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Terrorismo

«Hay que conseguir que no entren en los bares»

El acoso a los agentes en Alsasua sigue «punto por punto» las instrucciones de ETA, según tres peritos.

Juicio a los ocho acusados de agredir a dos guardias civiles y sus parejas en octubre de 2016 en la localidad navarra de Alsasua, larazon

El acoso a los agentes en Alsasua sigue «punto por punto» las instrucciones de ETA, según tres peritos.

«Poner una pegatina con la flecha amarilla en la puerta está bien, «pero de qué sirve si no conseguimos lo que queremos? Lo que hay que conseguir es que no entren en los bares». Un manual incautado a ETA en 1999 detalla los pasos a seguir para conseguir expulsar a las Fuerzas de Seguridad, una campaña de acoso que –según tres peritos del Servicio de Información de la Guardia Civil que ayer declararon como peritos en el juicio contra los presuntos agresores de dos agentes y sus parejas en octubre de 2016 en Alsasua (Navarra)– se ha seguido «punto por punto» en el municipio navarro.

«Sería el comienzo de la fase del aislamiento», añadieron los peritos. Para ETA, el objetivo de echar a los agentes tenía varias fases: ambientación, socialización del rechazo, tensionamiento y aislamiento y, al final, la expulsión.

En ese manual, ETA «habla de crear movimientos sociales» para conseguir la expulsión de las Fuerzas de Seguridad, aseguró uno de los autores del informe, y «Ospa» es «uno de los movimientos que se crea siguiendo esas instrucciones». Se trata, en definitiva, «de generar violencia para conseguir objetivos políticos».

Según aseguraron al tribunal los tres agentes que vinculan la paliza al terrorismo etarra, pese al cese de la actividad armada de la organización criminal en 2011 esa campaña «continúa» y no ha variado «ni un ápice».

La izquierda abertzale recogió el guante con la campaña «Alde Hemendik» (que se vayan), que «fue fagocitada por ETA» según los agentes, que han examinado 76 «zutabes» (boletines internos de la organización) en los que se hace referencia a esa iniciativa. «ETA es un frente armado –precisaron–, pero necesitan de un conglomerado que viene detrás, el mal llamado terrorismo callejero. En Alsasua año tras año ha habido incidentes de este tipo y compañeros han sido atacados».

Tras el cese de la violencia pregonado por ETA, explicaron, diversas de sus organizaciones satélites (como Segi, Ekin o Askatasuna) anunciaron su disolución. «Se están blanqueando, pero los objetivos estratégicos de ETA no han cambiado ni un ápice».

«¿Esta campaña está activa en Navarra a partir de 2011?», les preguntó el fiscal José Perals. Según los agentes, aquella se trasladó a movimientos sociales en localidades navarras como Echarri Aranaz, Lecumberri o la propia Alsasua, donde en 2012 se pusieron en marcha unos «comités antirrepresivos» para denunciar el supuesto hostigamiento de la Guardia Civil, cuyo máximo exponente era el «Ospa Eguna» (Día de la Huida). Pero desde meses antes, el bar Goya de la localidad navarra, regentado por una mujer y su hija cuyas parejas eran guardias civiles, sufrió el acoso de los radicales a través de pintadas, rotura de cristales y quema de contenedores, explicó un agente.