Felipe VI preside la entrega del premio al "Cervantes infantigable"

El Rey destaca la vida de Sergio Ramírez, el "hombre reposado de actividad vertiginosa"que "dejó el poder"por la literatura

Los Reyes han presidido esta mañana la entrega del premio Cervantes al nicaragüense Sergio Ramírez, en el paraninfo de la Universidad de Alcalá. A su llegada, cerca del mediodía, Don Felipe y Doña Letizia han recibido honores por parte de la compañía de brigada ligera paracaidista Almoragaves VI. Al acto han asistido asimismo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; el ministro de Educación, Iñigo Méndez de Vigo; el alcalde de la ciudad, Javier Rodríguez Palacios; y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, quien no entró a la vez que el líder del Ejecutivo, dentro de la polémica del máster.

El Rey ha comenzado su mensaje dedicándolo a las, de momento, 27 muertes a raíz de las protestas en el país del galardonado. "Don Sergio, en estas horas difíciles, toda España lleva a Nicaragüa en el corazón".

"Rama esencial de ese árbol que es la literatura de raíz cervantina", Don Felipe se ha referido a la vida de un autor sumido en la encrucijada de elegir entre la política y la literatura. Vicepresidente de su país en los años 80, el escritor "decidió robarle tiempo a la madrugada", ha destacado el Rey, "y escribir al menos dos horas antes de volver a vestir la camisa de líder político". Hasta que, como ha destacado el Jefe del Estado, "dejó el poder y abandonó la política, y decidió dejar atrás la vida pública". Felipe VI no ha querido dejar sin constancia la labor de apoyo de su familia en esa búsqueda, tanto de sus padres, que como el propio escritor cuenta "vieron en él la vocación temprana de escritor", así como de su inseparable compañera Gertrudis Guerrero, conocida como "Tulita".

En cuanto a "la mirada"del galardonado, el Monarca ha destacado que "refleja preocupaciones universales y concretas", como cuando recorrió las calles de Haití, antes del terremoto, para profundizar en "las consecuencias de la violencia y la desigualdad".

Así, este "hombre reposado de velocidad vertiginosa", que se adentra en los "vericuetos de esa deidad tan escurridiza que es la verdad", es para Don Felipe, como lo definiera su compatriota Gioconda Belli, "un Quijote infatigable".