La Armada española
España muestra poderío aeronaval para avisar a Rusia: "No es rentable atacar a un aliado"
Siete aviones Harrier, tres helicópteros de la Armada, ocho lanchas de desembarco anfibio y doce embarcaciones rápidas completan el dispositivo del Dédalo 24
Más de 230 metros, como dos estadios Santiago Bernabéu, tiene de eslora el portaaviones de la Armada española Juan Carlos I, que con su actual presencia en aguas europeas demuestra el compromiso de España con la disuasión. Tres meses navegando desde Estambul a Helsinki para mandar un claro mensaje a Rusia: "No es rentable atacar a un aliado".
En este periplo no está solo. Le acompañan el buque de asalto anfibio Galicia, y las fragatas Blas de Lezo y Reina Sofía que conforman el grupo de combate expedicionario Dédalo 24.
"Estamos aquí para contribuir a la fortaleza del mensaje de disuasión y que quede claro que no es rentable llevar a cabo una agresión contra algún país aliado de la OTAN", asegura el contraalmirante Juan Carlos Villar, comandante de la agrupación, a un grupo de periodistas de visita en el buque en aguas de Creta, invitados por el Estado Mayor de la Defensa (EMAD) y el Mando de Operaciones (MOPS).
7 aviones, 3 helicópteros y más de 1.700 efectivos
La agrupación salió de la Base Naval de Rota (Cádiz) a principios de abril para un despliegue de tres meses con la misión de apoyar las actividades de vigilancia reforzada de la OTAN establecidas tras la invasión de Ucrania y contribuir a la seguridad marítima en aguas europeas, desde las costas del mar Egeo hasta las del Báltico.
Siete aviones Harrier, tres helicópteros de la Flotilla de Aeronaves de la Armada, ocho lanchas de desembarco anfibio y doce embarcaciones rápidas, más un batallón reforzado de Infantería de Marina completan el dispositivo del Dédalo.
En total más de 1.700 hombres y mujeres con una media de edad de 24 años (800 pertenecen a la dotación del Juan Carlos I), a los que acompaña la perrita Lika, experta en detección de explosivos y una más del contingente.
Operaciones complejas como las anfibias y las aeronavales son los dos principales vectores de proyección del poder naval sobre tierra que caracterizan a la agrupación naval.
Intensa actividad de vigilancia
Las primeras semanas de navegación, buques y helicópteros han desarrollado una intensa actividad de vigilancia en el Mediterráneo, en apoyo de la Operación Sea Guardian de la OTAN, de lucha contra el terrorismo transnacional, y también han realizado actividades bilaterales con las Fuerzas Armadas de Grecia y Turquía.
Desde la salida de España, los helicópteros AB-212 han llevado a cabo misiones de fuego real, diurnas y nocturnas, sobre blancos de superficie. Los aviones de ataque españoles han desarrollado también actividades de vigilancia conjunta en el espacio aéreo de Bulgaria con los Eurofigther del Ejército del Aire y del Espacio, desplegados en Rumanía, un ejemplo de cómo los portaaeronaves pueden contribuir a la disuasión reforzando la seguridad en el cielo de la frontera este de la Alianza.
Reconoce el contraalmirante que es lógico que Rusia navegue y vuele por el Báltico, donde tiene dos bases navales, pero señala que después de años de coexistencia en un espacio tan pequeño "¿nunca se ha producido ningún incidente que no se haya solventado de manera segura y profesional"¿. Tampoco desde la invasión rusa en Ucrania, ni en el Báltico ni en el Mediterráneo.
Cuatro portaaviones actuando al unísono
Próximamente el Grupo participará en las actividades de vigilancia reforzada Neptune Strike bajo mando OTAN, un ejercicio que empezó el pasado 26 de abril y se desarrollará hasta el 10 de mayo.
Junto al Juan Carlos I navegarán el portaaviones francés Charles de Gaulle y el italiano Cavour, así como el Anadolu, gemelo turco del buque español.
El contraalmirante explica así la idea de la disuasión: "La OTAN con Neptune Strike pone cuatro portaaviones en la mar actuando al unísono como si fuera una sola fuerza y, además, demostrando que tiene un radio de acción muy grande".
De hecho, los Harrier han realizado misiones en las que han volado alrededor de 1.900 millas (3.000 kilómetros). "Creo que ese mensaje es muy poderoso para Rusia y a la hora de decidir atacar a alguien es un elemento importante que hay que tener en cuenta y que evita el conflicto", subraya.
En este contexto, los aviones españoles sobrevolarán junto a los aliados el cielo de Eslovaquia, Macedonia del Norte, Bulgaria, Rumanía, Italia, Montenegro y Albania y, además, llevarán a cabo misiones de apoyo a los contingentes desplegados en los países del este de Europa, incluyendo a las tropas españolas en Eslovaquia.
Un hospital de 600 m2
Esta mole de 27.000 toneladas es un laberinto de pasillos y escaleras que llevan hasta sus diez plantas. En la cubierta aérea, los aviones Harrier despegan en corto y, tras el vuelo, regresan al barco realizando un aterrizaje en vertical en el que los pilotos tienen que calibrar la distancia al milímetro.
"Lo bueno que tiene este barco es la versatilidad. Bueno, bonito y barato", precisa Ricardo Gómez Delgado, el comandante de este portaaeronaves anfibio diseñado y construido íntegramente en España que se ha vendido a Turquía y a Australia.
El barco cuenta con un hospital de casi 600 metros cuadrados que dispone de dos quirófanos, uno de cirugía general y otro de traumatología, así como una UCI con ocho camas, equipos de rayos X y de ecografía, y un laboratorio de última generación.
Un equipo sanitario compuesto por cirujanos, intensivistas, personal de enfermería, un dentista y un fisioterapeuta, entre otros, tiene como objetivo ofrecer la misma atención sanitaria que en territorio nacional.
La presencia del odontólogo es muy importante, sobre todo para los pilotos, a los que los cambios de presión durante los vuelos les provocan problemas dentales, especialmente en los empastes.
Escalas en Rota y Gijón
Simultáneamente al Neptune Strike, el grupo participará en el ejercicio anfibio Mare Aperto, organizado por Italia, junto con 6.000 efectivos de los países aliados.
A finales de mayo, tras una breve escala logística en la Base Naval de Rota, comenzará la fase atlántica del despliegue.
El Dédalo se dirigirá a Gijón, donde el 25 de mayo participará en las actividades del Día de las Fuerzas Armadas y de allí pondrá rumbo al mar Báltico, etapa final de la travesía.
Teresa Díaz / EFE
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