Terrorismo
Homenaje al primer niño, de los 22 que asesinó ETA
El extremeño José María Piris, de 13 años, le pegó una patada a un paquete que contenía una bomba destinada a un guardia civil
ETA asesinó, a lo largo de su siniestra historia, a 22 niños, en atentados como el de Hipercor, Zaragoza y Vic. El primero de ellos fue José María Piris, el 29 de marzo de 1980, en Azcoitia (Guipúzcoa), donde hoy se le ha rendido un homenaje. Aquél día, José María, de 13 años, volvía a su casa, cuando le estalló una bomba que ETA había colocado en los bajos de un coche de un guardia civil del que se desprendió el artefacto.
José María y dos amigos, entre ellos Fernando García López, caminaban por una calle de Azkoitia cuando vieron un paquete que les pareció curioso y que resultó ser una bomba, Le dio una patada y provocó la explosión que acabó con lsuvida y provocó graves heridas a su amigo Fernando, que hoy ha estado presente en el homenajecon “muchísima emoción”, informa Efe. Tras el atentado la familia volvió a San Vicente de Alcántara (Badajoz), de donde habían salido años antes en busca de una vida mejor.
José María, Fernando y otro amigo, Jesús María Vega, regresaban de jugar un partido de fútbo. Habían ganado el encuentro y venían contentos. En el suelo vieron un paquete y José María, que iba calzado con unas zapatillas de deporte que le había prestado su hermana, lo golpeó con un pie. La bolsa contenía una bomba que estalló. El artefacto había sido colocado por un “comando” de ETA bajo el coche de un guardia civil domiciliado en las inmediaciones. El agente puso en marcha su vehículo y el paquete que contenía la bomba cayó al suelo sin que hiciera explosión y sin que el conductor se percibiera de ello. El paquete quedó en el suelo hasta que José María Piris lo golpeó. El padre de Fernando fue de los primeros en llegar al lugar del atentado, según se cuenta en el libro “Vidas Rotas”.
José María había nacido en San Vicente de Alcántara (Badajoz). Su familia, formada entonces por el matrimonio y tres hijos, al que después se añadiría un cuarto, emigró a Guipúzcoa en 1973, cuando el padre encontró un trabajo en la empresa Forjas de Azcoitia en la que ganaba el doble de lo que conseguía con los empleos temporales en su tierra natal. Tras el asesinato de José María toda la familia abandonó Guipúzcoa y regresó a su pueblo.
El 30 de abril de 1986 fueron juzgados varios terroristas como autores del atentado. La Audiencia Nacional condenó a Francisco Fernando Martín Robles, Jon Aguirre Aguiriano y Jesús María Zabarte Arregui. Posteriormente, el 29 de noviembre de 1988, la misma sección dictó la sentencia número 78, en la que se condenaba también a José Gabriel Urizar Murgoitio.
Zabarte, “Carnicero de Mondragón” y “Garratz”, en unas declaraciones periodísticas dijo que no se acordaba del nombre de José María Piris y que, en cualquier caso, él no había colocado la bomba. El autor de 17 asesinaros dijo: “yo no he asesinado a nadie, yo he ejecutado. Matar para mí es: nos enfrentamos a hostias y éste cae y muere; ahí, yo no quería ni tenía intención. Asesinar es cuando tú buscas lucro personal. Y cuando ejecutas es cuando lejos de obtener un lucro personal, encima, vas a tener que pagar con la cárcel o con lo que sea. Por tanto, yo no he asesinado a nadie. Y un asesino en serie será algún psicópata” (El Mundo).