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Las reticencias de los barones a la abstención retrasan el Comité Federal
Fernández quiere evitar un nuevo «incendio» y busca llevar una posición consensuada
Terceras elecciones sí o no. Esta es la disyuntiva a la que pretende dar respuesta la gestora del PSOE.
Terceras elecciones sí o no. Esta es la disyuntiva a la que pretende dar respuesta la gestora del PSOE. Su posicionamiento está claro: una nueva convocatoria electoral aumentaría la mayoría del PP hasta un extremo que haría imposible que los socialistas pudieran ejercer su labor de oposición. Por ello, aunque desde la dirección interina de Ferraz se apunta que su tarea se limita únicamente a «generar las condiciones» para que el Comité Federal debata la posición del PSOE ante una eventual investidura de Mariano Rajoy, su estrategia parece ya encaminada a favorecer la abstención. Sin embargo, cuándo y cómo se realice este debate sigue siendo un misterio que los nuevos inquilinos de la dirección federal se resisten a desvelar. Todavía sigue muy vivo el crudo enfrentamiento que se produjo en la última reunión del máximo órgano entre congresos en el que se materializó el cisma del partido y las posiciones no han cambiado un milímetro. La correlación de fuerzas sigue siendo complicada, pues algunos de los dirigentes que propiciaron la caída de Pedro Sánchez tienen dudas sobre la conveniencia de asumir la trágala de la abstención ante votantes y militantes, con un congreso en ciernes. Este es el principal motivo que está dilatando los tiempos internos del PSOE –para la convocatoria del Comité Federal– y, como consecuencia, los institucionales, pues de la decisión que adopte el partido dependerá la gobernabilidad.
El presidente de la gestora, Javier Fernández, quiere «enfriar» el «incendio interno» del partido, pero desde federaciones afines a Pedro Sánchez no se hace sino echar gasolina al fuego. La postura más enconada respecto a la decisión de facilitar o no una investidura de Mariano Rajoy es la del PSC. Los socialistas catalanes, inmersos en un proceso de primarias –que el sábado 15 culminará con la reelección de Miquel Iceta o su sustitución por Nuria Parlon– han defendido de forma ferviente su negativa al PP, incluso llegando a asegurar que incumplirán el mandato del Comité Federal si éste decide la abstención. Aunque desde la gestora se achaca este discurso al clima de campaña en el que se encuentran, su portavoz, Mario Jiménez, lanzó ayer una amenaza velada de reconsiderar las relaciones entre ambas formaciones (el PSC es un partido autónomo del PSOE) si su postura no «engarza de manera coherente en la posición» que asuma el partido a nivel nacional.
Si bien desde la dirección interina se reconoce que «no se elevará ninguna propuesta» al Comité Federal», los pronunciamientos de su presidente, Javier Fernández, y de algunos de sus miembros en defensa de una «abstención táctica» para evitar un fortalecimiento del PP en otras elecciones han soliviantado a algunas federaciones, afines a Sánchez, que consideran que no deberían realizarse estas declaraciones antes de que se pronuncie el máximo órgano entre congresos. Es el caso de Luis Tudanca, secretario general del PSOE de Castilla y León, o la presidenta balear, Francina Armengol. Hasta que el Comité Federal enmiende su resolución del 28 de diciembre, el mandato del PSOE es que «votará en contra de la investidura de Rajoy y de un nuevo Gobierno del PP, porque ese es el mandato de nuestros votantes y de la mayoría de los españoles». Si entre las federaciones afines a Sánchez se mantiene el veto a los populares, la opción de facilitar un gobierno de Rajoy tampoco se impone de forma mayoritaria entre las críticas. Muchos de los barones que facilitaron la dimisión de Pedro Sánchez son reacios a aceptar la abstención, por las consecuencias que les pudiera acarrear a nivel externo o interno. Unos porque son presidentes gracias al apoyo de Podemos y la abstención complicaría sus alianzas. Otros porque tienen la mirada puesta en el futuro congreso del PSOE y son conscientes de que la militancia «castigará» permitir que gobierne Rajoy. Dirigentes como el valenciano Ximo Puig o el castellanomanchego Emiliano García-Page –al que la formación de Iglesias ya ha retirado su apoyo– se han puesto de perfil ante este asunto y aunque, como en el primer caso, se reniega de dejar gobernar al PP, sí se pide que se abra un proceso de diálogo. Esto es lo que pretende hacer Javier Fernández, que antes de llegar al Comité Federal quiere haber consensuado con todos los barones una posición común, para evitar visibilizar de nuevo las diferencias.
Mientras tanto, la militancia busca un lugar protagonista en todo este proceso y –avalados por algunos dirigentes como el alcalde de Valladolid, Óscar Puente– se han lanzado a una recogida de firmas para dar viabilidad a la opción enarbolada por Sánchez antes de dimitir, la de forzar que el Comité Federal convoque ya un congreso extraordinario en el que se elija por primarias al secretario general. Según el promotor de la iniciativa, el alcalde de Jun, José Antonio Rodríguez, ya tienen el 70% de las necesarias para promoverlo.
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