El desafío independentista
Fractura en el independentismo. Segundo asalto: PDeCAT vs Puigdemont
Bonvehí, presidente del partido, convoca el Consell Nacional para cerrar filas y frenar la plataforma «La Crida» que fundarán el ex president y Torra. Están dispuestos a hacerse valer «aunque vayamos a un desastre electoral
Bonvehí, presidente del partido, convoca el Consell Nacional para cerrar filas y frenar la plataforma «La Crida» que fundarán el ex president y Torra. Están dispuestos a hacerse valer «aunque vayamos a un desastre electoral».
La caótica, y kafkiana, situación vivida en los últimos días ha rebosado el vaso de la paciencia de los sucesores de Convergència. David Bonvehí, presidente del partido, ha convocado Consell Nacional, el máximo órgano entre congresos para este viernes para analizar su papel en la Crida per Catalunya de Puigdemont y Torra. El jueves de la pasada semana, LA RAZÓN explicaba la situación interna de los postconvergentes que estaban desenterrando el hacha de guerra contra las veleidades de Torra y Puigdemont. Cuatro elementos han hecho explosionar al partido. Que sus diputados desconocieran desde el primer día los planes de Junts per Catalunya de buscar el enfrentamiento en el Parlament a cuenta de los diputados presos o exiliados; que su propuesta de diálogo en el Congreso de los Diputados fuera retirada a la fuerza por orden de Puigdemont; que se mantenga al margen de la estrategia de JxC a la dirección del partido y que la Crida se quiera constituir como partido, lo que disolvería como un terrón de azucar al PDeCAT.
Puigdemont y Torra han trasladado la constitución de la Crida al día 27, con la intención de capitalizar el aniversario de la proclamación de la República. Dicen que para reforzar la efemérides, pero lo cierto es que pretendían constituirse como partido este viernes, Día de la Hispanidad. Este día ha sido elegido por Bonvehí para cerrar filas en el PDeCAT y convocar el Consell Nacional, «el único órgano que puede autorizar la disolución del partido, y en el Consell Puigdemont no tiene la mayoría», apuntan fuentes del partido. «Bonvehí no es Marta Pascal, y la situación política ha cambiado mucho en estos tres meses. Hoy Puigdemont está más contestado que nunca en el partido, sobre todo por el mundo municipal», apuntan estas fuentes.
Ésta será la batalla que dará un PdeCAT que no quiere disolverse en la Crida. «Dijimos que estaríamos en la Crida porque era un movimiento por la República. Si la Crida sólo es un partido, el PdeCAT se replanteará su posición», afirma un dirigente nacionalista que coincide con las tesis de David Bonvehí. La situación es tal que el presidente del partido dijo el lunes en una entrevista publicada en «El País» que «no era partidario de ultimátums». Tampoco en este tema el PDeCAT fue consultado.
El PDeCAT tiene más de cuatrocientos alcaldes y es su principal bastión político. Sus alcaldes temen que la estrategia de Puigdemont acabe con este poder municipal y han levantado la voz «porque que nadie se engañe. No será ERC quien pare a Puigdemont, será el PDeCAT aunque vayamos a un desastre electoral», apunta un miembro del Consell Nacional convergente, refiriéndose a la posibilidad de presentarse al margen de Puigdemont, aunque añade que «los derechos electorales los tenemos nosotros, ni Puigdemont, ni Junts per Catalunya, ni la Crida». Ésta será su principal baza de presión a Puigdemont y Torra. Si quieren convocar elecciones tendrán un problema de financiación y de espacios electorales.
La gran incógnita de este enrevesado escenario lo representa Elsa Artadi. Si antes estaba bajo la órbita de Puigdemont ahora mantiene su propia hoja de ruta. «Viaja a Madrid constantemente y mantiene sus propias relaciones», dicen en su entorno. Ayer, Artadi se puso de perfil cuando se le preguntó sobre la crisis que en ese momento sucedía en el Parlament. «Es cosa de los grupos parlamentarios», dijo. Artadi mantiene unas relaciones frías con el que fue su partido, el PDeCAT, que abandonó por la puerta de atrás para sumarse al grupo de Puigdemont. Tal y como está la situación puede convertirse en una pieza clave. Puigdemont no confía en ella, con Torra no se habla, pero el PDeCAT puede necesitarla.
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