Collado Villalba
Moix: 24 horas para explicar una renuncia
El fiscal Anticorrupción no tenía intención de abandonar su puesto al considerar «irrelevante» su participación en una sociedad en Panamá. Hoy se reúne con el fiscal general Maza, quien le indicará la «conveniencia» de dejar su cargo.
El fiscal Anticorrupción no tenía intención de abandonar su puesto al considerar «irrelevante» su participación en una sociedad en Panamá. Hoy se reúne con el fiscal general Maza, quien le indicará la «conveniencia» de dejar su cargo.
Desde que el 24 del pasado mes de febrero fue nombrado fiscal jefe Anticorrupción, Manuel Moix no ha tenido un día tranquilo. Si su designación ya fue polémica en no pocos ámbitos judiciales y políticos, diversos acontecimientos en los que se ha visto involucrado han hecho que viva en un permanente «via crucis» desde que asumió ese cargo y abandonó su plaza de fiscal del Tribunal Supremo. Si, como todo parece indicar, finalmente puede dejar de dirigir Anticorrupción hoy mismo, mantendrá la categoría de fiscal de Sala y estará asignado al Tribunal Supremo, manteniendo su sillón como miembro de la Junta de Fiscales de Sala, la cúpula de la carrera.
El detonante de lo sucedido ha sido el «caso Panamá», pero no el hecho en concreto de tener un 25 por ciento de una sociedad radicada en ese paraíso fiscal, procedente de la herencia de su padre, sino el no haber informado de ello al fiscal general del Estado, José Manuel Maza, ni de ponerlo en conocimiento de los miembros del Consejo Fiscal antes de que se procediera a votar y respaldar su candidatura. De hecho, está previsto que hoy mismo mantengan una reunión en la sede de la Fiscalía General del Estado que tenga como resultado el fin del mandato de Moix al frente de la Fiscalía Anticorrupción.
Esta circunstancia, según fuentes jurídicas, habría causado un profundo malestar no sólo al fiscal general, sino también en quienes le respaldaron en su momento, hasta el extremo de llegar a considerar que lo mejor para la institución es proceder a su relevo y «tranquilizar» una Fiscalía tan importante como Anticorrupción. Y, sobre todo, según destacaron a LA RAZÓN, el hecho de no haber informado a la Inspección de la Fiscalía General del Estado, que es la encargada de realizar los informes de «idoneidad» de los candidatos a las distintas plazas, ya que ello podría incidir en su valoración final.
El propio Manuel Moix reconoció que calculó mal las repercusiones de todo lo relacionado con esa sociedad panameña y justificó que no informase de su participación en la misma a Maza antes de ser nombrado porque consideró «irrelevante» este asunto, al estimar que ese extremo no suponía ningún tipo de «incompatibilidad» para el ejercicio de ese cargo.
Junto a ello, el estar permanente en el ojo del huracán ha mermado también la paciencia y la moral de su familia, que era la línea roja que Moix había marcado para permanecer en el cargo. Al haberse traspasado esa línea, no estaba dispuesto a seguir haciendo pasar por ese trance a sus más allegados, principalmente a su mujer e hijos. Pero, a pesar de todo, no iba a ser quien diese el primer paso, no tenía el más mínimo propósito de renunciar motu proprio, pero tampoco pensaba enrocarse y la posibilidad de dar lugar a un escenario donde su imagen quedaría más dañada.
En la reunión que mantendrán hoy Maza y Moix está previsto que el primero le plantee la «conveniencia» de que presente su renuncia al cargo, algo a lo que el actual jefe Anticorrupción no pondría objeción alguna. De hecho, así lo manifestó ayer en una entrevista en Onda Cero, donde aseguró que no tenía «ningún interés en mantener una situación si se considera que no soy el más idóneo. No hay problema». Dejaba abierta la puerta a un escenario con amplias posibilidades de que se convierta en realidad hoy mismo. La fluida relación que mantiene con el fiscal general hará que el «trago» sea más digerible para todos.
A esa «pérdida de confianza» de Maza en Moix, que según fuentes solventes se había producido tras conocerse todo lo relacionado con su participación en la sociedad panameña de la que era titular su padre, se añadió ayer un último detonante que también ha influido en la conclusión final del fiscal general de la necesidad de dar el paso que hasta ahora se negaba de forma rotunda: la Asociación de Fiscales, cuyos votos en el Consejo Fiscal propiciaron su propuesta de nombramiento, se sumaba a las peticiones de la necesidad de poner su cargo a disposición de Maza, o lo que viene a ser lo mismo, una renuncia implícita. Así se lo transmitió personalmente la dirección de esta asociación tanto al fiscal general como a Moix antes de hacer pública su postura. De esta forma, Maza se queda ya sin respaldo alguno para mantenerle en el cargo y la renuncia, tras la «sugerencia» prevista por el fiscal general, se prevé como la opción menos traumática, según coincidieron en señalar distintas fuentes jurídicas consultadas por este periódico.
Imagen de imparcialidad
La Asociación de Fiscales esgrime que las últimas informaciones aparecidas sobre Manuel Moix suponen un «menoscabo para la imagen de la Carrera fiscal», por lo que continuar en el cargo supondría comprometer «la imagen de imparcialidad de la institución», de manera que le reclamó que pusiese su cargo a disposición del fiscal general del Estado.
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