Exteriores
¿Está justificada la asusencia de Pedro Sánchez a la Cumbre Iberoamericana?
Los expertos consultados consideran que es otro error del presidente
El Rey se encuentra en Cuenca (Ecuador) para participar en la XXIX Cumbre Iberoamericana jefes de Estado y de Gobierno, en Cuenca (Ecuador), que estará marcada por un récord de líderes ausentes desde que estas citas comenzaron a celebrarse en 1991, entre ellos el presidente Pedro Sánchez. El Jefe del Ejecutivo no acompañará al Jefe del Estado para seguir de cerca la evolución de la DANA, un circunstancia, que, sin embargo, al socialista no le ha importado para viajar esta semana a Bakú (Azerbaiyán) para participar en la Cumbre del Clima y tampoco le importará para ir Rio de Janeiro (Brasil) al G-20. Los expertos consultados consideran que es otro error del presidente del Gobierno porque es “una de las prioridades de la política exterior española”.
LA RAZÓN analiza con distintos expertos el futuro de este foro internacional basado en la historia de vínculos e intereses comunes entre Latinoamérica, el Caribe, España y Portugal. Julio Panizo, profesor colaborador de los Estudios de Ciencia de la Información y de la Comunicación de la UOC, quita hierro a la ausencia de Sánchez. En su opinión, “España es uno de los países que impulsó este foro multilateral y al que siempre ha acudido el Jefe del Estado acompañado por el Jefe del Ejecutivo. En este caso, el hecho de que no acuda Sánchez tampoco es tan relevante porque, desde el punto de vista institucional, está representada por la máxima autoridad del Estado. Sin embargo, el secretario general del Instituto de Estudios Americanos CEU-CEFAS, Eduardo Puig de la Bellacasa, opina que “los presidentes del Gobierno tendrían que tener entre sus prioridades las cumbres iberoamericanas. Son clave para España”. Prueba de ello, es que el Rey nunca se ha ausentado. “Igual que acude a otras cumbres, desde mi punto de vista, que no tienen tanta importancia como ésta, Sánchez debería haber ido porque España en la última década ha ido perdiendo protagonismo en Iberoamérica y gran parte de la culpa es de los presidentes que no han cuidado esta relación”. De la misma opinión es Sonia Alda, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas, quien también sostiene que Sánchez debería haber acudido. “Si ha ido a la cumbre del Clima, que obviamente es importante, pero que no ha contado con la presencia de grandes líderes, debería haber acudido porque mucho se repite que Iberoamérica es una prioridad, pero luego no se lleva a la práctica”.
Las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno se celebran ininterrumpidamente desde 1991, año en el que finalmente se reconoció un espacio común de cooperación y diálogo. Un periodo que no ha estado de grandes dificultades marcadas por constantes crisis debido a la heterogeneidad de la región, la aparición de nuevas potencias extra regionales, deterioro económico, cambios de gobierno, europeización de la política exterior de España y Portugal y aparición de nuevas Cumbres y mecanismos de integración latinoamericanos.
Julio Panizo pone el acento en que “cuando empezaron a celebrarse, sí que realmente tenía un componente vehicular muy importante porque era un nexo para vincular las relaciones entre todos los países iberoamericanos y el entorno europeo”. Sin embargo, a partir de 2014 ya se vio que celebrar una cumbre de este tipo bianual tampoco tenía tanto sentido y se acordó realizarla de manera bianual.
La primera pregunta que surge está clara: ¿hasta qué punto es relevante la celebración de esta cumbre? El profesor colaborador de los Estudios de Ciencia de la Información y de la Comunicación de la UOC apunta que “la situación política en muchos países iberoamericanos ahora mismo está protagonizada por ideologías, digamos, antisistema”. Añade, que “muchos países ven este tipo de cumbres como un forma de dependencia a la vinculación con España”.
Por su parte, Eduardo Puig de la Bellacasa crítica que se “ha politizado” la cumbre. El foro, insiste, “tiene que estar por encima de la política porque al final es la relación entre los pueblos y las sociedades. Compartimos relaciones ya no solo a nivel económico y comercial sino también cultural, social y académico”, explica.
Por su parte, Sonia Alda, esgrime que la celebración de la cumbre coincidiendo con otros foros internacionales, además, de los choques de Ecuador con otros países, explica la ausencia de jefes de Estado. Y, añade, que pese a repetirse que España es el vínculo de Europa con Iberoamérica, lo cierto es que “ América Latina está mirando más a Asia que a Europa”.
La segunda de las reflexiones está relacionada con la influencia de España y su pérdida de protagonismo en la región. Para Puig de la Bellacasa “no existe una política exterior de Estado”. En su opinión, los tres ejes de la acción exterior de cualquier ejecutivo tendrían que ser el Magreb, Iberoamérica y Europa, “siendo prioritario Iberoamérica”, señala.
Hasta Cuenca, ubicada en el sur de los Andes ecuatorianos, llegarán en principio seis líderes de un total de veinticuatro convocados. El número es incluso inferior a los trece que estuvieron en las cumbres de 2013 en Panamá y de 2016 en Cartagena de Indias (Colombia), que hasta ahora marcaban la cifra más baja. Como confirmados figuran el rey de España, Felipe VI, y el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, así como el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa. La Cancillería ecuatoriana también cuenta con que lleguen los presidentes de Paraguay, Santiago Peña; y de República Dominicana, Luis Abinader, el anfitrión de la anterior cumbre, a la que asistieron 16 líderes (14 jefes de Estado y 2 de Gobierno). El sexto sería el jefe de Gobierno de Andorra, Xavier Espot.
Con los cambios políticos que se han producido en Latinoamérica en los últimos meses, es una de las cumbres más tensas. En este sentido, no participarán presidentes como Javier Milei (Argentina), Lula Da Silva (Brasil), Luis Arce (Bolivia), Gabriel Boric (Chile), Miguel Díaz-Canel (Cuba), Claudia Sheinbaum (México), Daniel Ortega (Nicaragua), Nayib Bukele (El Salvador), Dina Boluarte (Perú), Nicolás Maduro (Venezuela), Rodrigo Chaves (Costa Rica), Xiomara Castro (Honduras) y Luis Lacalle Pou (Uruguay).
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