El personaje
Míriam Nogueras, la pesadilla del Gobierno
Comisaria excelsa y obediente del prófugo de Waterloo, amenaza con tener en vilo a Pedro Sánchez en cada votación de esta legislatura
De nuevo le ha propinado un susto al Gobierno. La pasada semana, por sorpresa, los siete diputados de JuntsxCat tumbaron en el Congreso de los Diputados una proposición de ley de Sumar auspiciada por el Ejecutivo para combatir el uso fraudulento de los contratos de alquiler temporales y de habitaciones. La portavoz del grupo, Míriam Nogueras, había anunciado la abstención de manera oficial, pero a última hora los posconvergentes cambiaron el sentido de su voto y lo hicieron en contra. Las caras del presidente Pedro Sánchez y de las vicepresidentas María Jesús Montero y Yolanda Díaz eran todo un poema. «Esto es una pesadilla», admitían en el grupo parlamentario socialista ante el permanente pulso al que les somete el partido del fugitivo Carles Puigdemont.
Nogueras tiró de cinismo y aseguró que su grupo no había variado su posición, dado que siempre estuvieron en contra de la proposición de Ley. «Queremos regular el alquiler temporal, a nosotros también nos han tumbado muchas cosas, entonces haces otra propuesta y se busca el acuerdo», ironizó la portavoz ante el estupor de los socialistas. En su estilo bronco y agresivo, Nogueras afirmó que la ley del Gobierno no soluciona el problema de la vivienda. «Es un puro intento de tapar rendijas», sentenció.
Para colmo, horas después de dejar tirado al Gobierno la portavoz de Junts no descartó, en un plató de televisión, una posible moción de censura con el Partido Popular y Vox. «Nosotros haremos siempre lo que convenga a los catalanes», insistió Nogueras. En un tira y afloja lanzó dardos al Ejecutivo y al PSOE: «Si no tienen mayoría y quieren los votos de Junts, que negocien con nosotros y no digan que no piensan cambiar una coma».
Los diputados de Puigdemont ya votaron también hace meses en contra de la Ley de Vivienda por entender que no funciona, ni soluciona el problema, ni incentiva al pequeño propietario. Otro polvorín que da quebraderos al Gobierno es la política de inmigración, cuya negociación con Junts está siendo muy dura dado que reclaman la totalidad de competencias para Cataluña. Nogueras niega que sean racistas o insolidarios: «Somos un partido independentista, no formamos parte de ningún bloque, no cedemos a presiones de nadie y votaremos aquello que beneficie a los catalanes», aclara con estilo amenazante.
La otra piedra que se cruza en el camino del Gobierno son los Presupuestos Generales del Estado. El ex presidente Puigdemont ha advertido ya de que volverán a votar en contra de la senda de estabilidad, paso previo para la aprobación de las cuentas públicas. En La Moncloa deslizan que la intención de Pedro Sánchez es agotar la legislatura con o sin Presupuestos, recurriendo si es preciso a una nueva prórroga, aunque agotarán los puentes con el fugitivo, como han hecho con el envío de una delegación socialista a Suiza para intentar convencerle. De nuevo una rendición en toda regla a costa de mantenerse en el poder. Míriam Nogueras, auténtico «brazo armado» de Puigdemont en el Congreso de los Diputados, reitera su ofensiva: «Como creen que es un crimen que cambiemos nuestro voto esta vez no habrá sorpresas, votaremos no». Juega la baza de sus siete diputados que pueden cargarse el avance de la legislatura. «El Puchi» ha ordenado a sus diputados una estrategia «a cara de perro». La tensión está servida.
Erigida en azote directo de Pedro Sánchez, fiel a su oratoria agresiva, íntegramente en catalán, Míriam Nogueras quiere demostrar que tiene al presidente del Gobierno contra las cuerdas y que el devenir parlamentario será un suplicio. «Nuestros votos no se pueden dar por descontados», advierte como buena «pija» del separatismo. Radical por fuera y de derechas por dentro, está convencida de que Sánchez volverá a ceder ante las exigencias del fugitivo, quien en complicidad con su fiel servidora en Madrid aprieta el pulso con el Gobierno bajo la amenaza de abortar la legislatura. Sectaria, con nula experiencia de gestión, Nogueras pivota cualquier negociación con el PSOE y el Ejecutivo. Llegó a Madrid como diputada junto a Laura Borràs y, tras la marcha de ésta al Parlament de Cataluña, se convirtió en la nueva musa del independentismo.
Separatista de absoluta confianza del prófugo de Waterloo, su fanatismo le lleva a ejercer su actividad parlamentaria únicamente en catalán, lo que provoca la hilaridad de muchos periodistas acreditados en las Cortes que han de recurrir al pinganillo o la traducción del gabinete de prensa del grupo parlamentario neoconvergente. Su intervención en los debates es siempre de traca, con insultos a jueces y periodistas con nombre y apellidos.
Míriam Nogueras i Camero es arisca, viste siempre pantalones con una imagen algo masculina y una melena interminable de planchado cabello. Se mueve por el Congreso junto a los seis diputados de Junts a ritmo marcial, como un equipo militar bajo su mando. Ella ejerce de capitana general y los demás la siguen con disciplina. Nacida en Dosrius, en el Maresme barcelonés, trabajó en la empresa familiar en el sector textil de hilaturas. Empresarios de Mataró, tradicional centro de la industria textil catalana, la recuerdan por su fervor nacionalista. Concejala del Ayuntamiento de Cardedeu en las listas de Convergencia Democrática, después pasó a Junts, la nueva formación del fugitivo Puigdemont. Diputada en el Congreso de los Diputados por Barcelona en la XIII, XIV y XV legislaturas, tras la dimisión de Laura Borràs ocupó la portavocía del grupo parlamentario independentista. Durante una rueda de prensa en la Cámara Baja, retiró la bandera de España del estrado y se quedó tan ancha. Comisaria excelsa y obediente del prófugo de Waterloo, amenaza con tener en vilo a Pedro Sánchez en cada votación de esta legislatura, la más incierta de nuestra democracia.
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