En pandemia
La defensa de dos agentes de la “patada en la puerta” en un piso presume que era una fiesta con prostitutas
Niega el allanamiento de morada, pide la absolución y reitera que los policías reclamaron hasta en 27 ocasiones a los 14 ocupantes que salieran y se identificaran
La defensa del subinspector acusado de allanamiento de morada -como los otros cinco agentes que intervinieron en el operativo- por irrumpir en un piso del centro de Madrid en marzo de 2021 pide su absolución en un escrito el que aventura que en el interior de la vivienda de la calle Lagasca se estaba celebrando una fiesta para clientes de Oriente Medio con prostitutas de alto standing.
La Fiscalía pide la absolución de los policías implicados -al entender que el delito de allanamiento de morada no se puede cometer por imprudencia-, pero la acusación particular, que ejerce el inquilino de la vivienda, solicita para cada uno de ellos una pena de cuatro años de prisión.
En ese escrito de defensa, el abogado del mando policial asegura que el piso no era una vivienda habitual, sino que se trataba de un inmueble “dedicado a la organización habitual de fiestas hasta altas horas de la madrugada” (entre tres y cinco semanales), lo que perturbaba “gravemente” el descanso de los vecinos. Además, recuerda que por las restricciones Covid ese tipo de reuniones no estaban permitidas en esas fechas. Ese fin de semana, la Policía disolvió 384 fiestas o reuniones ilegales en Madrid.
“Se atrincheraron en el piso”
“Es evidente que a ninguna de las intervinientes en la fiesta le hubiera gustado tener que explicar qué hacía en aquella fiesta con esas otras personas cuando se recibiera la multa”, argumenta el letrado, para quien ésa fue la verdadera razón “por la que se atrincheraron en el piso”.
La defensa del mando policial aventura que “podría estar sucediendo un delito contra la libertad e indemnidad sexuales” y se refiere expresamente a una supuesta “organización lucrativa de prostitución de alto nivel para los visitantes de Oriente Medio”, aunque precisa que para verificarlo se “requerirá el debido interrogatorio”.
El 21 de marzo del pasado año, recuerda el abogado Juan Antonio Frago, tras varias llamadas a la Policía de los vecinos, acudió a la vivienda sobre las 0:50 un operativo de seis agentes, bajo las órdenes del subinspector también acusado, que pudieron escuchar un “ensordecedor ruido desde la planta calle”.
Hasta 27 advertencias
Durante media hora -relata el letrado- los agentes intentaron que los ocupantes de la vivienda abriesen la puerta (hasta en 27 ocasiones, según explica en su escrito de defensa otro de los policías, se les instó a salir al rellano para identificarse).
Pero según la versión policial el inquilino, un ciudadano de nacionalidad británica que no estaba empadronado en la vivienda (y que posteriormente se querellaría contra los agentes) “estaba incapacitado por el alcohol o alguna otra sustancia”. Quien llevaba la voz cantante, según la Policía, era una mujer a quien el letrado identifica como bisnieta de un ex ministro de Franco y que, asegura, se burló de los agentes.
Tras advertirles de que podían incurrir en un delito de desobediencia grave y que, de persistir en su negativa, procederían a entrar en el inmueble, el subinspector ordenó “abrir la puerta”. Una maniobra que se intentó primero por el método del “resbalón”, intentando desmontar la cerradura, y que finalmente se llevó a cabo a golpes de ariete.
“No se conocían entre ellos”
Dentro, asegura la defensa del responsable del operativo, se encontraron “luces en penumbra, multitud de vasos de alcohol y gente en mayor o menor estado de embriaguez, la cama deshecha, maletas de viaje llena de ropa, etc”.
En el interior se encontraban catorce personas, cuatro de ellas de Emiratos Árabes y una de Arabia Saudita (ahora en paradero desconocido, se asegura en el escrito de defensa). La gran mayoría, según la Policía, “no se conocían entre ellos ni sabían sus nombres entre sí” y algunos estaban indocumentados. Nueve fueron detenidas (todas fueron puestas en libertad por orden judicial), pues el resto (entre éstas cuatro de las seis mujeres presentes) había intentado sin éxito salir del piso voluntariamente.
El escrito de defensa alude a “indicios muy evidentes” en la “escenografía de la casa” de que se estaba llevando a cabo una presunta fiesta con prostitutas, por la “concurrencia de jóvenes señoritas (españolas, del este, etc) con ciudadanos de Oriente Medio que aún no se ha explicado cómo entraron en España en plena pandemia y se dice ahora que están ilocalizables”. Todo ello, apunta, deberá “dilucidarse” en el juicio si finalmente los investigados se sientan en el banquillo.
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