El desafío independentista
Junqueras desdice a Vidal pero no logra dar carpetazo al caso
El vicepresidente de la Generalitat admite que las afirmaciones del ex juez han hecho «daño al Govern», pero no convence a PP, C’s y PSC, que negocian impulsar una comisión de investigación
El vicepresidente de la Generalitat admite que las afirmaciones del ex juez han hecho «daño al Govern», pero no convence a PP, C’s y PSC, que negocian impulsar una comisión de investigación.
Con un estilo poco claro y disperso, el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, ha acabado desdiciendo las afirmaciones del ex senador de ERC, Santi Vidal. Después de tres semanas en las cuales se ha limitado a hacer desmentidos de trámite, ayer se vio exigido por la oposición a entrar al detalle de algunas de las declaraciones que había hecho el ex juez en las que atribuía ilegalidades al Govern para avanzar en el proceso independentista, aunque no convencieron y PP, C’s y PSC ya negocian para impulsar una comisión de investigación sobre este caso.
Y es que las caricias de la CUP y Junts pel Sí, que dedicaron su tiempo de intervención a contrarrestar las interpelaciones que hacían los otros grupos parlamentarios, y su manifiesta desgana no lo pusieron nada fácil. En su primer turno de palabra, obvió el escándalo y se limitó exclusivamente a explicar de dónde obtienen los datos fiscales y las bondades del nuevo sistema informático «e-Spriu» para gestionar los impuestos. La única objeción que hizo a Vidal fue para admitir que sus declaraciones habían generado «dudas y habían hecho daño al Govern y a los profesionales de la Agencia Tributaria».
La actitud de Junqueras hizo estallar a la oposición. El primero en mostrar su irritación fue el diputado de C’s, Fernando de Páramo, que pidió que no «tomara el pelo a la gente con lecciones de informática» y le acusó de querer «borrar a Vidal del diccionario independentista» ya que le citó en una sola ocasión en su primer discurso de más de media hora. A partir de ahí, planteó una serie de preguntas concretas sobre la apropiación de datos fiscales ilegales, la existencia de una unidad de contraespionaje de los Mossos d’Esquadra, la elaboración de una lista de jueces según su afinidad a la independencia o la predisposición de algunos Estados a reconocer a Cataluña. En su segunda intervención, Junqueras respondió con una retahíla de «noes» a cada uno de estos requerimientos.
Pese a ello, De Páramo se mostró receloso y exigió, como ya había hecho el coordinador del PP, Xavier García Albiol, que el Govern denunciara a Vidal por «injurias, difamación y calumnias» para dar crédito a sus explicaciones. A esta petición se sumaron los diputados del PSC, Alícia Romero, y Catalunya Sí Que Es Pot, Joan Coscubiela. Romero reprochó que permitiera a Vidal ir contando «mentiras» y espetó: «Ustedes no son claros, no son honestos, no explican los riesgos y explican lo que quieren en las conferencias». Coscubiela se mostró desconfiado y consideró que no cree que fuera «por libre» sino desarrollando un guión hecho por Junqueras, hasta que «mala suerte, lo engancharon». «Es una monumental estafa política», clamó Coscubiela.
El diputado del PP, Alejandro Fernández, vaticinó que a medida que vaya avanzando la investigación del caso, se convertirá en el «Watergate particular» de Junqueras. Criticó la actitud de Junqueras, y consideró que «no tiene perdón en términos de dignidad democrática y es cinismo político».
Finalmente, el diputado de la CUP, Carles Riera, lejos de inquietar como habitualmente hace su partido, se mostró contenido en pro del «procés» y dio por buenas las explicaciones del vicepresidente de la Generalitat: «Para nosotros, caso cerrado».
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