Nueva era
Feijóo une al PP con su equipo y su mensaje
Unidad y centro, porque el mensaje y el equipo se leyeron también internamente como un volantazo hacia el centro, dentro de la derecha. Reivindica el legado, pero avisa de que no es tiempo de endiosamientos y que deben aprender de los errores
Feijóo consiguió ayer silenciar todas las heridas internas que arrastra su partido desde que empezó el pulso entre José María Aznar y Mariano Rajoy, después de que este último perdiese sus primeras elecciones generales en 2004. El PP necesita unidad para aprovechar la coyuntura política y económica, y echar un freno al ascenso de Vox. Es condición imprescindible después de la hemorragia en apoyo popular que les supuso el choque de Pablo Casado con Isabel Díaz Ayuso. Y sin debate ideológico, el congreso extraordinario del PP quedó ayer convertido en un canto a esa unidad, sin voces que desafinaran en su jornada inaugural, y con todos los gestos medidos al máximo, incluso el trato concedido al presidente saliente, Casado. Deja su escaño, una decisión que terminó de tomar el jueves. Hasta el miércoles pretendía quedarse y ayudar en el ámbito de la política internacional.
Feijóo ha tomado nota de los problemas que recibe en herencia y ha optado por un encaje de piezas en el que, en fondo y en forma, lo que más le interesa es destacar la idea de la integración de todos los PP que vienen etiquetándose desde que Aznar abandonó el liderazgo de la organización. Unidad y centro, porque el mensaje y el equipo del todavía presidente de la Xunta se leyó también internamente como un volantazo hacia el centro, dentro de la derecha. La jugada tiene sus riesgos, con Vox apretando por el flanco más escorado, pero los primeros pasos de Feijóo se dirigen a señalar que el PP es el único centro que hay en España. No existe Ciudadanos. No lo es el PSOE de Sánchez ni tampoco lo era el PP de Casado, resaltan en el nuevo equipo. Los principales perfiles de Génova son centro para el partido: Feijóo, Cuca Gamarra (secretaria general) y Elías Bendodo (mano derecha del presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, y que asume el cargo de coordinador general, es decir, será quien lleve el gran peso de la estructura, mano a mano, con el nuevo jefe de la oposición).
Los ex presidentes del Gobierno formalizaron su puesta al servicio de Feijóo, y el «no hay tutelas ni tutías» actuó como mantra de un cónclave al que se intentó dar un simbolismo especial por la vía de hacer extrapolaciones, no bien contextualizadas, con el congreso de Sevilla del 90, el llamado de la refundación.
El PP no se refunda este fin de semana, pero sí hace un acto de contrición sobre sus batallas internas. Por eso, en el congreso nadie se salió del guion, contra lo acostumbrado en anteriores cónclaves en los que intervenciones, como la de Aznar, por ejemplo, o la de Ayuso, ya en la etapa de Casado, hicieron volar la agenda oficial del partido.
La hemeroteca guarda las declaraciones de Aznar bendiciendo con arrobo el liderazgo de Casado y sentenciando, igual que ahora, que el nuevo líder no tenía tampoco tutelas sobre él. Esta vez, de Sevilla, sale un partido más integrado territorialmente, pero con dos ejes referenciales, Galicia y Andalucía. El PP ya ha asistido a puestas en escena parecidas, a otros congresos de unidad, así lo fue también en su representación el que aupó a Casado al liderazgo nacional de la formación, y aquella conjura unitaria terminó con esta crisis histórica y la convocatoria del congreso extraordinario.
Ahora, hay coincidencia entre algunos de los principales dirigentes en que el camino está «más despejado» por la proximidad electoral, por el peso interno que tiene Feijóo y porque «no hay margen» para volver a escenarios de confrontación entre el liderazgo nacional y el de Madrid. O así lo creen en el PP. Ayer Ayuso hizo uno de los discursos más combativos con el Gobierno de Sánchez, en coherencia con su línea política. Ha ganado su pulso al equipo de Casado, pero el PP cree que si hay otro choque con esta dirección nacional, éste se volverá en su contra porque «la lectura que haríamos sería que el problema no era Pablo».
Feijóo hará su discurso central hoy, ya como presidente del PP. Ayer, la presentación de su candidatura fue un ejercicio de reivindicación del pasado y del legado del partido. Situó al PP en el centro-reformista, y animó a sus «cuadros» a aceptar las críticas y reconocer los errores cometidos –«hay que avanzar con los tiempos»–, pero sin dejar de estar orgullosos de la historia de la formación. «Quiero un partido vivo, en el que se debata, abierto, y unido. No he venido sólo a dirigir un partido, sino a servir a España con vuestra ayuda. No he venido a pedir el seguidismo ciego de nadie, pero sí reclamo adhesiones a un proyecto que vale la pena», proclamó.
En su discurso cruzó mensajes en clave interna y también alusiones al tablero político, sobre todo para posicionarse frente a Vox, aunque no mencionó en ningún momento a esta formación. «Somos el partido del bilingüismo cordial; un partido autonomista». «Creo en la fuerza común. Endiosados ya los hay en otros partidos. Sumando juntos podremos conseguir muchas cosas. No tengo más ambición que servir, por este orden, a mi país y a mi partido».
✕
Accede a tu cuenta para comentar