País Vasco
El «casero» de HB que dobló las matrículas
Ibon Muñoa era concejal proetarra en Eibar y el «comando» salió de su casa el 10 de julio de 1997 para interceptar a Miguel Ángel Blanco.
Ibon Muñoa era concejal proetarra en Eibar y el «comando» salió de su casa el 10 de julio de 1997 para interceptar a Miguel Ángel Blanco.
Entre un concejal de Herri Batasuna, que colaboró en el crimen, y otro del PP, que fue secuestrado y asesinado por ETA. Así era la terrible realidad del País Vasco. El primero falsificaba, además, las matrículas para la banda; el segundo, acudía a su trabajo. Eran las tres de la tarde del 10 de julio de 1997. Los miembros del «comando Donosti» abandonaron el piso de la calle Arrugaeta número 2 de Eibar, propiedad de un edil de HB en el que habían estado escondidos. A bordo de un automóvil se dirigieron hacia la estación de tren en la que esperaron la llegada del convoy en el que Miguel Ángel Blanco viajaba habitualmente desde Ermua para acudir a la empresa en la que trabajaba. Le secuestraron y, dos días después, le asesinaron en un paraje de Lasarte. Sin la colaboración del proetarra, la acción criminal no habría sido posible.
La localidad vizcaína de Ermua está separada de la guipuzcoana de Eibar por tan solo cinco kilómetros. En julio de 1997 dos concejales formaban parte de esos consistorios. En el primero tenía su escaño Miguel Ángel Blanco Garrido, del Partido Popular; y, en el segundo, Ibon Muñoa Arizmendiarreta, de Herri Batasuna.
Los autores materiales del secuestro y asesinato del edil popular, Francisco Javier García Gaztelu, «Txapote»; Iranchu Gallastegui, «Amaya», y José Luis Geresta, «Oker», estaban escondidos en casa del «batasuno».
Una vez cometido el crimen, Muñoa osó preguntar a «Txapote» por el sentido de lo que habían hecho. La contestación fue lacónica: «estas cosas sólo tienen explicación cuando ha pasado un año». No le faltaba razón. Salvo en los primeros momentos de indignación popular, los nacionalistas del PNV, temerosos de que el «españolismo» pudiera hacerse con el poder en el País Vasco, se acercaron a los proetarras y llegaron a los «acuerdos de Estella», firmados el 12 de septiembre de 1998.
Ibon Muñoa tenía en Eibar un taller, en la calle Bidebarrieta, en el que, entre otras cosas, fabricaba placas de matrícula y vendía accesorios del automóvil.
A petición de uno de los cabecillas de Jarrai, Mikel Zubimendi, que después pasó a ETA, tuvo escondidos en su casa a varios miembros de la banda, entre ellos a Gallastegui, pero la secuencia que conduce al secuestro y asesinato de Blanco se inicia en marzo de 1996. La citada etarra se presentó en su tienda y «tras hacerme un gesto, ya que se había cambiado el peinado, quedó conmigo en un bar de Eibar, desde el que nos dirigimos a mi domicilio. Me propuso si estaba dispuesto a facilitar la casa para poder ocultarse ella y su compañero del “comando Donosti”. Estaban sufriendo un gran acoso policial como consecuencia de las acciones terroristas realizadas y de los dispositivos para su localización. Consideraban que la zona de Eibar era más tranquila que otras más próximas a San Sebastián; en concreto tras el atentado realizado contra Fernando Múgica».
La narración pertenece a la declaración que Ibon Muñoa hizo a agentes del Cuerpo Nacional de Policía, una vez detenido en octubre de 2000. El concejal batasuno accedió a la petición. Gallastegui durmió en su casa, le entregó un juego de llaves del domicilio y no supo de ella hasta finales de junio. «Una noche, cuando regresé a casa, vi que en el interior estaba Amaya acompañada de un hombre al que debía llamar Jon». Le reconoció sin ningún género de dudas como Francisco Javier García Gaztelu. «Me dijeron que iban a permanecer en el piso hasta mediados de agosto. Yo les suministraba la comida y ellos colaboraban en los gastos domésticos. Les acompañé en excursiones periódicas por los montes cercanos a Eibar». «Les vi como engrasaban las armas». «Me encargaron la confección de placas de matrículas de coches ya troqueladas y les facilité unos diez juegos de placas vírgenes».
Muñoa facilitó a los miembros del «comando» información detallada «de los nombres, domicilios, vehículos y horarios de los concejales del Partido Popular en Eibar (sus compañeros de consistorio). En concreto de las horas de salida y entrada al Ayuntamiento y las comisiones municipales a las que. Se trataba de los ediles Ramón Sánchez, «del cual pasé también su vehículo marca, modelo y matrícula; Regina Otaola (el domicilio y los horarios a los que acudía al Ayuntamiento) y Milagros Urizar, los horarios de oficina y el domicilio en Eibar».
A primeros de junio de 1997 se incorporó a la célula José Luis Geresta, «Oker».
La colaboración de Muñoa con ETA era tal que les ofreció el apartamento que sus padres tenían en Zarauz que sólo ocupaban durante el verano. Fue entonces cuando le comunicaron que habían realizado una información sobre un concejal del Partido Popular y que deseaban ver el piso ya que pensaban secuestrarlo y ocultarlo. «Yo les facilité las llaves y lo fuimos a visitar, así como el trastero que también teníamos allí».
Días antes del secuestro de Blanco, los etarras indicaron al concejal de HB que cogiera su vehículo y lo aparcara en el barrio de Ardanza, en un lugar próximo a la estación del tren, «con el fin de guardar un espacio ya que ellos iban a colocar otro coche. Lo hice y les di una copia de las llaves de mi automóvil (...) El objetivo de la acción era realizar el secuestro de un concejal del Partido Popular de Ermua que trabajaba en la empresa “Emán Consulting”. Se iba a utilizar el coche de los miembros del comando y si, por alguna circunstancia fallaba, abandonarían el vehículo y tomarían el mío que previamente había aparcado en la calle Barrena».
El secuestro lo intentaron el día 9 pero no lo pudieron realizar porque Blanco no apareció. «Al día siguiente, cuando estaba en mi trabajo escuché a través de la radio que ETA había llevado a cabo el secuestro».
En septiembre de ese año «regresaron Amaya y Jon y me confirmaron que eran los autores de la acción sobre el concejal del Partido Popular Miguel Angel Blanco. Discutimos el resultado de dicha acción y lo que ello había supuesto para el nacionalismo vasco. Jon nos dijo que esas acciones hay que valorarlos a un año vista. También me anunciaron que se iban a Francia para ocupar otro tipo de responsabilidades».
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