Elecciones generales
Lozano no renunció a su acta de diputada hasta que no amarró el escaño del PSOE
Se dio de baja media hora después de que se conociera su fichaje. Asegura que renuncia a una indemnización que no es automática.
El fichaje de la ex diputada de UPyD Irene Lozano como «número cuatro» del PSOE deja muchas fugas en el discurso de la regeneración democrática que hasta ahora ha defendido. Lozano presentó su renuncia al acta de diputada muy poco antes de que compareciese en público para anunciar su salto al PSOE y algo después de que su fichaje fuera anunciado a los periodistas que cubren habitualmente la información del partido. Es decir, cuando ya tenía bien amarrado su futuro escaño, y después de haber estado varias semanas negociando con la dirección socialista su sitio en el futuro Parlamento que se constituirá tras las elecciones generales del 20 de diciembre. Hasta que no ató el escaño en la próxima legislatura no dejó de representar a UPyD. De hecho, en concreto en el registro de la Cámara Baja figura que la baja la formalizó a las diez y cinco de la mañana del pasado viernes y su incorporación se anunció vía comunicado media hora antes de ese registro. Desde allí se fue directa a anunciar su incorporación al partido contra el que ha dirigido con contundencia su crítica durante toda la legislatura por formar parte del sistema a combatir del clan PP-PSOE.
Ayer, en una entrevista en «Espejo Público» en Antena 3, negó que su inclusión en las listas socialistas sea un «dedazo», y lo comparó con la elección de ministros por parte del presidente del Gobierno. «El secretario general [del PSOE], como el presidente del Gobierno, eligen; el presidente elige a los ministros y nadie piensa que sea un dedazo», respondió ante las críticas que la señalan como una tránsfuga. Muchas de las más duras acusaciones le están viniendo de las filas del PSOE, precisamente. «A algunos les gustaría poder hacerme una acusación con una palabra muy gruesa, pero mi caso no es transfuguismo. Lo sería si me hubiese quedado con mi escaño y ahora me integrara en el Grupo Socialista parlamentario, pero he renunciado a mi acta de diputada y, además, he renunciado a la indemnización por cese que me correspondería», añadió.
No obstante, Lozano no ha renunciado todavía a ninguna indemnización porque en el mes de octubre no le corresponde ninguna, ya que ha cobrado su sueldo como representante de UPyD. Y para el mes de noviembre, la indemnización por cese no es en ningún caso automática, sino que tendría que solicitarla y ser aprobada por la Cámara porque no es de oficio. La indemnización por cese está prevista para el caso de que un diputado que se da de baja pueda demostrar que no tiene más ingresos públicos, y está tasado que le corresponden tantos meses como años haya estado en la Cámara. La otra indemnización que cobrarán ahora los diputados, la de transición ante el final de la legislatura, tampoco puede cobrarla Irene Lozano porque está prevista para aquellos que están en activo en la fecha de la disolución de las cámaras y llega sólo hasta el momento de las elecciones.
Lozano intentó ayer apagar el terremoto que ha generado su incorporación al PSOE con gestos hacia este partido y restando importancia a su beligerancia del pasado, que explicó que se debió a los «eslóganes» y a la dinámica propia de la actividad política. «No sólo me ganaré la confianza de los que pueden sentir recelos en poco tiempo, porque soy una persona que da mucho el callo, sino que estoy segura de que cuando empiece a trabajar voy a tener muchos más amigos que recelosos», explicó. Por ello, en Antena 3 subrayó que incluirla en las listas del PSOE como independiente «es la manera de materializar que el partido está abierto a la sociedad».
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