Perfil
Feijóo, el gallego que capea las crisis
En 1982 votó a Felipe González, fue compañero de clase de José Blanco y Fraga le aconsejó que se casara
De niño pasaba horas estudiando en la tienda de ultramarinos de su abuela. Ejerce de gallego a los cuatro vientos y vincula su decisión de presentarse a liderar a los populares porque«fallar al PP es fallar a Galicia».
Siempre se vio en él la esperanza de las siglas de un partido que fundó otro gallego: Manuel Fraga. A pesar de que es aficionado al «footing», nunca pensó en esprintar en la política y rechazó tal encomienda en 2018 consciente, según reconoció, de que en ese momento defraudó a muchos.
No le teme a las crisis, de hecho, ha destacado como buen gestor en los momentos más difíciles. Asegura que él no está en política para desentenderse de ella, ni para acomodarse o elegir lo que más le puede interesar egoístamente. Feijóo estaba en Madrid cuando decidió volver a Galicia como conselleiro, en plena crisis del Prestige. Se presentó a liderar el PP gallego cuando el partido corría el riesgo de dividirse en plena sucesión de Fraga, concurrió a presidir la Xunta justo cuando gobernaba entonces un bipartito -PSOE y BNG- y con un PP en plena reconstrucción. Entonces, se volvió a presentar cuando se hablaba de la prima de riesgo y de la inflación; optó a una tercera vez a la mayoría cuando no había ninguna en el resto de territorios y lo intentó una cuarta, cuando el PP había perdió tres elecciones nacionales y en plena pandemia. Por eso, asegura que él no lleva todo este tiempo en Galicia, enfrentándose a las situaciones difíciles «para no tomar ahora esta decisión».
En su tierra dicen que es un gallego «de todas partes». Asegura que la mejor lección que le enseñaron sus padres es la de «ser honesto».En 1982 votó a Felipe González. Dice que «era lo lógico» en un chaval de su edad al tiempo que siempre admiró la grandeza de un PP que le permitió, a pesar de no votar a Fraga cuando éste se presentó por primera vez, haber llegado a ser su vicepresidente en Galicia. «Un partido moderno es aquel que acepta entre sus máximos dirigentes a alguien que votó a otro», confesó en una entrevista en LA RAZÓN.
Fraga, que había aconsejado en su día a Mariano Rajoy que se fuera a Madrid, que aprendiera gallego y que se casara, a Feijóo solo le dio el último consejo, el de casarse, pero no le hizo mucho caso porque considera que eso del matrimonio no es algo muy “democrático”.
Su madre, Sira, en un vídeo de campaña en 2009 dijo de él: «Dicen que se casó con Galicia. ¡Vaya hombre...! Y Galicia no me da nietos». Aunque al final se lo dio. El pequeño Alberto nació el 15 de febrero de hace cinco años, fruto de su relación con Eva Cardenas.
Dice que todo lo que es se lo debe a Galicia y siempre que tuvo que elegir, eligió Galicia.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela, posee el diploma de directivos de la Xunta de Galicia y es funcionario de la Administración autonómica donde ingresó en 1985 como miembro del Cuerpo Superior de la Administración General de la Xunta. En su etapa de estudiante coincidió en clase, en el primer curso, con el exministro de Fomento del gobierno del PSOE, José Blanco.
Natural de Os Peares (Orense), aprendió que eso de la tierra de las «boinas y birretes» no era más que una estrategia basada en datos falsos. «Soy de una familia humilde, viví en una aldea muy pequeña y aprendí mucho de ello. Si no hubiera nacido donde nací, no estaría aquí».
En sus inicios hay quien le recuerda con gomina, pero se la quitó. Confiesa que lo hizo porque ya tiene menos pelo y porque así se lo asesoró una peluquera que tenía. Siempre siente «morriña» de su Galicia, cada día lo primero que ve desde su despacho es al Apostol y también lo último cuando cierra las ventanas. No es de los que acudan a las meigas, prefiere que vayan a él.
En tiempo de Xacobeo reivindica el Camino mientras él peregrina ahora por uno nuevo con la meta de que ahora, gane España.