Castilla-La Mancha
La «caótica» situación de los juzgados de Illescas
CSIF denuncia el «insostenible» día a día ante la falta de espacio y las deficiencias en las sedes judiciales: «Es vivir en el caos»
Illescas lleva años reclamando una nueve sede judicial que agrupe a sus siete juzgados de primera instancia e instrucción (serán ocho a partir de abril), ahora desperdigados en cinco edificios donde la cada vez más acuciante falta de espacio renueva la sempiterna imagen de los expedientes judiciales amontonados por los suelos como exponente de una Justicia atascada, lo que inevitablemente convierte en un sarcasmo en este municipio toledano la era del expediente digital. Unos inconvenientes a los que se unen los problemas de mantenimiento que denuncian los sindicatos, acrecentados por el aumento de la carga de trabajo de este partido judicial.
A la espera de ese nuevo Palacio de Justicia que nunca llega – -un proyecto que, según algunas fuentes, está ya licitado y cuyas obras podrían comenzar el próximo otoño-, las condiciones de trabajo de los funcionarios son cada vez más precarias. Hasta el punto de que, por ejemplo, el titular del Juzgado de Primera Instancia número 3 –que, además de asumir causas civiles y penales, instruye las denuncias por violencia contra la mujer (que está previsto se centralicen en los juzgados de Toledo)– ha tenido que improvisar su despacho en la sala de vistas porque el que le corresponde es ahora el lugar de trabajo de dos funcionarios como solución de emergencia ante la imperiosa necesidad de espacio.
«El volumen de trabajo es gigantesco», denuncia a LA RAZÓN Manuel Pelayo, responsable del área de Justicia del sindicato CSIF en Toledo. «No es posible trabajar con esta falta de medios», se queja. «Entre un juzgado y otro –explica- puedes tardar 15 minutos andando. No es operativo ni eficaz tener las sedes tan separadas». «Es necesario crear un servicio común de notificaciones y embargos y una sede de la Fiscalía, como existe en Ocaña y Talavera, por ejemplo», reivindica el delegado de CSIF, que además reclama un archivo en condiciones para almacenar los expedientes y, al menos, un mantenimiento eficaz de las instalaciones.
«Hablamos mucho de la digitalización, pero entras y se te cae el mundo a los pies. Es como retroceder a los años 60 del siglo pasado. Tenemos papel para aburrir», señala, al tiempo que apunta que «muchos magistrados aún no han entrado en la era digital porque no es fácil formar a gente mayor de sesenta años».
"Lo pagan los ciudadanos"
La acumulación de expedientes en algunos juzgados, dice, es «tremenda». «Hay procedimientos hasta en los poyetes de las ventanas». Y en cuanto al estado de algunos edificios habla de «desconchones en las paredes, radiadores que no se encienden nunca, aparatos de aire acondicionados que no se revisan, estores estropeados...». Por no hablar, añade, de que «no hay salas de espera para separar a las víctimas de violencia de género de los ciudadanos que vienen a denunciar otros hechos». «Porque al final –lamenta– quien lo paga todo son los ciudadanos».
«La situación es caótica, está desbordada y es algo enquistado», denuncia el delegado sindical. «Es vivir en el caos». Y llama la atención sobre el hecho de que la mayoría de los funcionarios de los juzgados de Illescas «son interinos, porque los que pueden se van. Trabajar con esta inseguridad laboral no es posible».
Son reclamaciones, subraya Pelayo, que se han trasladado «de forma recurrente» al Ministerio de Justicia, que ejerce las competencias en Castilla-La Mancha. «Se presentan escritos constantemente. No es algo que desconocen. La gerencia de Justicia sabe perfectamente cuál es la situación», afirma. LA RAZÓN se ha puesto en contacto con el Ministerio de Justicia para conocer su valoración de estas denuncias, pero al cierre de esta edición no ha obtenido respuesta.
José Antonio Martín, delegado en Illescas del Colegio de Abogados de Toledo corrobora las dificultades profesionales que deben afrontar diariamente por esas carencias en las sedes judiciales. "El principal problema es que todos los juzgados están dispersos y se pierde mucho tiempo yendo de un sitio a otro. Además, son edificios antiguos y todos tienen barreras arquitectónicas. No puede venir nadie con silla de ruedas", asegura a este periódico.
