Defensa
Navantia, a la caza de nuevos pedidos de fragatas y corbetas en Australia
El astillero español diseña un destructor de 10.000 toneladas para el país oceánico y se alía con astilleros locales para fabricar corbetas in situ
El astillero estatal Navantia busca pescar en río revuelto en Australia. El programa de la británica BAE Systems para construir las futuras fragatas Hunter de la Marina Real australiana no termina de arrancar. Cinco años después de la adjudicación, acumula sobrecostes y retrasos y el diseño final todavía no está listo. Ante esta situación, el Gobierno australiano incluso está considerando reducir el pedido de nueve a seis buques y ha comenzado a estudiar otras opciones. Aquí es donde entra en juego el constructor naval español. Navantia ya sabe lo que es construir buques para Australia. En lo que va de siglo, el país ubicado en las antípodas de España es el mejor cliente del astillero público. Tanto es así, que puede decirse, sin exagerar, que la columna vertebral de la actual Marina Real australiana es Made in Spain o mejor dicho Made in Navantia.
La compañía española ha entregado dos buques anfibios portaeronaves, dos buques de reabastecimiento, doce lanchas de desembarco y ha diseñado tres destructores antiaéreos. Por lo tanto, le sobra experiencia. También está asentada desde 2012 en Australia con una filial que no ha parado de crecer en la última década. Con estos mimbres, la compañía presentó a principios de este año una oferta no solicitada para el diseño de otros tres destructores.
Más destructores y menos fragatas
El Ministerio de Defensa australiano recibió hace unos meses un informe que proponía una revisión de la flota de buques de superficie. Entre las medidas propuestas, el documento recomendaba reducir de nueve a seis el número de fragatas Hunter y encargar a cambio otros tres destructores antiaéreos Hobart, como los diseñados por el astillero español. Navantia Australia además ha diseñado una fragata con más músculo, podríamos decir, bautizada como Flight III. El buque fue presentado este mismo mes de noviembre en la exhibición internacional Indo Pacific, en Sydney.
Sobra decir que el escenario elegido no es casual. La compañía ofrece un buque con un potente sistema de lanzamiento vertical de misiles (VLS, por sus siglas en inglés). En las imágenes recogidas de esta propuesta se pueden contar 128 de estas celdas en dos ubicaciones distintas. Una va situada a proa, tras el cañón principal, como es habitual, y otra en la parte central del buque, cuyo diseño cuenta 165 metros de largo y 21 de manga. El desplazamiento previsto para este destructor suma nada menos que 10.200 toneladas. El buque contaría además con dos sistemas de armas antimisil CIWS de tipo Phalanx y estaría preparado para acoger armas de energía dirigida (láser), algo que Navantia ya contempla para las fragatas españolas F110.
El culebrón de las Hunter es muy largo. El programa, que suma un sobrecoste estimado de 12.000 euros, ha llegado incluso a la Comisión Nacional Anticorrupción australiana, para dilucidar la corrección del proceso público que llevó a esa decisión en 2018. Recientemente, BAE Systems salió al paso de las críticas, asegurando que los futuros buques podrán lanzar más misiles de lo previsto en un principio. La compañía propone instalar hasta 96 celdas de lanzamiento si así se le solicita. Pero lo cierto es que parece muy difícil la cancelación total. Las relaciones en el ámbito de defensa entre Australia y Reino Unido son muy estrechas y la Commonwealth pesa mucho. Solo hay que ver el reciente acuerdo para el desarrollo de submarinos nucleares Aukus, con Estados Unidos como tercer miembro. Aunque, si los retrasos en las fragatas de BAE Systems continúan, el Gobierno podría optar por recortar el pedido inicial y apostar por una solución transitoria mientras llegan las fragatas Hunter.
Programa de corbetas
Navantia anunció también una alianza con los astilleros locales Austral y Civmec para ofrecer a la Marina australiana la construcción en Henderson (Australia Occidental) de seis corbetas, denominadas Tasman. Los tres astilleros llevan un año trabajando en este proyecto. La propuesta, en este caso, es una variante de su clase Avante. Navantia ha construido en San Fernando (Cádiz) cinco corbetas basadas en esta misma clase para Arabia Saudí. La compañía española destaca que el buque ofrecido a Australia cuenta capacidades de guerra antiaérea, antisuperficie, antisubmarina, electrónica y asimétrica. Además, el barco, según el astillero, incluye “una resistencia y un alcance superiores que permiten una proyección regional eficaz de la fuerza, una mayor capacidad de mantenimiento en el mar y una capacidad de ataque mejorada gracias a los misiles antisuperficie NSM y las células del sistema de lanzamiento vertical MK-41”. La corbeta australiana también integraría el sistema de gestión de combate 9LV de Saab, el radar CEA FAR OPVR y el helicóptero MH60-R Seahawk.
19 barcos para Australia
Navantia ha construido ya nada menos que 16 barcos para la Marina Real australiana y ha diseñado otros tres. La compañía española ha suministrado dos buques anfibios tipo LHD, el Canberra y el Adelaida, junto con 12 lanchas de desembarco para los mismos. Las embarcaciones, muy similares al Juan Carlos I de la Armada, están en servicio desde hace casi una década. También ha diseñado a partir de las fragatas F-100 tres destructores clase Hobart, los buques más avanzados de la flota australiana. Estos últimos fueron encargados por Australia al astillero local ASC. A esto hay que sumar además otros dos buques de reabastecimiento (Supply y Stalwart), construidos en el astillero de Ferrol y basados en el Cantabria de la Armada.
El éxito comercial llevó a la compañía española a abrir una sede en Australia en 2012 que proporciona servicios de apoyo al diseño y al mantenimiento de estos buques. Esta filial ha crecido en los últimos años, y, de forma paralela, como demuestra el nuevo programa Tasman, ha cerrado acuerdos con empresas locales para consolidar su posición e incrementar las opciones de cara a los nuevos programas de buques de la Marina australiana. Navantia confía en esta experiencia para obtener nuevos contratos en Australia y de paso abrir nuevas oportunidades en el Indo-Pacífico, una región donde se disputa hoy la principal batalla geopolítica.
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