Opinión
La jefa de gabinete del jefe de gabinete
Toda una legión de cortesanos se encargará de que la sociedad española perciba la realidad de otra manera
El Gobierno ha empezado a caminar como Frankenstein en su versión clásica, con los andares descoordinados, torpes y rígidos como consecuencia de un cuerpo confeccionado con partes de diferentes cadáveres.
Los dos primeros enfrentamientos han sido, uno interno, entre Calviño y Yolanda Díaz, y otro, con el socio más aventajado, Puigdemont. La crisis en el seno de la coalición ha venido a cuenta de la propuesta de la ministra de Economía en materia de la prestación del subsidio de desempleo.
Díaz repite el esquema de la legislatura pasada descolgándose de determinadas propuestas que considera impopulares para, una vez marcada públicamente la diferencia, terminar conviniendo con el PSOE. La máxima de la ministra de Trabajo es que lo que importa es lo que piensen de ella, no lo que haga.
El otro choque, de mayor calado, ha venido con Puigdemont que ya ha lanzado su primera amenaza sobre la estabilidad de la legislatura. El independentista no va a dejar escapar la oportunidad de lograr sus objetivos, sabe que las dilaciones de tiempo corren en su contra y que Sánchez es experto en escurrirse de los compromisos adquiridos. Esa es la razón por la que mantendrá la tensión continua.
Una versión especializada del chantaje es el relator internacional para dar fe de la negociación que mantienen Sánchez y Junts. Puigdemont ha logrado humillar al Estado español.
La exigencia del relator y la aceptación por el PSOE tienen una doble lectura. En primer lugar, proyectar a Europa equidistancia entre las partes, de manera que la idea de un estado catalán independiente se pone a la misma altura que el Estado español.
En segundo lugar, que España no es un país de fiar ya que las estructuras del Estado pueden falsear y mentir en la negociación.
Sánchez se ha prestado a la genuflexión desde la perspectiva de que lo único importante es seguir siendo el inquilino de Moncloa. Toda una legión de cortesanos se encargará de que la sociedad española perciba la realidad de otra manera.
Bolaños es el encargado de tener toda esa nutrida maquinaria engrasada. La última publicación en el BOE deja al descubierto lo ridículo que pueden llegar a ser las denominaciones de los cargos de confianza del gobierno. Vale como ejemplo el nombramiento de la jefa de gabinete del jefe de gabinete de la Presidencia, no es un juego de palabras, esa es una designación del gobierno de Sánchez.
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