Vuelco electoral
El PP activa el cambio de ciclo
Supera en casi 3,5 puntos al PSOE y la barrera simbólica del 30%: más de 800.000 votos de diferencia
Las urnas sentenciaron este 28-M el cambio de ciclo en España, muy difícilmente reversible ante las próximas generales. El PP ganó la campaña y ganó las primeras elecciones de carácter nacional, que se celebran desde 2019, en votos, concejales, alcaldes y gobiernos autonómicos. Hasta ahora las municipales han anticipado y acelerado siempre la tendencia de las generales: siendo el indicador más fiable del cambio político. El PP conquista Sevilla, Valencia, Valladolid y Palma, y está en condiciones de gobernar la Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares, La Rioja y Extremadura, aunque depende de los acuerdos con Vox. El PP supera con casi tres puntos y medio al PSOE y la barrera simbólica del 30 por ciento: más de 800.000 votos de diferencia. Fue una noche amarga para la dirección socialista y para el Palacio de la Moncloa, al superarse las peores de las previsiones para sus intereses. La resistencia de Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha, la única significativa, le plantea otro problema añadido al PSOE, por haberse erigido en el alter ego de todas las políticas del «sanchismo». Frente a la debacle socialista, la noche triunfal de Alberto Núñez Feijóo, que se sitúa en condiciones de ser el próximo presidente del Gobierno.
En Madrid, Isabel Díaz Ayuso consigue una sobrada mayoría absoluta, lo que la libera de la dependencia de Vox, y también José Luis Martínez-Almeida supera esa absoluta que le libra de hipotecas. Igual que ocurrió en Andalucía, Vox deja de ser relevante en Madrid, pero será determinante en otras plazas muy significativas. El incremento de la participación jugó a favor de los populares, cuyo electorado en 2019 sufrió tres fugas, Cs, Vox y la abstención.
En los Parlamentos autonómicos, el proceso que se abre hoy se complica porque, según los estatutos de cada CC AA, entran en juego los mecanismos de las investiduras que pueden dar lugar a coaliciones de perdedores que se impongan sobre el partido más votado. Hace cuatro años, el PP solo fue el primer partido en Ceuta y Melilla, aunque los pactos le dieron, además, los gobiernos de Madrid, Castilla y León y Murcia. Mientras que el PSOE consiguió nueve presidencias autonómicas, ocho como primera fuerza y una (Navarra) mediante pactos.
El partido de Santiago Abascal aguanta bien, pero sale tocado de las urnas madrileñas, uno de sus principales bastiones electorales y donde está su gran músculo orgánico. No obstante, algunos de los futuros gobiernos dependerán de acuerdos y medirán la habilidad de la dirección nacional del PP para gestionar nuevos pactos de coalición con Vox, como el de Castilla y León. Con diferencias amplias de voto como, por ejemplo, las de Aragón, la posición negociadora de los populares será ir a una investidura en solitario y que fuerce a Vox a elegir entre que gobierne la derecha o la izquierda. Y en los ayuntamientos también aspiran a que se respete el principio de que gobierne la lista más votada.
Todas las elecciones celebradas desde 2019 han mostrado una caída en picado de Cs, que en poco tiempo han pasado de formar parte de los gobiernos de coalición en Castilla y León, Andalucía y Madrid a su práctica desaparición. El 28-M es la confirmación de su ocaso, aunque aún conserven votos residuales que perjudican a la suma del centro derecha porque no alcanzan el 5% necesario para conseguir representación.
Las urnas abren una crisis de poder y de identidad en el PSOE a siete meses de unas elecciones generales. La fuerte implicación personal de Pedro Sánchez en el desastre, contra el criterio territorial, puede llevar a que algunos incluso se planteen la necesidad de cambiar de candidato para las generales. Si bien el presidente del Gobierno tiene todo el control del partido, y no hay congreso hasta después de esas elecciones. Anoche, síntoma de los nervios y la preocupación en cuadros y bases, ya empezó el ruido contra los «fontaneros» de Moncloa, a los que en el PSOE responsabilizan de la orientación de una mala campaña.
La lectura nacional que ya tenían estos comicios, y que ha reforzado la estrategia de campaña de Moncloa, también convierte en un polvorín la izquierda a la izquierda del PSOE. Podemos no resiste, pero está por ver si eso facilita su sumisión en la negociación con Sumar para la candidatura a las generales. Los resultados de los tres partidos en los que se sostiene de momento la plataforma de Yolanda Díaz –Comunes, Compromís y Más Madrid– tampoco han cubierto las expectativas.
En Cataluña, el PSOE no ha logrado tampoco ser la primera fuerza en Barcelona, pero puede conseguir gobernar con un pacto con Ada Colau y ERC.
El sábado 17 de junio se conocerán el nombre de todos los alcaldes de España, salvo los que queden pendientes de alguna reclamación judicial, que serán muy pocos. En la gran mayoría de los casos, conseguirá la alcaldía el candidato del partido que haya logrado más votos populares y, por tanto, más concejales. El PP, como partido ganador en votos, será también el que tenga más alcaldes y concejales.
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