Tomás Gómez

Los mejores aliados del sanchismo

Un adelanto electoral sería una catástrofe para los socialistas que acumulan varios deterioros

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, asiste al despacho veraniego con el rey Felipe VI, este martes en el Palacio de la Almudaina, en Palma de Mallorca© Alberto R. Roldán / Diario La Razón.30 07 2024
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, asiste, ayer, al despacho veraniego con el rey Felipe VIAlberto R. RoldánFotógrafos

Illa ha logrado la investidura y ha formado gobierno con importante representación independentista.

Gana el PSC, que no había tenido nunca tanto poder, pero pierde el PSOE, para el que ya es cuestión de tiempo que Junts suelte la amarra con la que mantiene a Pedro Sánchez en Moncloa.

El líder socialista ha creado ese monstruo llamado Puigdemont, que ha ridiculizado al Estado saliendo del país y entrando a su antojo, a pesar de seguir en busca y captura, subiéndose a un escenario para pronunciar una pequeña arenga y protagonizando la sesión de investidura.

El independentista no se conforma con el papel secundario de liderar la oposición en el Parlament. Puigdemont sabe que su auténtico poder está en el Congreso.

Con ERC atado gracias a los acuerdos con el PSC y Sumar en periodo de descomposición, la única preocupación que le queda a Sánchez es Junts.

No puede prorrogar un año más los Presupuestos del Estado, pero tampoco está en condiciones de sacarlos adelante.

Acordar con Puigdemont va a ser muy difícil. Un adelanto electoral sería una catástrofe para los socialistas que acumulan varios deterioros.

Es demasiado ingenuo pensar que podrían producirse acuerdos entre PP y PSOE.

Feijóo es tranquilo. Desde dentro y fuera del PP le tachan de poco activo, sus enemigos de inmovilista, pero quizá la cúpula popular empiece a darse cuenta de que a Sánchez no le interesa tanto gobernar como sobrevivir en el poder.

Una moción de censura en otoño caería como una bomba de racimo en el panorama político, pero tiene la importante contrariedad de que los votos de Puigdemont serían los que decantarían la balanza.

También es imprevisible Vox, que actúa siempre bajo el control de sus instintos más ultra y primarios.

En definitiva, Sánchez ha canjeado la gobernabilidad por el cargo, y sus mejores aliados son los enemigos del Estado y la extrema derecha.

Los primeros son dueños del calendario electoral; con los segundos ha establecido una simbiosis en la que ambos ganan votos polarizando.