Opinión

Las medias verdades de Sánchez

El presidente dice que no quiere a Vox en el Gobierno, pero sus hechos indican lo contrario

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de Vox, Santiago Abascal
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de Vox, Santiago AbascalEfeEuropa Press

Aciertan los conservadores y socialdemócratas alemanes cortocircuitando el paso de la extrema derecha que se ha catapultado como segunda fuerza política. La posición de Trump, favoreciendo los intereses rusos, alimenta las ideologías xenófobas, totalitarias y antieuropeístas, que están emergiendo en todos los países de la UE, representando una clara quiebra de los principios en que se sustenta Europa. Y un riesgo enorme para la democracia y la libertad. En España, Pedro Sánchez reprocha al PP que tenga acuerdos de gobierno con Vox en algunas comunidades autónomas y pone de ejemplo la gran coalición entre la CDU y el SPD. En Alemania ha ganado la CDU y los socialistas no han dudado en mostrar su disposición a sostenerla en el gobierno.

Sánchez dice que no quiere a Vox en el gobierno, pero sus hechos indican lo contrario. El 20 de diciembre de 2015 se celebraron elecciones generales y el Partido Popular ganó, sin mayoría absoluta. Sánchez no se resignó y, habiendo perdido las elecciones, intentó un acuerdo de investidura con Ciudadanos y Podemos. Se presentó ante el Parlamento y recibió el rechazo de todas las formaciones, excepto de la liderada por Albert Rivera.

Ante el bloqueo parlamentario, se convocaron unos nuevos comicios en junio de 2016. Venció nuevamente el PP, mejorando su resultado respecto a diciembre de 2015 y superando al PSOE en 52 diputados. Pedro Sánchez, con tan solo 85 escaños, se negó a reconocer la victoria de los populares e inició conversaciones con Podemos, Ciudadanos e independentistas. ERC ha reconocido que en abril de 2016, en una reunión secreta con Tardá y Rufián, Sánchez les aseguró que llegaría la secesión de Cataluña si le apoyaban.

La dirección socialista, que estaba en desacuerdo, obligó a Sánchez a dimitir como secretario general del PSOE y recondujo la situación, ordenó la abstención y Rajoy fue investido presidente en octubre, es decir, lo que Sánchez aplaude en Alemania. Pero volvió después de ganar las primarias y promovió una moción de censura en 2018 contra Rajoy, fue investido presidente.

En 2023, Feijóo ganó en las urnas, pero Sánchez siguió en el poder apoyado por sus aliados. Critica que Feijóo se apoye en Abascal, y defiende que por higiene democrática deberían estar fuera de los gobiernos quienes hacen el saludo fascista. Lleva razón, pero eso es solo media verdad, la otra media es que si no hubiese antepuesto sus ansias de poder, Vox no estaría en ningún gobierno y él no sería presidente.