Memoria Histórica
Exteriores ya ha retirado los símbolos franquistas de sus sedes, embajadas y consulados
El proceso ha incluido vajillas, cristalerías, cuberterías, escudos y retratos, aunque no se conoce coste ni cantidad
En diciembre de 2002 , y tras la retirada la retirada por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de los cuatro escudos franquistas de la fachada de su sede en Madrid, la cartera de José Manuel Albares envió un telegrama a embajadas y consulados en el que instaba a la eliminación de todo vestigio del régimen en sus instalaciones, conforme a lo estipulado por la nueva Ley de Memoria Democrática, aunque en realidad ya se dieron pasos en ese sentido con la ley de 2007. Un proceso que ya se ha dado por completado, según fuentes diplomáticas. Además de las dependencias de Madrid –con un coste de 106.000 euros– «lo mismo ha venido sucediendo en las representaciones de España en el exterior, donde se ha procedido a identificar, catalogar y ordenar la retirada de los elementos y enseres contrarios a la memoria democrática», añaden las fuentes.
En estos casos, se trata fundamentalmente de objetos con simbología franquista como piezas de vajilla, cuberterías, cristalerías, escudos, metopas, retratos o bustos, que ya han sido procesados «con escrupuloso respeto al procedimiento administrativo y la normativa en materia de protección del patrimonio y de bienes culturales», precisan.
Albares advertía a todas aquellas embajadas, representaciones permanentes y consulados en los que hubiera «elementos consistentes en retratos, escudos, insignias, placas y otros objetos» de carácter franquista que lo notificaran a la Dirección General del Servicio Exterior antes del 1 de febrero de 2023, ofreciendo una «descripción física, con fotografías y la indicación de la exacta ubicación». Tras ello, recibirían instrucciones para actuar en consecuencia.
Un año después, Exteriores considera que ya se ha procedido a desplazar todo aquello que se ha detectado y podía ser retirado, toda vez que el ministro ya dejaba claro que no sería obligatorio en caso de que se trate de «elementos con singular valor artístico que formen parte de un bien integrante del Patrimonio Histórico Español» o por razones arquitectónicas «cuando el elemento sea fundamental para la estructura del inmueble».
No obstante, desde Exteriores no se han brindado detalles sobre el número de embajadas que han tenido que acometer estas acciones ni sobre el número de objetos y elementos retirados o el coste que ha tenido para las arcas de Exteriores, en quien debía recaer tal y como explicó el propio ministro en su telegrama.
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