El legado

A Gregorio Ordóñez «le asesinaron para matar sus ideas, pero sobrevivieron»

El teniente alcalde de San Sebastián había encomendado a los jóvenes del PP que le ayudaran con el partido, sabía que le podían matar

Gregorio Ordoñez Cartel electoral
Gregorio Ordoñez Cartel electoralLR

En el corazón de la política española, en los años 90, emergió una figura con una pasión inquebrantable por la libertad y la democracia: Gregorio Ordóñez.

Logró reanimar las siglas del PP al que posicionó con opciones reales de gobernar la capital de Guipúzcoa. Su actitud diaria, su valentía, su cercanía, su forma de hacer política en un ambiente hostil marcado por la violencia y la amenaza terrorista hicieron que los ojos de media España se clavasen en él, y también la diana.

«Le mataron y quisieron matar con él sus ideas, pero estas sobrevivieron», recuerda el que fuera secretario general del PP, Carlos Iturgaiz en 1995.

Ordóñez tenía la ilusión de que José María Aznar fuera a la tamborrada de Donosti. Le invitó a comer al «txoco» y a cocinar. Entonces le auguró: «Tú serás presidente del Gobierno y yo, alcalde de San Sebastián». Si ETA no le hubiera asesinado habría sido casi una profecía autocumplida.

Le gustaba estar con los jóvenes y dos días antes del atentado, les reunió en Portugalete, en un encuentro que sirvió para encomendarles una misión: «Nos dijo que nos necesitaba y que le ayudáramos con gente joven para llenar las listas, que diéramos la cara», recuerda Ramón Gómez que se preguntó a dónde iba a ir con la carrera recién empezada. «Cuando le asesinaron dije sí a cualquier sitio al que me mandaran. Tenía un compromiso moral», el de mantener su legado, y terminó de concejal de Eibar. En aquella comida les confesó que tenía miedo de que le pasara algo.

Borja Sémper tocó las puertas del PP de San Sebastián con 17 años. Recuerda que a Ordóñez le votaban por encima de las siglas y aún pone en práctica dos de los consejos que le dio: «Da entrevistas también en medios críticos con el Partido Popular. También nos tienen que oír los que no nos votan para intentar que lo hagan» o «hay que tratar a los ciudadanos por igual, te hayan votado o no».

Vanessa Vélez se sienta hoy en el mismo salón de plenos en el que el que fuera teniente alcalde hacía política. Ella no le conocía del PP, sino del barrio, eran vecinos. Dice que era un «torbellino, súper inteligente, valiente. Decía lo que muchos pensábamos y nadie se atrevía a decir». En casa de Vélez no había tradición política, pero sí valores. «Cuando había un atentado íbamos a las concentraciones» y había oído en casa que matar «estaba mal». Por ello, cuando fue asesinado su vecino, «Goyo», Vélez, que tenía 17 años, decidió entrar en política. «Le dije a mis padres que me iba a afiliar, y me dijeron que sí». Para la concejal popular su motivación fue seguir luchando por «la libertad y la democracia, para acabar con ETA». Aquel 23 de enero hubo muchos que, como ella, «nos sentimos huérfanos».

Iturgaiz compartía escaño en el parlamento vasco con Gregorio y habían sido padres por primera vez casi al mismo tiempo. El primer ramo de flores que recibió en la clínica fue de él. Le recuerda como una persona «muy humana» y detallista. Y, cuando viajaban juntos siempre le decía: «Aprovecha y ve a ver a tu hijo». Lo decía porque Ordóñez se pasaba la vida en el consistorio donostiarra. «Abría y cerraba el ayuntamiento. Muchas veces solo comía un pincho que le llevaban de los bares de alrededor» o se iba a un bar cercano, como La Cepa.

Era muy beligerante contra el nacionalismo. Fue el primero que se atrevió a apuntar que Batasuna era el brazo político de ETA y cargaba continuamente contra Arzallus al que también responsabilizaba de lo que ocurría con el mundo etarra.

Para Jaime Mayor Oreja, «Goyo» era una persona «irrepetible» por su personalidad, su coraje, su forma de ser, el valor que demostró siempre. Fue quien supo de la preocupación que sentía. «Estaba muy centrado en conseguir el mejor resultado» en las elecciones municipales de 1995. En diciembre de 1994 había empezado a ver «cosas extrañas» que le estaban sucediendo hasta el punto de que le pidió que fuera a una rueda de prensa con él "porque había hecho una crítica muy fuerte a Odón Elorza". Fue la primera vez que sintió que «él presentía algo» y en una cena, días antes de su asesinato, se lo contó a Mayor Oreja que habló con el consejero de Interior, Juan María Atucha, para que le pusieran escolta, pero no hubo tiempo. Le asesinaron poco después, hace ya 30 años.

Poco tiempo después hubo una reunión en la que Iturgaiz reclamó escoltas para los políticos vascos al viceconsejero del gobierno vasco y al responsable de la Ertzaina. "Les dije que estábamos en el punto de mira de ETA y me dijeron que los únicos que lo estaban era la Ertzaina y los jueces. Me levanté de la mesa" y les espetó: "Ya os enteraréis". Entonces les pusieron un "acompañamiento", pero no fue hasta el atentado contra José María Aznar cuando vieron que estaban todos en la diana. Había empezado con Ordóñez la campaña de "socialización del dolor".

Para el exministro, "hemos retrocedido mucho, no hemos avanzado nada" porque "ETA está ganando la batalla" y se mostró convencido de que ETA "podrá gobernar cuando quiera en el País Vasco, las paradojas de la vida. Son los verdugos los que hoy gobiernan y los partidos están en un momento más difícil". Sin embargo, advierte de que "esto no significa que los esfuerzos hayan sido inútiles" porque "todo lo que se hace en buena dirección al final tarde o temprano se valora".

Legado

El profesor de Historia en el País Vasco, José Antonio Pérez asegura que pervive el legado de Gregorio Ordóñez y es algo que "se mantiene muy vivo" a través de la defensa de la pluralidad, "de un Euskadi que no solo es de los nacionalistas sino también de derechas". Y es que el hecho de que su hermana, Consuelo Ordóñez tenga una labor tan importante desde Covite y sea tan activa en las redes sociales "ha ayudado mucho más", apunta.

¿Y le conocen los jóvenes de hoy? "No tanto. En general, no". "Yo, doy historia contemporánea del País Vasco y, como mucho, hay gente a la que lo del terrorismo les suena muy alejado y más si se va a víctimas concretas. Les suena Miguel Ángel Blanco, pero no mucho más. Sigue siendo labor de los profesores incidir en ello y tratar de explicar lo que fue". Pérez asegura que sus alumnos "sí que saben, pero a los que doy esa materia" y también es algo que depende del interés de los docentes porque "las guías de la universidad pasan de manera superficial por ello".

El que fuera teniente alcalde de San Sebastián dejó su legado, el de una política valiente, combativa, de frente... una política al estilo "Goyo".