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Innovación
El I+D+i y la colaboración público-privada: las piezas clave del mañana
La tecnología interviene en la cadena de valor de las empresas y ayuda a que sean más competitivas
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La industria para la Defensa es, sin duda, una capacidad más para nuestras Fuerzas Armadas y, por tanto, una pieza clave para contribuir de forma certera en la soberanía nacional y en la seguridad de la nación. Pero, probablemente, no sea suficiente con que cada país tenga unilateralmente una base industrial tecnológicamente bien desarrollada, más bien la situación parece apuntar a la necesidad de un fortalecimiento de la cooperación industrial internacional en el ámbito de la defensa.
En este escenario, el sector industrial está capacitado para competir en ese esfuerzo colectivo por concurrir a las diversas oportunidades en unas condiciones de igualdad con las industrias de nuestros países de referencia. Pero el camino no es fácil. Su presencia en numerosos programas especiales de modernización, muchos de ellos en el ámbito de la cooperación internacional; su aprendizaje participando de forma destacada y exitosa en las diferentes ediciones del Fondo Europeo de Defensa (EDF); su deseo por competir en licitaciones directas ofrecidas en el marco de la UE o bien de manera bilateral en países de nuestro entorno y también en mercados de otros continentes, demuestran el interés de nuestra industria del sector Defensa por participar en los mercados exteriores.
Un desarrollo tecnológico y de capacidades de nuestra industria de Defensa eficaz, en la que cada vez más los proyectos pasan a ser duales, requiere de un adecuado soporte industrial que vaya desde los suministradores de primer nivel y alcance hasta los escalones más bajos de toda la cadena de suministro. Para ello es preciso reforzar el tejido industrial de suministradores de segundo y tercer nivel, con especial énfasis en pymes y startups con un ecosistema innovador bien organizado. La principal idea es que las inversiones deben calar a lo largo de toda la cadena de valor. En ese escenario, nuestras empresas pueden demostrar su fortaleza y competitividad, ya que muchas tienen experiencia en licitar en el ámbito europeo, bien solas o bien participando en consorcios.
Operatividad
Una de las claves es sin duda la colaboración público-privada, que además es la esencia de la asociación que represento, Aesmide, creada para asegurar la operatividad y el funcionamiento de las Fuerzas Armadas aportando las capacidades de las empresas para atender los proyectos que aquellas tienen para el cumplimiento de sus funciones.
"Es preciso reforzar el tejido industrial de suministradores de segundo y tercer nivel"
Esa colaboración, que hoy en día debe desarrollarse en un preocupante escenario de inseguridad que va a condicionar la forma de actuación de las instituciones y de la industria, es, sin embargo, imprescindible para llevar a cabo un acertado impulso inversor en la Defensa.
La asociación de empresas, los consorcios o uniones temporales de empresas (UTE) son apuestas claras para un mejor aprovechamiento de las sinergias comunes entre las empresas, para distribuir mejor los posibles riesgos y, sobre todo, para favorecer el abaratamiento de los precios.
Por ello, merece destacar que gran parte de la fortaleza, innovación y generación de conocimiento en el sector industrial de la Defensa se debe sin duda alguna a una red empresarial de pymes muy flexibles y dinámicas, especializadas en el diseño, desarrollo y producción de distintos subsistemas que se incorporan a la cadena de suministro, muchos de ellos duales.
Ecosistemas innovadores
Estas pymes resultan ser altamente competitivas. Cuentan con un alto contenido tecnológico en productos que comercializan, aportando a la base tecnológica de la Defensa su capacidad de especialización, adaptación e innovación que exige el entorno dinámico actual. Es precisamente en el desarrollo de ecosistemas innovadores donde las empresas son reconocidas en su más amplio valor y donde toman protagonismo y renombre a sus capacidades.
"Está sobradamente demostrada la capacidad de nuestra industria nacional"
Además, la redistribución geográfica de estas pymes genera una riqueza que se extiende de forma capilar a lo largo de todo nuestro territorio nacional, aportando además una cohesión territorial que fortalece el sentir de las propias pymes, sintiéndose cada una de ellas, con independencia de su tamaño, colíderes en la generación de riqueza en beneficio del conjunto de toda la organización.
Está sobradamente demostrada la capacidad de nuestra industria nacional, sobre todo actuando de forma conjunta y coordinada, en la que las empresas tractoras no pueden avanzar sin contar con las pymes, no solo en cuanto a participar en la cadena de suministros y en el ciclo de vida, sino además en la potencialidad que están adquiriendo en los proyectos de I+D+i.
Liderazgo
Es precisamente la tecnología la que puede ayudar a que una empresa sea más competitiva y pueda ocupar una posición adecuada en el mercado por los productos o servicios que ofrece. Por tanto, la tecnología interviene en la cadena de valor de la empresa y ofrece, por la singularidad de ese proceso o el producto alcanzado, la posibilidad de que la empresa ocupe la situación de liderazgo que busca.
Y en Aesmide hay sobrados ejemplos de esto. Desde el sector de la visión nocturna, donde una pequeña empresa se ha lanzado al liderazgo global invirtiendo 3 millones de fondos propios para lograr un producto único. El textil, donde se aplican conceptos de ingeniería ligados a la biomecánica y donde se han desarrollado más de 20 proyectos en colaboración con 15 centros de investigación y universidades. La automoción, que ha llevado a Ucrania 20 clínicas móviles de atención primaria. Las comunicaciones cifradas de soberanía nacional, la IA y hasta el espacio, destacando en este último ámbito la cooperación realizada entre la industria y el INTA para el desarrollo de una cabina de simulación orbital donde las temperaturas varían de -60°C a 130°C en poco más de dos horas, con una inversión de 10 millones de euros.
Y todo esto fijando población, reteniendo talento joven, generando riqueza, tecnología, retorno…
*Gerardo Sánchez Revenga es presidente de Aesmide
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