en tanto que nota interna, preliminar y de preparación, que carece de la consideración de final y que no constituye trámite de procedimiento alguno».
Rocafort presentó una reclamación a Transparencia en la que argumentaba que «lo más legal sería que, en base a la Ley de Transparencia, las previas anotaciones simples de la recepción de los regalos, con sus detalles, sean del dominio público, pues en teoría España es una democracia donde los cargos públicos deberían tener sus bolsillos de cristal (…)».
En su opinión, estas anotaciones «sí que constituyen un trámite de procedimiento por cuanto que servirán de base a cuando cese el presidente para proceder a la entrega y valoración de dichos bienes; negar que estamos ante un trámite de procedimiento carece de sentido pues es donde se anotan los aspectos esenciales de los presentes institucionales (fecha de la entrega, objeto de regalo y origen del mismo)». Sin embargo, para Transparencia se trata de «meras anotaciones realizadas por un empleado público sobre las circunstancias de la recepción de los regalos sin que, en el momento de presentarse la solicitud, se haya llevado a cabo por el órgano competente la identificación, descripción e incorporación de los obsequios institucionales al inventario».
Por este motivo, el CTBG procedió a «desestimar la reclamación sin perjuicio de volver a recordar al órgano requerido que, aun no existiendo una regulación expresa de la materia, la práctica seguida no se corresponde con los usos actuales más acordes con las exigencias dimanantes de los principios de transparencia y rendición de cuentas de la actividad pública».
En este punto, el peticionario ha llegado hasta la Audiencia Nacional, que ha admitido a trámite su reclamación. «Considero que el inventariado y la entrega al Patrimonio del Estado de los regalos por parte de Sánchez debe ser inmediata, una vez son recibidos, pues de lo contrario se estaría produciendo un disfrute ilegal mientras es presidente del Gobierno. No me puedo imaginar al resto de altos cargos de la Administración disfrutando de los regalos y obsequios durante sus mandatos públicos; es más, el artículo 26 de la Ley de Transparencia no dice que tengan que ser inventariados y entregados cuando cesen en los cargos, y se debe entender, a su juicio, que su inclusión en inventario y la entrega debe ser inmediata». La norma apunta además que los altos cargos «desempeñarán sus funciones con transparencia». E incide en que no aceptarán «para sí» regalos que superen «los usos habituales, sociales o de cortesía». Y que en caso de ser de mayor relevancia institucional, se incorporarán al patrimonio de la Administración Pública.
Organismos que sí detallan sus presentes
Otras entidades sí hacen publicidad de los regalos institucionales que reciben. Es el caso, mencionado expresamente en la resolución de Transparencia, de la Casa Real, que publica cada año la relación de obsequios recibidos después de que en 2015 el Rey Felipe IV aprobara un código ético para regularlo. El Ayuntamiento de Barcelona también cuenta en su Portal de Transparencia con un apartado en el que actualiza un listado con los obsequios dirigidos a la alcaldía, el remitente y la fecha. Y lo mismo ocurre en el Ayuntamiento de Madrid, que desglosa los presentes según el perceptor y el valor. «En la Unión Europea, y en la mayoría de países desarrollados, los titulares del poder ejecutivo publican los regalos que han recibido y los trasladan a la propiedad de sus Estados, como no puede ser de otra manera», añade Rocafort.