Defensa
Los cazas españoles ya están en Bulgaria
A partir del martes, los Eurofighter vigilarán el espacio aéreo aliado en el área del Mar Negro durante mes y medio. En abril, otros seis cazas se desplegarán en Lituania
El Ejército del Aire ya está metido de lleno en las dos misiones de Policía Aérea de la OTAN en las que participará en los próximos meses como parte de su aportación a las fuerzas permanentes de la Alianza, las cuales se han adelantado por la crisis de Ucrania Dos operaciones similares que, aunque tendrá lugar en dos escenarios distintos (el Mar Negro y el Báltico), coinciden en su objetivo: disuadir a Rusia vigilando el espacio aéreo aliado cercano a la frontera durante los próximos cinco meses y medio. La primera de ellas, la de Bulgaria, ya está en marcha y hoy han partido desde la base aérea de Los Llanos los cuatro cazas Eurofighter del Ala 14 con destino a la base de Graf Ignatievo, situada en la ciudad de Plovdiv, a unos 250 kilómetros del Mar Negro.
Allí llegó la pasada semana un equipo logístico como avanzadilla para preparar el despliegue y en los próximos días se completará el contingente, formado por unos 130 efectivos (pilotos, mecánicos, armeros, sanitarios...). Los aviones de combate han aterrizado pasado el mediodía de hoy tras unas cuatro horas de viaje, durante las cuales han repostado en vuelo gracias a un A-400M que les ha acompañado.
La misión del bautizado como Destacamento “Strela” empezará oficialmente el próximo martes día 15, cuando está previsto que queden bajo control operativo de la OTAN. A partir de entonces, además de maniobras programadas con otros ejércitos aliados, los cazas españoles estarán en alerta por si han de despegar para identificar aeronaves sospechosas. Una labor que, además de en el Báltico, los militares españoles también han desempeñado en esta tensa zona, en la que se estrenaron en 2021 con un contingente en Constanza (Rumanía) como parte de la Policía Aérea Reforzada (eAP, por sus sigles en inglés).
En ambas áreas es normal que las aeronaves rusas sobrevuelen aguas internacionales sin plan de vuelo, con los transpondedores apagados y sin contacto con el control de tráfico aéreo, por lo que en los radares de la Alianza (situados en Madrid para el flanco sur y en Alemania para el norte) aparecen como una posible amenaza. Eso sí, en el Báltico suele tratarse de movimientos de aviones rusos desde San Petersburgo a Kaliningrado, mientras que en el Mar Negro, la mayoría de las ocasiones son maniobras.
“Scramble”
En ese momento, en los hangares suena la alarma y en menos de 15 minutos los aviones de combate despegan para interceptar e identificar a la aeronave, acompañándola y haciéndola ver que no puede invadir espacio aéreo aliado. Unos encuentros que son cada vez más habituales y que salvo muy contadas ocasiones se resuelven sin ningún tipo de incidentes. Tal y como apuntó la ministra de Defensa, Margarita Robles, esta misma semana, su misión “en ningún caso tiene carácter ofensivo, simplemente de patrullaje, seguridad y estabilidad”. Pero, por si acaso, los cuatro cazas van armados con el nuevo misil «Meteor» que estrena el Ejército del Aire.
El pasado año, por ejemplo, en los casi dos meses que se desplegaron en Rumanía realizaron alrededor de 15 salidas de este tipo ante alertas reales (conocidas en el argot militar como «Alfa scramble»). Allí, en Bulgaria, estarán hasta el 31 de marzo, cuando concluirá este despliegue.
Pero aunque su misión en el Mar Negro concluya, los aviones del Ejército del Aire seguirán vigilando el espacio aéreo aliado cercano a la frontera rusa, aunque a 1.500 kilómetros más al norte, en Siauliai (Lituania). Será, como confirmó Robles, un día después, a partir del 1 de abril, cuando otros seis cazas españoles y 130 efectivos se desplegarán en Siauliai (Lituania) en la que será su novena participación en la Policía Aérea del Báltico (BAP). Se estrenaron en 2006 con cazas F-1 «Mirage» y no volvieron hasta 2015, y a partir de entonces contribuyen todos los años a dar seguridad a las repúblicas bálticas. El año pasado, los Eurofighter del Ala 14 lideraron esta operación desde la misma base lituana y el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pudo vivir en persona una alerta real que obligó a suspender su rueda de prensa. En Lituania esta previsto que el despliegue se prolongue, como es habitual, unos cuatro meses, hasta el 31 de julio.
Otras aportaciones
Estas dos misiones permanentes de la OTAN son habituales y están programadas con mucha antelación, aunque la crisis de Ucrania las ha puesto de relieve. Ocurre como con el resto de aportaciones recientes de España a las fuerzas aliadas en medio de este tenso clima que se vive en la zona, concretamente las agrupaciones navales, a las que nuestro país aporta tres buques.
En concreto, el Buque de Acción Marítima (BAM) «Meteoro» liderará la Agrupación de Medidas Contraminas nº2 (SNMCMG-2) con el capitán de navío Javier Núñez de Prado al frente. En este mismo grupo también está alistado el cazaminas «Sella». Ambos barcos, junto con la fragata italiana «Viareggio», realizarán maniobras y patrullas en el área del Mediterráneo oriental y el Mar Negro.
La misma zona por la que navegará la fragata «Blas de Lezo», una de las más modernas de la Armada y que desplegó hace unas semanas en la Agrupación Naval Permanente nº2 (SNMG-2), donde está acompañado de un buque turco y una fragata italiana, país que ostenta el mando de esta fuerza.
La última aportación de nuestro país también viene de lejos, concretamente desde 2017: los 350 efectivos y carros de combate que forman parte, en Adazi (Letonia), de la Presencia Avanzada Reforzada (eFP) de la OTAN.
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