Los abogados: "Illescas está dejado de la mano de Dios"
Y recuerda que en uno de esos edificios, el único propiedad del Ministerio de Justicia, la planta el juzgado de instrucción número 1 "se ha cerrado porque había grietas y decidieron que había que desalojarlo por razones de seguridad". "Y a todo esto -añade resignado Martín- se une la falta de espacio. A veces ni se puede pasar de una sala a otro. Todo es muy precario. Es una situación lamentable".
El letrado se queja de que Castilla-La Mancha "no tiene transferidas las competencias de Justicia y el Ministerio, que tiene competencias en tantos juzgados, no se se va a acordar de Illescas. Está dejado de la mano de Dios. A veces es imposible trabajar en estas condiciones". "Los funcionarios que llevan años están acostumbrados y no esperan que se solucione nada -afirma-, pero es muy difícil trabajar con los expedientes amontonados. No hay espacio físico ni para ordenarlos. Y sigue habiendo una cantidad de papel tremenda. La situación es realmente caótica".
Los procuradores: "Trabajar aquí es muy difícil"
Teresa Aguado, delegada en Illescas del Colegio de Procuradores de Toledo, también se queja de la falta de personal -"Prácticamente en cada sección falta una persona"- y del estado de las instalaciones. "Hay un edificio que se cae literalmente. Una parte está totalmente inservible. Hay grietas y quejas diarias de los funcionarios", asegura. Todo eso, unido a la carga de trabajo, afirma, hace de Illescas "el peor partido judicial en cuanto a la tramitación de escritos, con hasta dos o tres años de retraso en algunos casos". "Las condiciones para trabajar no son las más adecuadas. La situación bastante difícil y los funcionarios están aburridos", añade.
En cuanto a la acumulación de expedientes por los suelos, Aguado explica que como los procuradores están obligados a presentar la documentación a la parte contraria, "porque lo de papel cero es mentira", la documentación se sigue presentando "y hasta que el juzgado le da trámite se generan una montonera de expedientes tremenda, de manera que cuando se va a proveer el escrito a veces no se encuentra y nos la vuelven a reclamar".
"Me encanta mi profesión, pero trabajar en Illescas es muy difícil. Nadie quiere quedarse aquí. El funcionario que llega, al ver la situación lo que hace es pedir otro destino. Y muchos jueces te lo dicen: "estamos hartos". Tienen buena voluntad. pero así no es posible", asegura la procuradora, que reclama también "un servicio central de notificaciones".
Alertas por carencias en seguridad
Las solicitudes de material efectuadas desde el juzgado número 3, remitidas por escrito el pasado enero a la Gerencia Territorial de Justicia de Castilla-La Mancha, señalan deficiencias en los equipos de seguridad (escáner y arco de detección de metales) y alertan de las reiteradas agresiones y faltas de respeto a los funcionarios, incluso ante el propio magistrado, por parte de personas que en ocasiones portaban «instrumentos peligrosos», lo que ha obligado a pedir ayuda a la Guardia Civil.
Fuentes jurídicas consultadas corroboran las carencias denunciadas por CSIF. El edificio de la calle Cruz, que alberga a los juzgados de instrucción números 2 y 3 «está en muy mal estado, con serias deficiencias constructivas». «Hace un año –recuerdan estas mismas fuentes– un techo se vino abajo y afortunadamente no hubo que lamentar una desgracia». «Hay persianas y ventanas rotas, los estores están sin arreglar hace un año, el cableado está por todos lados, el archivo está colapsado y lleno de humedades...».
«En estas condiciones no se puede trabajar. Es un desastre. Si hay una inspección el edificio lo cierran o abren expediente sancionador». Y respecto a la carga de trabajo –los juzgados de Illescas cubren todo el partido judicial de La Sagra, que se extiende desde el sur de Madrid a Toledo– y a la falta de espacio, señalan que la situación es «insostenible». «Estamos hacinados».
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